Reivindicación feminista

El imparable #MeToo en la cultura venezolana

Tras la estela del movimiento en EEUU, Venezuela está inmersa en una campaña de denuncia de agresiones sexuales a mujeres en el mundo del espectáculo

Una mujer participa de una manifestación en la Plaza Brion el 8 de marzo de 2021, Día de la Mujer, en Caracas (Venezuela).

Una mujer participa de una manifestación en la Plaza Brion el 8 de marzo de 2021, Día de la Mujer, en Caracas (Venezuela). / RAYNER PENA

Abel Gilbert

Abel Gilbert

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"No se me hace tan fácil / Hallar tu parte frágil", solía cantar Alejandro Sojo, la voz solista de la banda de rock caraqueña Los Colores. La letra de Nos vamos los dos comenzó a leerse en una clave distinta a partir del pasado 20 de abril, cuando Sojo fue denunciado de haber cometido actos de violencia sexual contra al menos seis mujeres. Desde el momento en que se abrió la cuenta de Instagram @AlejandroSojoEstupro con la invitación a las víctimas a denunciarlo para iniciar acciones judiciales en su contra, algo comenzó a cambiar en Venezuela. En medio de la pandemia y los azotes de una pobreza estructural de larga data, Venezuela tiene su propio #MeToo, en referencia al movimiento generalizado de denuncias contra agresores sexuales que hace dos años cambió profundamente la escena del espectáculo en Estados Unidos.

Sojo minimizó los delitos. Dijo que tuvieron lugar cuando era un "muchacho ignorante e imprudente". Su descargo le sirvió de poco. "Lo que sucedió a continuación está a punto de convertirse en uno de los fenómenos más duros del mundo del espectáculo venezolano", dijo la activista Aglaia Berlutti en la columna que suele publicar en el portal Feminismoinc.org. Ha quedado claro "que la cultura de la violación, el maltrato y el abuso sexual, es una conducta habitual en el medio artístico del país". La escalada de testimonios "demuestra hasta qué punto la misoginia y el machismo ha normalizado el comportamiento violento hacía la víctima".

Tony Maestracci, baterista del grupo indie Tomates Fritos, que se hizo famoso por la canción Mi enfermedad, y Juan Carlos Ogando, uno de los fundadores del grupo teatral Skena, quedaron tan expuestos como Sojo. "A este troglodita le encantaba tocar partes de mi cuerpo que entre los 13 y 17 años nadie tiene que estar tocando y menos un adulto", dijeron sobre Ogando en las redes sociales.

Relaciones con una adolescente

Willy McKey había sido galardonado en varios concursos de poesía. Era colaborador del portal opositor Prodavinci. Años atrás se instaló en Buenos Aires. Pero su estela en Caracas se hizo visible al calor del #MeToo venezolano. Se supo entonces que había tenido relaciones sexuales con una adolescente a la que le había propuesto una tutoría. De inmediato surgieron otras voces acusatorias. McKey reconoció en su cuenta de Instagram que todo lo que decían sobre él se ajustaba a la verdad. "Ha salido a la luz un episodio de estupro en 2015 del cual debo hacerme cargo". Más tarde añadió un último tuit: "Crece adentro y te mata. Perdón". McKey se arrojó luego del noveno piso de un apartamento en la capital argentina. Murió en el acto.

Durante el primer trimestre de 2021 fueron asesinadas 60 mujeres. De acuerdo con la oenegé Utopix, que lleva adelante un monitor de feminicidios, las víctimas fatales del año pasado ascendieron a 256. Las mataron a balazos (53 casos), por uso de armas blancas (49), asfixia (24), golpes (20), uso de fuego (8), ahogamiento (2), violencia obstétrica (2), entre otras modalidades. Las denuncias de agresiones sexuales suelen caer en agujeros negros en un país que, según el presidente Nicolás Maduro, ha hecho "retroceder al machismo". A los ojos del presidente, la cultura patriarcal era 100% dominante antes de llegar al poder el chavismo y luego sus herederos. "Hoy no, y menos con revolución".

"Única propiedad"

El orgullo de Maduro, quien llegó a decir durante un discurso televisado que su esposa, la "primera combatiente", Celia Flores, era su "única propiedad", no parece corresponderse con los dramas cotidianos. "La palabra violación asusta a mucha gente: se pronuncia en voz baja, produce incomodidad. Y tal vez debido esa percepción del miedo, es que se intenta atenuar, justificar, interpretar. Porque una violación parece menos terrible, menos cercana si podemos entender qué ocurrió, si somos capaces de asumir que pudo haberse evitado, que no es un acto de violencia gratuita, cruel y sin sentido", señaló le escritora Berlutti.

#YoTeCreoVzla

Al calor de los testimonios se gestó el movimiento #YoTeCreoVzla. "Nosotras, las mujeres venezolanas miembros del gremio artístico, de la prensa y comunicaciones, nos levantamos hoy contra del acoso sexual", señalaron sus promotoras. "Los derechos de las mujeres son derechos humanos y nos negamos a que los asuntos de género sigan siendo postergados de la agenda pública. Buscamos visibilizar y ampliar la voz de las víctimas poniendo a la orden nuestras voces/tarimas/plataformas para que sean ellas las supervivientes y su derecho a la justicia, quienes tengan el protagonismo".

La iniciativa, recordaron, "nace como respuesta frente al abandono sistemático de las instituciones a las víctimas de acoso, abuso y agresión sexual". Por eso, #YoTeCreoVzla pidió a la comunidad cultural que saque a la luz todo lo que sucede y ha sucedido. "Las víctimas no están solas. Las organizaciones feministas y defensoras de derechos humanos en Venezuela las respaldamos. Hemos roto el silencio, nos hemos sacudido el miedo y este hecho histórico no tiene retroceso", señaló por su parte el colectivo Mirada Feminista.

El fiscal Tarek William Saab intentó dar una respuesta desde el Estado al surgimiento de iniciativas ajenas al madurismo y dijo iniciar "una cruzada por las mujeres" que contempla la apertura de causas contra algunas de las personas señaladas, además de un comediante, el escritor y dos periodistas a los que expuso en las redes sociales. Nada puede ser tan sencillo en Venezuela. La abogada Linda Loaiza López ha hecho saber en su cuenta de Twitter que "las víctimas que recientemente han denunciado, están siendo amenazas e intimidadas por sus agresores, violadores, abusadores". En algunos casos, "han sido citadas por supuestos delitos informáticos". Frente a este "zarpazo", que considera "previsible", Loaiza López ha pedido a las autoridades "que no se presten para crear un clima de impunidad y terminen convirtiendo a las víctimas en victimarias".

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