La UE y la OEA avalan el proceso electoral peruano y abren la puerta para la proclamación de Castillo

• Los pronunciamientos, conocidos casi al mismo tiempo, cierran la puerta a la ofensiva de Keiko Fujimori para impedir su derrota electoral

• El pasado martes, Estados Unidos se había manifestado en un tono similar al de la UE

Peruanos ejerciendo su derecho a voto en las elecciones de 6 de junio de 2021.

Peruanos ejerciendo su derecho a voto en las elecciones de 6 de junio de 2021. / ONPE

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La Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) ratificaron la legalidad de la segunda vuelta electoral en Perú que le otorga la presidencia a Pedro Castillo, por 48.000 votos de distancia de Keiko Fujimori. Los pronunciamientos, conocidos casi al mismo tiempo, echan por tierra los últimos esfuerzos de la hija del autócrata encarcelado para evitar la proclamación del maestro rural de izquierdas. De acuerdo con la UE, la contienda del pasado 6 de junio ha sido un proceso "libre y democrático". El texto de la embajada europea en Lima, publicado en las redes sociales, rechaza, sin hacer alusiones, las denuncias de fraude presentadas por la candidata derechista y ya descartadas por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Castillo no se privó de subir a su cuenta de Twitter el mensaje que tuvo un inmediato impacto interno. "Confiamos en las autoridades electorales para la solución de los litigios pendientes dentro de los cauces legales establecidos", señaló en referencia a los recursos presentados por Fujimori para anular unos 200.000 votos.

Por su parte, la Misión de Observación de la OEA desechó cualquier tipo de ilegalidad durante la segunda vuelta, al tiempo que "saludó" que el sistema electoral peruano "cuente con las garantías del debido proceso". La misión, añadió la OEA, "ha observado, hasta el momento, que la actuación de los órganos jurisdiccionales se ha apegado a la normativa vigente”.

Lourdes Flores, una histórica dirigente de la derecha peruana, le había reclamado al presidente interino, Francisco Sagasti, que pidiera a la OEA una auditoría como la que realizó durante las elecciones bolivianas de 2019. Flores fue una acérrima adversaria de Alberto Fujimori. Depuso sus viejos enconos, al igual que Mario Vargas Llosa, en aras de una causa superior: impedir la llegada de Castillo al Palacio Pizarro.

No fueron estas las únicas malas noticias recibidas por el fujimorismo durante las últimas horas. El Departamento norteamericano había asegurado el martes que las elecciones peruanas han sido "un modelo de democracia en la región". Según Washington, los comicios fueron "libres, justos, accesibles y pacíficos, incluso en el contexto de los inmensos retos que plantea la pandemia de covid-19".

Temor a un nuevo empantanamiento

Los mensajes de la UE y la OE tuvieron especial resonancia después de un incidente que hizo temer un nuevo empantanamiento en el camino hacia la proclamación del ganador de la contienda. Luis Arce, uno de los integrantes del pleno JNE, había comunicado el miércoles su dimisión después de que el organismo rechazara solicitudes de nulidad de actas electorales presentadas por Fuerza Popular. El paso en falso dado por el juez electoral llamó la atención a algunos analistas.

"La misión reitera la importancia de que todos los actores políticos y la ciudadanía se conduzcan con responsabilidad y serenidad, eviten la difusión de noticias falsas y estén a la altura del momento que vive el país", sostuvo la OEA, al conocerse la renuncia de Arce, quien finalmente fue suspendido en su cargo. El fiscal supremo Víctor Rodríguez Monteza fue designado en su reemplazo.

El nuevo presidente peruano debe asumir formalmente el 28 de julio. Deberá gobernar con un Congreso adverso y especialista en promover la vacancia de los jefes de Estado, como ocurrió en 2018 con el economista Pedro Pablo Kuczynski y, el año pasado, con quien lo había sustituido, Martín Vizcarra. En ambos casos se invocaron actos de corrupción. El fujimorismo no fue ajeno a esas ofensivas legislativas.