La isla registra un repunte

Alarma en Taiwán por un auge de casos de covid

Son apenas unos 700 contagios locales en una semana, ridículos en contraste con las magnitudes occidentales, pero suficientes para inquietar a una población que sumó más de ocho meses en blanco

Sanitarios toman la temperatura a ciudadanos en Taiwán.

Sanitarios toman la temperatura a ciudadanos en Taiwán. / Reuters

Adrián Foncillas

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Taiwán ha sido la excepción pandémica, globalmente elogiada y sin la cotidianeidad alterada. Amontonaba cadáveres el mundo y la isla consignaba esporádicos casos importados ya debidamente aislados y controlados. Es una paradoja que el coronavirus la ataque cuando el mundo está de salida. Son apenas unos 700 contagios locales en una semana, ridículos en contraste con las magnitudes occidentales, pero suficientes para inquietar a una población que sumó más de ocho meses en blanco.  

También Singapur, con una receta similar a la taiwanesa, pasa por tiempos delicados. Su ministro de Educación, Chan Chun Sing, ha advertido de que algunas de las últimas variantes “son más agresivas y atacan más a los niños” tras la detección de focos en  escuelas. La ciudad-estado informó el domingo de 38 contagios locales, la cifra más alta en ocho meses, y ya prepara el cierre colegios y la vacunación masiva de los sectores más jóvenes de la población. 

El Gobierno taiwanés ha ordenado medidas inéditas en la isla con una agilidad a la medida de su reputación. Ha suspendido clases en colegios e institutos en Taipei y el cinturón urbano. Ha cerrado bares, restaurantes, karaokes, gimnasios y otros lugares de ocio. Ha prohibido las reuniones de más de cinco personas en el interior y de diez al aire libre. Templos budistas, iglesias y mezquitas no abrirán hasta nueva orden. Y ha ordenado la mascarilla en exteriores con la amenaza de multas de hasta el equivalente de 500 euros. 

Compra de víveres

El virus ha atenuado el pulso de una de las capitales más activas de Asia y empujado a algunos al acaparamiento en previsión de que la espiral de contagios aconseje el encierro domiciliario. La cadena francesa Carrefour ha impuesto límites a las ventas de productos como mascarillas y urgido a los clientes a que se lleven lo imprescindible.  

Las fotos de estantes desnudos que circulan por las redes sociales certifican el miedo de los taiwaneses a pesar de que el Ministerio de Economía pretendió rebajarlo mostrando almacenes atiborrados hasta el techo de víveres. Ha insistido también el primer ministro, Su Tseng-chang, quien pidió calma a los que acumulan papel higiénico recordando que “nadie tiene más de un culo”.  

“Se ven colas larguísimas en los supermercados. La gente compra comida enlatada, fideos instantáneos, papel higiénico… Algunos han entrado en pánico. Mis reuniones con los clientes han sido canceladas y muchas compañías han pedido a sus empleados que trabajen en casa. Hay mucho menos tráfico en las calles”, revela por teléfono Dominic Lin, vendedor de equipos lumínicos en el distrito céntrico de Neihu. “Llevará tiempo controlar el brote porque el Gobierno aún no ha conseguido identificar los focos pero no creo que vaya a ordenar un confinamiento total”, añade. 

Taiwán evitó el primer envite

Las circunstancias sugerían una hecatombe en Taiwán. Separada de China apenas por el estrecho de Formosa, decenas de vuelos diarios, un millón de taiwaneses que residen en el gigante asiático y un caudal de turistas del interior. Pero la isla cuenta apenas con 1.682 casos, de los que 1.079 son importados, y doce muertes. Bastó que Pekín informara de una docena de ingresados por una extraña neumonía para que chequeara a los llegados desde Wuhan y poco después cerrase sus contactos con China.

Las cuarentenas forzosas y fiscalizadas a través de la geolocalización del teléfono de los llegados blindó la isla y elevó su gestión a ejemplo global. Taiwán parecía impenetrable hasta que el virus encontró la grieta en los protocolos más flexibles del personal aéreo. Un piloto indonesio dio positivo en Australia tras volar desde Taiwán a mediados de abril. Dos de sus contactos, que habían visitado centros comerciales y mezquitas en Taipei y Taoyuan, también dieron positivo días después. Los contagios se sucedieron bajo el radar hasta emerger la semana pasada: los 185 del martes subieron hasta los 206 del domingo y los 333 del lunes. Taiwán identifica a toda prisa los focos, que incluyen desde casas de té a parques de atracciones.