Éxodo rural

El lamento de la 'Francia vaciada'

Según un sondeo realizado por el Instituto Francés de Opinión Pública, 8 de cada 10 franceses ven una fractura entre las zonas rurales y las urbanas

"La fotografía de Francia hoy es la de un país profundamente desequilibrado", lamenta un reciente estudio del think tank L'Institut Montagne

Un 'chaleco amarillo' con el lema 'Macron dimite' ondea una bandera francesa en una protesta en La Barque, cerca de Marsella, en diciembre de 2018.

Un 'chaleco amarillo' con el lema 'Macron dimite' ondea una bandera francesa en una protesta en La Barque, cerca de Marsella, en diciembre de 2018. / SYLVAIN THOMAS

Irene Casado Sánchez

Irene Casado Sánchez

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Existe en Francia un debate, tan arcaico como recurrente, sobre la escisión del país: los bonapartistas versus los monárquicos, los republicanos moderados versus los radicales, los jacobinos versus los realistas... y también la Francia rural versus la urbana. Esta última fractura es mucho más que un simple tema de debate. A los ojos de 8 de cada 10 franceses, las desigualdades planean sobre todo su territorio, un desequilibrio que se ha visto agravado en la última década tal y como lo perciben dos tercios de las personas entrevistadas por el Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP).

Impulsar el empleo, reforzar la seguridad, mejorar el acceso a la atención médica, favorecer a las empresas locales y fomentar la implantación de nuevas empresas, son, por orden de popularidad, las principales demandas de los franceses para reducir las desigualdades territoriales. A finales de 2018, esta serie de reclamos encontraron un altavoz a nivel nacional: los chalecos amarillos. Frente al aumento de los impuestos sobre los carburantes, miles de personas se movilizaron a lo largo y ancho del país portando un chaleco de seguridad reflectante. Ocuparon carreteras y rotondas, organizaron múltiples y, en ocasiones, violentas manifestaciones en París, protagonizando una de las peores crisis sociales del quinquenio de Emmanuel Macron

La "diagonal del vacío"

El presidente francés terminó renunciando a su reforma tributaria, pero las protestas no cesaron, revelando un malestar mucho más profundo. El sentimiento de abandono en las zonas rurales, así como la pérdida de poder adquisitivo de las clases medias y bajas, continuaron alimentando durante meses las movilizaciones semanales. Según un sondeo publicado en abril de 2019, el 51% de los franceses de los territorios rurales consideraba entonces que estos están "abandonados", un sentimiento que aumenta entre aquellos que no tienen acceso a los servicios públicos locales.

Esta Francia "abandonada" coincide, en la mayoría de los casos, con la "diagonal del vacío", un concepto con aires poéticos acuñado por el geógrafo Roger Brunet en los años 80. Se trata de una línea imaginaria que une las zonas más despobladas del país, donde la densidad de población puede llegar a ser dos o tres veces inferior a la media nacional (106 habitantes por km2). El eje, resultado del éxodo rural, atraviesa el Hexágono desde el departamento de Ardennes, al noreste, hasta el de los Pirineos Atlánticos, al suroeste.

Un país "profundamente desequilibrado"

No es azar que esta "diagonal del vacío", equiparable a la "España vaciada”, coincida con los territorios donde las protestas de los chalecos amarillos fueron más intensas. El demógrafo Hervé Le Bras, investigador de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, recopiló las cifras de participación oficiales y calculó la densidad de chalecos amarillos respecto a la población total: "¡Salta a la vista la diagonal del vacío!", comentó a la revista 'L’Obs'. Según sus cálculos, la movilización fue proporcionalmente más importante en "todos los departamentos en proceso de despoblación, en las zonas rurales profundas. Allí donde los comercios y los servicios desaparecen", señaló.

La fractura se resume también en números: las 15 metrópolis más grandes registran el 81% del crecimiento económico, mientras que representan solo el 30% de la población francesa, según un reciente estudio del 'think tank' liberal L’Institut Montagne.  "Los territorios dispersos, es decir, aquellos situados fuera de las grandes urbes [...] experimentan un estancamiento o incluso un descenso del nivel de vida", lamenta el informe cuyo análisis es poco alentador: "La fotografía de Francia hoy es la de un país profundamente desequilibrado". Una conclusión que coincide con las desigualdades que perciben buena parte de sus ciudadanos.

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