Estados Unidos

Los agentes saudíes que mataron a Khashoggi habían recibido entrenamiento paramilitar en EEUU

El adiestramiento, aprobado por el Departamento de Estado y revelado por 'The New York Times', pone énfasis en los peligros de las alianzas militares con gobiernos represivos

El príncipe saudí Mohammed bin Salman.

El príncipe saudí Mohammed bin Salman. / Archivo

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Cuatro agentes saudíes que participaron en 2018 en el asesinato del periodista de 'The Washington Post' Jamal Khashoggi habían recibido entrenamiento paramilitar en Estados Unidos el año anterior. El contrato, según documentos e individuos familiares con el acuerdo a los que ha tenido acceso 'The New York Times', había sido aprobado por el Departamento de Estado.

La instrucción de la unidad secreta responsable de la muerte de Khashoggi tuvo lugar mientras se daba inicio a una extensa campaña de secuestros, arrestos y torturas de ciudadanos saudíes ordenadas por el príncipe Mohammed bin Salman, gobernador de facto de Arabia Saudí, para destruir la disidencia dentro del reino. El adiestramiento fue proporcionado por la compañía de seguridad Tier 1 Group, con sede en Arkansas, cuya propietaria es la firma de capital privado Cerberus Capital Management. La compañía asegura que el entrenamiento -incluyendo "disparos seguros" y "respuesta a ataques"- tenía una naturaleza defensiva y estaba diseñada para proteger más eficazmente a los líderes saudíes. Una persona familiarizada con la instrucción afirmó que también se les entrenó en vigilancia y combates cerrados.

No hay pruebas de que los oficiales estadounidenses que aprobaron el adiestramiento o los ejecutivos de Tier 1 Group supieran que los saudíes estaban involucrados en la campaña en Arabia Saudí. No obstante, el hecho de que el gobierno aprobara un entrenamiento militar de alto nivel para agentes que llevaron a cabo tan espeluznante asesinato muestra la intensidad con la que Estados Unidos se ha involucrado con una nación autocrática, e incluso sus operativos cometen horrendos abusos a los derechos humanos. También subraya los peligros de las alianzas militares con gobiernos represivos, y demuestra la escasa vigilancia que se hace sobre estas fuerzas tras su regreso a casa.

Es probable que este tipo de asuntos se repita, ya que los contratistas militares privados de EEUU cada vez se dirigen más a clientes extranjeros para diversificar su negocio debido al progresivo repliegue de fuerzas destinadas al exterior tras dos décadas de guerra.

El Departamento de Estado otorgó inicialmente una licencia para el entrenamiento paramilitar de la Guardia Real saudí a Tier 1 Group, que comenzó en 2014 durante la administración Obama. El adiestramiento continuó durante al menos el primer año del expresidente Donald J. Trump.

Louis Bremer, ejecutivo séniro de Cerberus, la compañía madre de Tier 1 Group, confirmó el rol de la firma en el entrenamiento en el último año en sus respuestas a las preguntas de los legisladores como parte de su candidatura a un trabajo de alto nivel en el Pentágono durante la administración Trump. No hay rastro de que el documento se enviara al Congreso antes de que se retirara la candidatura de Bremer. Los legisladores nunca recibieron las respuestas. En el documento, que Bremer entregó al The New York Times, afirmaba que cuatro miembros del equipo que asesinó a Khashoggi habían recibido entrenamiento de Tier 1 Group en 2017, que dos de ellos habían formado parte de una edición anterior del mismo, desde octubre de 2014 a enero de 2015. "El adistramiento proporcionado no tiene relación con sus actos posteriores", afirmó Bremer en su defensa. Agregó que una revisión de Tier 1 Group en marzo de 2019 "no descubrió ningún comportamiento inapropiado de la compañía y confirmó que el curriculum establecido para el entrenamiento no tuvo ninguna relación con el asesinato de Jamal Khashoggi".

Bremer aseguró que el Departamento de Estado, "en colaboración con otros departamentos y agencias estadounidenses", tenía la responsabilidad de examinar a las fuerzas extranjeras entrenadas en suelo de EEUU. En una declaración, Bremer afirmó que el entrenamiento era "de naturaleza defensiva" y que la compañía no llevó a cabo más instrucción con los saudíes a partir de diciembre de 2017. "Los directivos de T1G, el comité ejecutivo y yo mismo estamos firmemente del lado del gobierno de Estados Unidos, el pueblo americano y la comunidad internacional a la hora de condenar el horrendo asesinato de Jamal Khashoggi", aseguró.

Una columna en 2019 de David Ignatius, de The Washington Post, fue la primera en informar de que miembros del equipo que mató a Khashoggi había recibido entrenamiento en EEUU. Escribió que la CIA había "alertado a otras agencias gubernamentales" de que cierto entrenamiento de operaciones especiales podría haber sido llevado a cabo por Tier 1 Group bajo licencia del Departamento de Estado.

El tema fue clave en la audiencia de confirmación en el contencioso de Louis Bremer y las preguntas escritas de los senadores, que le interrogaban sobre qué rol, si había habido alguno, tuvo Tier 1 Group en el entrenamiento de los saudíes que participaron en la operación Khashoggi. Un portavoz del Departamento de Estado rechazó confirmar si se habían proporcionado licencias a Tier 1 Group para el adiestramiento saudí. "Esta administración insiste en el uso responsable del equipo de defensa y el entrenamiento con origen en EEUU por parte de nuestros aliados y compañeros, y tiene en cuenta respuestas apropiadas si hay alguna violación", aseguró el portavoz, Ned Price. "Arabia Saudí se enfrenta a importantes amenazas en su territorio, y estamos comprometidos en proporcionar ayuda a Riyadh para que fortalezcan sus defensas.

El portavoz de la embajada saudí en Washington rechazó hacer declaraciones.

Trump sopesó colocar al director de Cerberus, Stephen A. Feinberg, en un destacado puesto de inteligencia el pasado año, pero nunca llegaron a reunirse. Mientras la administración Trump había encargado a Feinberg que liderara el Consejo de Inteligencia del Presidente en 2018, hubo dudas sobre potenciales conflictos de intereses. Cerberus había sido anteriormente dueño del contratista militar DynCrop, que entre otras cosas proporciona consejos de inteligencia a Estados Unidos, entre otros clientes.

No está probado que los miembros del equipo que mató a Khashoggi formaran parte del entrenamiento de Tier 1 Group. Siete componentes del equipo pertenecían a una unidad de élite encargada de proteger al príncipe Mohammed, según un informe de inteligencia estadounidense sobre el asesinato desclasificado en febrero. El rol de los agentes de la llamada Fuerza de Intervención Rápida en el asesinato ayudó a reforzar el argumento de la inteligencia de EEUU de que el príncipe Mohammed aprobó la operación. "Los miembros de la R.I.F. no habrían participado" en el crimen sin su consentimiento, según el informe. El grupo "existe para proteger al príncipe de la corona" y "solo responde ante él", aseguraba el documento.

Los miembros de grupo estuvieron involucrados en al menos una docena de operaciones que comenzaron en 2017, de acuerdo a oficiales que tuvieron acceso a los informes clasificados de inteligencia sobre la campaña.

Jamal Khashoggi, columnista de The Post, fue asesinado en el consulado saudí de Estambul en octubre de 2018 y su cuerpo fue desmembrado usando una sierra de huesos. El crimen concertó una amplia condena contra el príncipe Mohammed, que ha negado públicamente cualquier conocimiento sobre la operación. Ocho acusados fueron sentenciados a hasta dos décadas de prisión el año pasado, pero los defensores de los derechos humanos criticaron que los castigos se centraran en agentes de campo mientras se perdonaba a los líderes.

La CIA concluyó que el príncipe había dirigido la operación, pero Trump dijo que las pruebas no eran concluyentes y que la relación económica y diplomática de EEUU con el reino tenía prioridad. Después de que el presidente Biden desalojara a los republicanos de la Casa Blanca y debatiera el asunto con sus consejeros antes de desclasificar los informes de inteligencia, su administración anunció sanciones contra los saudíes relacionados con el asesinato, incluyendo miembros de la unidad de élite que protege al príncipe Mohammed, pero eligió no castigar directamente al regente saudí.

La anterior edición del adiestramiento, que tuvo lugar durante la administración Obama, tuvo lugar antes de que el príncipe Mohammed consolidara su poder en el reino. Su antecesor en el puesto, Mohammed bin Nayef, fue un estrecho aliado de los Estados Unidos, especialmente de John O. Brennan, que sirvió como director de la CIA bajo la presidencia de Barack Obama.

El príncipe bin Nayef fue el jefe del antiterrorismo saudí y colaboró activamente con la administración Obama para desmantelar Al Qaeda en la Península Arábica. En 2017, el príncipe bin Salman apartó a bin Nayef del poder y ejecutó una agresiva campaña para destruir el poder de sus rivales, incluyendo un episodio en el que metió en prisión a miembros de la realeza saudí y a hombres de negocios en el Ritz-Carlton de Riyadh.

La administración Trump lo consideró un valioso aliado en el Medio Oriente, especialmente como parte de la estrategia para aislar a Irán, y el príncipe bin Salman desarrolló una cercana relación con Jared Kushner, el yerno del presidente, que ejerció de consejero del republicano. Hijo del rey Salman, es el próximo heredero al trono saudí.

El príncipe bin Nayef permanece en arresto domiciliario en el reino.

La página web de Tier 1 Group muestra numerosas unidades estadounidenses de operaciones especiales e inteligencia como clientes, así como "unidades especiales que no requieren reconocimiento". También menciona que entrena a "equipos de operaciones especiales OGA", seudónimo de las unidades paramilitares de la CIA, así como "fuerzas internacionales aliadas".

Debido a las leyes federales que restringen la venta a extranjeros de armas y experiencia militar estadounidense Tier 1 Group tuvo que solicitar licencias para adiestrar a los operativos foráneos. Estas solicitudes fueron revisadas por oficiales del Departamento de Estado -quienes procesan decenas de miles de licencias anualmente- y posteriormente aprobadas. Esta aprobación permitiría a los miembros de la Guardia Real saudí entrar en Estados Unidos con visas gestionadas por la embajada americana en Riyadh. El proceso es similar al seguido por el segundo teniente Mohammed Alshamrani, un oficial de las Fuerzas Aéreas de Arabia Saudí que abrió fuego en 2019 en una estación aérea naval en Pensacola mientras recibía entrenamiento militar. El ataque mató a tres personas e hirió a ocho.

Tier 1 Group fue fundado para entrenar a personal militar estadounidense, tomando ventaja del presupuesto ampliado del Pentágono para adiestramiento militar en habilidades básicas para combatir a insurgentes, de acuerdo a antiguos oficiales de EEUU familiarizados con sus operaciones. Uno de los fundadores de la firma, Steve Reichert, un antiguo marine, trabajaba como instructor para un contratista de seguridad conocido como Blackwater cuando conoció a Feinberg. Con el apoyo de este, Reichert creó Tier 1 Group, de acuerdo con su relato de 2020 sobre la fundación de la firma así como con oficiales de inteligencia. Sin embargo, cuando el presupuesto de entrenamiento militar empezó a disminuir, la compañía, al igual que otras firmas privadas de seguridad, empezó a buscar nuevos clientes. A partir de 2014 empezó a entrenar a unidades militares extranjeras, incluyendo saudíes.

Las decisiones sobre proporcionar licencias a compañías americanas para entrenar a foráneos se toman usualmente después de recibir la opinión de numerosas agencias gubernamentales, afirmó R. Clarke Cooper, asistente del secretario de estado para asuntos político-militares durante la administración Trump. Las agencias de inteligencia y el Pentágono también jugaba un rol, afirmó. "Esas cosas no salen del aire", explicó. Cooper dijo que no podía recordar ninguna discusión sobre el entrenamiento de saudíes por parte de Tier 1 Group, incluso después del asesinato de Khashoggi. Aseguró que hubo intensas discusiones en el seno de la administración Trump sobre cómo responder al crimen después de que el gobierno concluyera que lo más probable era que el príncipe Mohammed lo hubiera aprobado. Al final, dijo, los oficiales administrativos no quisieron estropear las relaciones de EEUU con el reino -y la estrategia de aislar Irán- tomando una postura muy directa tras la muerte de Khashoggi. "Ningún gobierno está dispuesto a sacudir una relación bilateral significativa por este asesinato, sin importar lo horrible que fuera", afirmó.