Por las autoridades israelís

Las demoliciones de inmuebles palestinos aumentan la tensión en Jerusalén Este

Decenas de manifestantes han denunciado la forma discriminatoria de aplicar el cumplimiento de los permisos de construcción en la ciudad santa

La policía israelí ha respondido con gases lacrimógenos y golpes de porra en otra ofensiva colonial de Israel para judaizar la disputada Jerusalén

Una niña pasa por delante de una casa ocupada por israelís en el barrio de Sheik Jarrah.

Una niña pasa por delante de una casa ocupada por israelís en el barrio de Sheik Jarrah. / AFP

Andrea López-Tomàs

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La tensión nunca abandona a Jerusalén. La parte oriental de la ciudad santa sigue siendo víctima de la judaización israelí. Esta vez se trata del barrio de Silwan, a los pies de la mezquita Al Aqsa, donde las excavadoras israelís han arrasado con una carnicería por no cumplir con los permisos de construcción. Decenas de manifestantes palestinos han intentado detener la maquinaria como denuncia a que el cumplimiento de los permisos se aplica de forma discriminatoria contra la ciudadanía no judía de la disputada urbe. La policía israelí ha respondido con gases lacrimógenos y porras. 

Esta carnicería es una de los 100 inmuebles que Israel quiere demoler, donde habitan unos 725 palestinos, en el vecindario de Al Bustan en el barrio de Silwan. Allí las autoridades israelís quieren construir un jardín con temática religiosa. Los vínculos bíblicos de Silwan lo hacen “un sitio histórico importante”, justifica Arieh King, el vicealcalde de Jerusalén. El municipio pidió a Harbi Rajabi, el dueño del negocio, que demoliera la tienda él mismo si no quería pagar el costo de los vehículos policiales y la excavadora que ascendían a más de 6.000 dólares. Rajabi se negó con dignidad. 

Al menos 13 palestinos resultaron heridos en los enfrentamientos entre los manifestantes y la policía de este martes. Cuatro personas fueron arrestadas por alteración del orden público. Pese a la campaña para salvar Silwan, esta primera batalla la han perdido. La fuerza de un movimiento popular que lleva meses defendiendo el barrio de Sheikh Jarrah no pudo con la maquinaria colonial que pretende acondicionar la ciudad santa a los judíos. Desde los altavoces de las mezquitas se pedía a los residentes que resistieran. 

Peticiones denegadas

Según la ley israelí, si los judíos pueden probar que sus familias vivían en Jerusalén Este antes de la creación del Estado en 1948, pueden solicitar la “devolución” de sus propiedades. Aunque en esos hogares hayan vivido familias palestinas durante décadas. A la vez, los palestinos no pueden reclamar propiedades de sus antepasados que ahora se encuentran en territorio soberano israelí. La ciudadanía de Silwan denuncia que todas sus peticiones para construir son denegadas. 

Desde Gaza, tanto Hamás como la Yihad Islámica han recordado que fue precisamente la violencia israelí en Jerusalén oriental el hecho que prendió la mecha del conflicto del pasado mayo. “La continuación de este racismo extremista, creando crisis repetidas para nuestro pueblo, creará 'tormentas explosivas'”, afirmó el portavoz de Hamás, Fawzi Barhum.

"Apartheid"

“Este no es un conflicto entre iguales que pueda resolverse mediante negociaciones bilaterales ni con las herramientas tradicionales de resolución de conflictos”, ha denunciado Ban Ki-Moon, quién fue secretario general de la ONU. La ocupación indefinida “le da los regímenes legales duales impuestos en los territorios palestinos por Israel, junto con los actos inhumanos y abusivos que se llevan a cabo contra los palestinos, un nuevo significado, lo que resulta en una situación que podría decirse que constituye el apartheid”, ha escrito en el Financial Times.

A su vez, su sucesor Antonio Guterres ha instado a las autoridades israelís a poner fin a las demoliciones, “de acuerdo con las obligaciones de Israel en virtud del derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos”, ha dicho su portavoz Stephane Dujarric. También desde la Autoridad Palestina han reiterado su llamamiento a la comunidad internacional para que detenga el desplazamiento de centenares de palestinos en favor de los judíos.