Represión policial

La muerte de un crítico palestino aviva el descontento popular contra Abás

Nizar Banat, activista crítico con la Autoridad Nacional Palestina, ha muerto mientras se encontraba bajo custodia policial

Sin apoyo popular, el presidente Mahmud Abás es señalado por la deriva autocrática y la corrupción de su Gobierno

Cisjordania Nizar banat

Cisjordania Nizar banat

Andrea López-Tomàs

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El eco de centenares de voces llena cada rincón de la ocupada Hebrón. “Tu sangre no será en vano”, cantan mientras algunos hombres cargan con un cuerpo envuelto en una bandera palestina. La muerte bajo custodia policial de Nizar Banat, un activista crítico con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), ha encendido la mecha de la rabia en Cisjordania. Sin apoyo popular, el presidente palestino, Mahmud Abás, es señalado por la deriva autocrática de su Gobierno, como también lo hizo Banat, cuya voz ya es inaudible. 

Durante la madrugada del jueves, una veintena de agentes de la mujabarat o la inteligencia palestina irrumpieron en su domicilio de Hebrón. Tras entrar por la fuerza haciendo uso de barras de hierro, usaron las mismas para golpear a Banat y romper puertas y ventanas, según confirmaron sus familiares a Reuters. Cuando se le trasladaba a un centro de detención, su “estado de salud se deterioró”, afirmó el gobernador de la ciudad, Yibrin al Bakri. Horas después, su cadáver yacía en el hospital. 

Según la Comisión Independiente de Derechos Humanos de la ANP, sus heridas indican “una situación de muerte no natural”. Desde Ramala, el primer ministro. Mohamed Shtayyeh. ha anunciado la constitución de una comisión de investigación para aclarar su muerte. Pero en las calles ya han sacado sus propias conclusiones. “Abás, no eres uno de nosotros, toma tus perros y vete”, gritaron este jueves cientos de manifestantes frente a la Muqata, el complejo de edificios gubernamentales. 

Colaboración con Israel

“¡El pueblo no tiene miedo!”, corearon jóvenes y mayores con imágenes del crítico fallecido. Las fuerzas de seguridad palestinas respondieron con el lanzamiento de gases lacrimógenos y golpes de porras de madera. Algunos manifestantes desarmados pidieron a los policías que abandonaran su alianza con Israel asegurándoles su protección si lo hacían. Precisamente, la vivienda de Banat se encuentra en una parte de la ocupada Hebrón controlada por el ejército israelí, hecho significativo de la estrecha colaboración entre la ANP e Israel. 

Como afiliado al partido Fatah, Banat se había presentado en una lista independiente para las elecciones legislativas que se tenían que celebrar en mayo. Pero Abás las aplazó sin especificar la nueva fecha. “Quiere castigar a Israel privando al pueblo palestino de elecciones”, criticó Banat en uno de sus vídeos, “¿qué tipo de estupidez es esta?”. Ante sus 100.000 seguidores en Facebook, el disidente reprochó la corrupción del Gobierno palestino, su deriva autoritaria y otros hechos como la expansión colonial o el acuerdo para el intercambio de vacunas a punto de expirar con Israel.

Precisamente en su último vídeo, publicado unas horas antes de morir, habló sobre otro de los frentes en el que se ven forzados a luchar los palestinos. Desde hace varias noches, decenas de jóvenes con antorchas buscan detener la construcción de un nuevo asentamiento judío en la norteña Beita. Más de 440.000 colonos israelís viven de forma ilegal en los asentamientos de la Cisjordania ocupada donde habitan tres millones de palestinos. “El avance de toda la actividad de asentamientos debe cesar de inmediato”, ha dicho Tor Wennesland, el coordinador especial de la ONU para el proceso de paz. 

"¡Todos somos Banat!"

Tras el mayo más violento de los últimos años, cuatro palestinos fueron asesinados a tiros por las tropas israelís mientras defendían sus tierras para evitar la construcción de más colonias. La sociedad palestina sufre en su propia piel la violencia de la ocupación israelí y la represión de sus gobernantes. El pasado lunes el activista Issa Amro, el líder de un movimiento contra la ocupación desde la no violencia, fue detenido también en Hebrón. Sus acusaciones de corrupción al Gobierno de Abás motivaron una convocatoria para declarar a la que no asistió. Al día siguiente, el activista de 40 años fue liberado pero tiene que comparecer en un tribunal.

“Siempre hay períodos en los que la violencia estructural institucionalizada y la discriminación contra los palestinos se vuelven severas, pero esto es lo peor que ha ocurrido en mucho tiempo”, ha dicho Saleh Hijazi, el director regional de Amnistía Internacional. “Hay un total desprecio por la vida civil”, ha añadido. La muerte de Banat parece un aviso para voces disidentes como la suya. Tras implorar la caída del régimen, en las calles le recuerdan a Abás que no podrán ser silenciadas. “¡Todos somos Banat!”, corean.