Congreso del Partido Comunista de Cuba

Raúl Castro se 'jubila' y entrega el mando del partido a Miguel Díaz-Canel

El dirigente, de 89 años, se retira y deja la dirección del PCC "sin el menor atisbo de tristeza o pesimismo"

El país caribeño pasa por uno de los momentos más críticos por los efectos de las sanciones unidas a la pandemia

Raúl Castro

Raúl Castro

Abel Gilbert

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Desde la entrada triunfal de Fidel Castro y "los barbudos" a La Habana, el 8 de enero de 1959, los cubanos han experimentado emergencias nacionales de toda índole: la Crisis de los Misiles, en 1962, el desastre de la zafra de 1970, el estallido social de 1980 que llevó a 100.000 personas a Miami y el llamado Período Especial que sobrevino a la caída de la Unión Soviética. Ninguna de esas enormes dificultades parecen equiparables a las del presente.

En plena pandemia y otro derrumbe de la economía, con una caída del PIB de 11 puntos en 2020, el Partido Comunista Cubano (PCC) celebra este viernes y hasta el domingo su 8º Congreso. Durante la primera de esas reuniones, en 1965, Fidel Castro dio a conocer la carta de despedida de Ernesto Che Guevara. Cincuenta y seis años más tarde, el turno es para Raúl Castro, de 89 años, que deja el cargo de primer secretario del PCC. El hermano menor del fallecido líder de la revolución ha asegurado que se retira "sin el menor atisbo de tristeza o pesimismo" y que a partir de ahora se dedicará a "cuidar (de sus) nietos" y leer libros. Su confianza en el futuro no se coincide con las percepciones colectivas.

Raúl será reemplazado al frente del PCC por Miguel Díaz-Canel, de 60 años, quien ya lo había sustituido en los asuntos del Ejecutivo en 2017. Le tocará a él profundizar la hoja de ruta trazada en 2016. Aquel 7º Congreso se realizó pocas semanas después de que Barack Obama visitara la isla. Después llegó Donald Trump a la Casa Blanca.

Cola de gente para entrar en una tienda en La Habana el pasado 10 de abril.

Cola de gente para entrar en una tienda en La Habana el pasado 10 de abril. / Alexandre Meneghini / Reuters

El Gobierno cubano sostiene que las últimas sanciones estadounidenses han provocado entre abril de 2019 y marzo de 2020 daños por 5.570 millones de dólares. Existe en La Habana un creciente pesimismo en relación con las promesas que hizo el demócrata Joe Biden durante su campaña electoral sobre volver a la senda que había transitado Obama, de quien fue vicepresidente.

El debate sobre el modelo económico

Más allá del modo en que evolucionen los vínculos con Washington, el PCC debe fijar las pautas para el próximo quinquenio sin saber muy bien qué sucederá en 2022. Cuba importa el 80% de lo que consume. Le faltan dólares. Crecen la escasez y las expresiones de malestar social. Las reformas económicas, que han incluido la unificación monetaria, han acentuado las diferencias sociales.

En febrero pasado se autorizó al sector privado tener un mayor protagonismo en diversas áreas. Unas 600.000 personas ya trabajan por su cuenta. Lo que se espera es la luz verde para la creación de pequeñas y medianas empresas. La Constitución aprobada en 2019 defiende el carácter "irreversible" del socialismo.

Más allá de la retórica institucional, la gran pregunta de los conocedores de la realidad cubana es si 8º Congreso intentará mirarse definitivamente en el espejo de Vietnam en su articulación entre el Estado y un creciente sector privado, o recorrerá eventualmente una vía más próxima a China.

"Nuestro Partido es único porque empodera al pueblo cubano, y es su principal recurso en la defensa de sus derechos frente a agendas subversivas sostenidas desde el exterior", ha escrito 'Granma', el diario oficial del PCC. Desde hace años, el partido experimenta una lenta pero inexorable sangría interna. Raúl Castro se quejó en 2016 de la falta de "una reserva de sustitutos debidamente preparados". También reconoció entonces que "ha disminuido la militancia".

Una mujer pasa junto a un cartel con las fotografías de Fidel Casto, Raúl Castro y del actual presidente del país Miguel Diaz Cane, en La Habana.

Una mujer pasa junto a un cartel con las fotografías de Fidel Casto, Raúl Castro y del actual presidente del país Miguel Diaz Cane, en La Habana. / Alexandre Meneghini / Reuters

En pocas horas se sabrá si el 8º Congreso se convertirá en un ritual de unanimidades o aflorarán discusiones más profundas. Lo que sucedió con la última Carta Magna abre la posibilidad a especular con el surgimiento de diferencias. La Constitución de 1976 se aprobó por mayoría absoluta. En cambio, la de 2019 tuvo una aprobación del 78,3% del sufragio popular, y un 22% de rechazo o abstención. Nunca había ocurrido algo así.

Nuevas realidades

La cita de este viernes tiene, además, como precedente una reactivación de las protestas de artistas, intelectuales y otros sectores de la sociedad civil. La pandemia es el otro inevitable trasfondo. El covid-19 ha matado a unas 500 personas e infectado a casi 85.000. La ciencia cubana, un pequeño y próspero país en sí mismo dentro de una isla de precariedades, trabaja en cinco proyectos de vacunas contra el virus. Dos de ellos avanzan hacia la tercera fase de ensayos clínicos. El Gobierno estima que en agosto podría comenzar una campaña de inmunización masiva.

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