Enfrentamientos en la ciudad santa

Sheikh Jarrah, el último bastión de resistencia palestina en Jerusalén Este

Cuarenta personas de este barrio son forzadas a desalojar los hogares que sus familias han habitado durante generaciones por orden de un tribunal israelí

Los colonos sionistas, custodiados por la policía, se enfrentan a los activistas palestinos que salen en defensa de la amenazada población de la ciudad santa

Todo sobre el conflicto árabe-israelí

Una niña pasa por delante de una casa ocupada por israelís en el barrio de Sheik Jarrah.

Una niña pasa por delante de una casa ocupada por israelís en el barrio de Sheik Jarrah. / AFP

Andrea López-Tomàs

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Sheikh Jarrah es el escenario de la nueva 'Nakba' palestina. La ‘catástrofe’ en curso que denuncian los activistas tiene lugar en Jerusalén Este, en uno de los últimos barrios que sobreviven a la feroz expansión de Israel. Durante las últimas noches, decenas de palestinos han salido en defensa de las 40 personas que un tribunal israelí ha ordenado desalojar este jueves. “Muerte a los árabes”, corean los colonos. Custodiados por la policía, llevan días intentando echar por la fuerza a los residentes palestinos. La noche del miércoles la violencia vino de los agentes.

Las familias Isafi, Kurd, Jaouni y Qasim deben abandonar sus hogares antes del 6 de mayo, según la Corte Suprema de Israel. Una treintena de adultos y diez niños custodian el legado que sus antepasados cuidaron durante generaciones. A apenas unos metros de sus casas, los colonos esperan impacientes para hacerlas suyas. “Si yo no robo tu casa, alguien más lo hará”, respondió uno de ellos a Mona al-Kurd, palestina de 22 años, en el jardín de su casa en Sheikh Jarrah.  

“Israel se esfuerza por borrar a los palestinos de Jerusalén y ha hecho de la violencia colonial una característica permanente de la vida de los palestinos en la ciudad santa”, escribe el jerosolimitano Jalal Abukhater en 'Al Jazeera'. Israel acelera el proceso de judaización de Jerusalén y sobre todo, de la parte Este bajo ocupación israelí desde su victoria en la guerra de 1967. Unos 200.000 ciudadanos israelís viven en esta parte de la ciudad santa bajo protección militar y policial. El complejo de asentamientos más grandes alberga 44.000 israelís. La mayoría son colonos sionistas. 

"No podemos respirar"

El hashtag #SaveSheikhJarrah ha incendiado las redes como muestra de apoyo y como plataforma de registro de la violencia que sufre el barrio. Algunas instantáneas, incluso, recuerdan a la escalofriante muerte de George Floyd. “No podemos respirar desde 1948”, reza una pancarta en referencia a las últimas palabras del afroamericano antes de morir a manos de la policía. Desde todos los rincones del territorio, la población palestina ha venido hasta Jerusalén para evitar el desalojo de las cuatro familias. Otras siete tienen programado su desahucio para agosto.

La policía, pese a su superioridad en número, ha respondido a las protestas con violencia, rociando agua de mofeta y agrediendo a los manifestantes. Una docena de personas resultaron heridas, tres de ellas requirieron hospitalización. Varios palestinos fueron detenidos, entre ellos, activistas locales, miembros de las familias afectadas y hasta menores de edad. Desde la franja de Gaza, Hamás ya ha alertado a Israel de que si las familias son desalojadas, reanudará el lanzamiento de cohetes hacia su territorio.

Por su parte, varios países europeos han exigido la intervención del Gobierno israelí y la detención de cualquier acción contra las familias. Estas también han recibido el apoyo de las Naciones Unidas. A su vez, la Autoridad Nacional Palestina ha pedido a la Corte Penal Internacional que reconozca el desalojo de las familias como un crimen de guerra. Según la ley internacional, el sistema judicial israelí no tiene ninguna autoridad legal sobre la población que ocupa. 

Segunda expulsión

Jerusalén lleva décadas en el centro del conflicto israelo-palestino. Y esta disputa se remonta a los inicios de la creación del estado de Israel. En 1948, estas familias palestinas fueron expulsadas de Jaffa y Haifa antes de llegar a Sheikh Jarrah. Allí, recibieron nuevos hogares a cambio de su condición de refugiados en un acuerdo entre Jordania y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés). 

Desde aquella primera expulsión, Israel se aseguró su territorio con la aprobación de una ley en 1950 que prohibía a los palestinos acceder a sus propiedades. En cambio, tras la victoria en 1967, el Estado hebreo aprobó una ley que daba la posibilidad a los judíos de reclamar sus hogares en propiedad antes de 1948. Sin el derecho legal a volver a los hogares de sus abuelos, los palestinos sufren mientras la expansión colonial avanza con total impunidad. Pero en Sheikh Jarrah, se ha topado con la oposición de un movimiento palestino valientemente aferrado a la vida.

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