Comicios clave

El primer ministro de Armenia salva la cabeza en las primeras elecciones tras la guerra del Karabaj

El pequeño país caucásico celebró el domingo comicios anticipados para superar la crisis política en la que le sumió la derrota militar contra Azerbaiyán 

El primer ministro armenio, Nikol Pashinyán, ha sobrevivido un intento de asesinato y un golpe blando militar desde la firma del armisticio

El partido de Pashinián gana los comicios en Armenia entre el rechazo de su rival

El partido de Pashinián gana los comicios en Armenia entre el rechazo de su rival. En la imagen, recuento de votos en la noche electoral en Yerevan. /

Adrià Rocha Cutiller

Adrià Rocha Cutiller

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Las elecciones de este domingo en Armenia eran de vida o muerte para el primer ministro del pequeño país caucásico, Nikol Pashinyán, que llegó al poder hace dos años con una revolución democrática y que, poco después, el pasado otoño, vio como su país entraba en una guerra que resultó ser fatal para él y para su país. 

Después de seis semanas de batalla, Pashinyán se vio obligado a firmar la rendición ante el país enemigo, Azerbaiyán, que fue vista por sus rivales políticos como un acuerdo humillante. En los días y semanas siguientes, con el caos de la derrota desatado en Armenia, Pashinyán fue víctima de un intento de asesinato y un golpe blando de altos cargos militares que probaron, a través de declaraciones, dimisiones y comunicados, echarlo del cargo de primer ministro. 

Pashinyán, sin embargo, sobrevivió, y convocó unas elecciones anticipadas para intentar salir del atolladero. Se esperaban complicadas para el primer ministro, y no lo han sido. Finalmente, Pashinyán ha conseguido salvar su cabeza: ha ganado las elecciones de este domingo con un margen amplísimo, mucho más del esperado. El primer ministro armenio ha cosechado el 54% de los votos, según los resultados oficiales publicados este lunes por la mañana.

Pierde el adalid de la corrupción

Su perseguidor más cercano, el que muchas encuestas preelectorales situaban incluso por delante de Pashinyán, ha conseguido tan solo el 21% de los votos. Se trata de la formación de Robert Kocharyán, presidente de Armenia de 1998 a 2008, líder autoritario y máximo exponente del sistema anterior del país caucásico, con una corrupción económica y política rampante

La revuelta contra este sistema hace dos años fue precisamente lo que llevó a Pashinyán, por aquel entonces el líder de un partido menor, a la oficina del primer ministro. “Pashinyán no es el líder más querido, pero sí que es el menos problemático. En la oposición tenemos a tres anteriores presidentes, que representan los anteriores gobiernos corruptos y autoritarios y que en estos comicios luchan entre ellos y en contra del Gobierno”, asegura Richard Giragosian, director del Centro de Estudios Regionales, un think tank de Ereván, que añade: “Por supuesto que hay odio y recelo contra Pashinyán, pero es que hay mucha más gente que no quiere volver al régimen del pasado. Es como en España donde, salvando las distancias, los políticos pueden decepcionar, pero la mayoría no quiere que Franco vuelva. Es lo mismo: Pashinyán es el mal menor”, asegura Giragosian.

Un proceso electoral limpio

El amplio margen con el que ha ganado el actual primer ministro las elecciones, aseguran los expertos, le permitirá reconstruir su legitimidad resquebrajada desde el pasado otoño tras la derrota en la guerra del Karabaj

De hecho, Pashinyán ha sido el único líder armenio que ha perdido la guerra. Su máximo rival en estas elecciones, Kocharyán, fue un “héroe de la nación” en la primera guerra contra Azerbaiyán, en la década de los 90. Esa guerra la ganó Armenia y le sirvió a Kocharyán para catapultar su carrera política.

Pero quien seguro que ha ganado, este 2021, ha sido el proceso electoral armenio que, tan solo por segunda vez desde la independencia del país caucásico, ha sido mayoritariamente libre y limpio, y la compra de votos por parte de algunos candidatos no ha ocurrido. 

El gran reto, sin embargo, llega ahora: Kocharyán no ha aceptado los resultados. “Eso se esperaba ya. El verdadero test no era este. Será ver si consiguen llenar las calles de manifestantes. Veo un riesgo de violencia política, también entre partidos de la oposición, que se odian entre ellos por los egos idiotas de sus líderes”, dice Giragosian.

“Y tengo miedo de las implicaciones que puedan llegar después de estas elecciones”, continúa el politólogo, que añade: “Pashinyán puede estar tentado en entrar en una política de vendetta. Y aunque estas elecciones hayan sido limpias, las instituciones armenias son muy débiles, con un Parlamento que no es ni fuerte ni independiente”.