Violencia entre la comunidad

Cuatro asesinatos reavivan el debate sobre el abandono de los palestinos de Israel

El 21% de la población del Estado hebreo sufre discriminación y el deterioro de su estatus político durante las últimas décadas

"Solo era cuestión de tiempo que la legitimación de las discriminaciones étnicas en las instituciones terminará con violencia en las calles", apunta la analista política Dahlia Scheindlin

Un palestino discute con un agente israelí este sábado durante una protesta en Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este.

Un palestino discute con un agente israelí este sábado durante una protesta en Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este. / EFE

Andrea López-Tomàs

Andrea López-Tomàs

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Los palestinos de Israel vuelven al foco mediático. Hace un mes, sus conciudadanos judíos gritaban ‘muerte a los árabes’ entre vehículos calcinados frente a sus hogares en las ciudades mixtas del Estado hebreo. Este fin de semana los asesinatos de cuatro miembros de esta comunidad, el 21% de población de Israel, han reavivado el debate sobre la criminalidad y el abandono institucional hacia este grupo poblacional. “Nos organizamos para ayudar a nuestra gente como reemplazo de las instituciones que nos han fallado”, explica Ashraf Ghandour, de la multicultural Haifa.

Hace un mes, Lod se convirtió en el epicentro de la violencia entre palestinos y judíos. Esta ciudad también ha sido el escenario del asesinato de Jamil Azberga tras el asalto de diversos atacantes al camión que conducía. Su padre, Salaman Azberga, había sido asesinado a tiros en el mismo municipio el pasado diciembre. En Eilabun, en la región de Galilea, un matrimonio, Yousef y Nawal Jerushi, y su hija Rayan han muerto tiroteados este sábado. Sólo hacía un mes que se habían mudado al norte por temor a sufrir represalias en una disputa criminal de familiares lejanos. 

Desde principios del 2021, 48 palestinos han sido asesinados en Israel en incidentes relacionados con el crimen y la violencia. En el 2020, fueron 113. El primer ministro de Israel, Naftali Bennett, ha anunciado su intención de crear un plan nacional para acabar con la alta criminalidad entre esta comunidad. “La violencia en el sector árabe es un golpe de Estado que se ha descuidado durante muchos años, tenemos la responsabilidad de luchar contra ello”, ha dicho. 

"No nos llaméis árabes israelís"

Este descuido sistemático llevó a una explosión de rabia el pasado 10 de mayo. Cuando el gobierno empezó a bombardear la Franja de Gaza, las ciudades mixtas de Israel desempolvaron rencores que los ciudadanos judíos ignoraban que existían. Durante días hubo enfrentamientos que acabaron con la muerte de dos ciudadanos judíos. Este episodio desató una crisis identitaria y puso en tensión a un país que lleva más de siete décadas ignorando a sus conciudadanos palestinos.

“No nos llaméis árabes israelís”, exige el joven activista de la norteña Haifa. Son dos millones de personas. “También se les llama israelís del 48 porque son los palestinos que se quedaron en estas ciudades tras la destrucción de su comunidad que supuso la guerra que culminó con la creación del Estado de Israel”, explica la analista política Dahlia Scheindlin a EL PERIÓDICO. Más de 750.000 palestinos, la mitad de la población de entonces, fue expulsada de sus hogares para acabar en campos de refugiados. Estos fueron los que se quedaron.

Pero tener la nacionalidad no ha sido sinónimo de integración. El deterioro del estatus político de los palestinos en Israel lleva décadas aumentando sobre una base de discriminación y desigualdad. "Institucionalmente son ciudadanos de segunda ya que al no servir en el Ejército sufren la falta de recursos y planificación", analiza Scheindlin. "Son invisibles para aquellos que hacen las leyes en Israel y eso ha impactado en su estatus socioeconómico", denuncia la analista. 

De 2012 a 2014, el 97% de las órdenes de demolición de viviendas se realizaron en ciudades árabes de Israel. Por eso, ante la "herida colectiva" que significaba el desalojo del barrio de Sheikh Jarrah en Jerusalén Este, este grupo poblacional se volcó como nunca en la protesta. "El hecho de ser expulsado de tu casa o de tener tu hogar bajo amenaza simboliza la Nakba para ellos", aclara Scheindlin en referencia a la catástrofe que forzó a sus familiares a huir en el 1948.

"Herida colectiva

Una creciente discriminación ha acercado a estos israelís a su identidad palestina y a volcarse en la causa. La alta criminalidad que impera en sus ciudades y la desatención del gobierno israelí han sido la gota que ha colmado el vaso. Además, el discurso político más violento y racista de los últimos años ha allanado el terreno para las impunes proclamas de ‘muerte a los árabes’ que cada vez se repiten más. “El propio sistema político derechista los ha demonizado presentándolos como el enemigo interno de Israel”, apunta Scheindlin. 

Hasta el propio Netanyahu, en el poder durante 15 años, dijo que los palestinos de Israel buscan “aniquilarnos a todos” calificándolos de “amenaza existencial”. “Su gobierno aprobó grandes inversiones de dinero en municipios árabes que ha traído progreso socioeconómico pero eso no compensa décadas de discriminación”, señala Scheindlin. En 2018, la ley de "estado nacional" elevó a los judíos a un estatus superior en Israel tras un conjunto de legislaciones que atacan los derechos de los palestinos.

"Solo era cuestión de tiempo que la legitimación de las discriminaciones étnicas en las instituciones terminará con violencia en las calles", añade la analista política. Ahora todas las miradas apuntan a Mansur Abbas, el líder islamista de Raam que se ha erigido como el primer partido palestino de Israel en integrar un Ejecutivo. Han hecho falta 73 años para que la voz de los palestinos, del 21% de la población de Israel, tuviera su lugar en las instituciones. 

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