Fin de una etapa

ENA: La fábrica de las élites francesas

Los presidentes Valéry Giscard d'Estaing, Jacques Chirac, François Hollande y Emmanuel Macron se formaron en la Escuela Nacional de Administración (ENA)

La institución educativa no sólo ha alimentado las altas esferas políticas, también ha contribuido a formar a los altos cargos del sector privado

Fachada de la Escuela Nacional de Administración en Estrasburgo.

Fachada de la Escuela Nacional de Administración en Estrasburgo. / PATRICK HERTZOG

Irene Casado Sánchez

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Desde su fundación en 1945 por Charles de Gaulle, la Escuela Nacional de Administración (ENA) ha avituallado las filas del poder político de todas las tendencias, de la izquierda a la derecha, sin olvidar el centro, con sus alumnos. Entre los prestigiosos discípulos de la cuna del elitismo francés también figuran altos cargos del sector privado.

El 8 de enero de 1959, Valéry Giscard d'Estaing fue nombrado, a sus 32 años, secretario de Estado de Finanzas, convirtiéndose así en el primer énarque (como se designa a los estudiantes de la ENA) en formar parte de un gobierno de la V República. En 1974, Giscard d'Estaing consiguió hacerse con la presidencia, desde entonces, otros tres estudiantes de la prestigiosa escuela consiguieron alcanzar el máximo escalafón del poder político: Jacques Chirac, François Hollande y Emmanuel Macron.

Georges Pompidou y la era de los 'énarques'

Édouard Philippe, Jean Castex, Laurent Fabious, Alain Juppé, Lionel Jospin, Édouard Balladur, Dominique de Villepin y Michel Rocard también se instruyeron en la histórica institución antes de saltar al terreno político y consagrar sus carreras haciéndose con las riendas del Gobierno. La actual ministra de las Fuerzas Armadas, Florence Parly; el responsable de la cartera de Economía, Bruno Le Maire; o el exministro socialista de Finanzas, Michel Sapin, también forman parte de la prestigiosa lista de énarques.

La presidencia de Georges Pompidou representó una época especialmente fructífera para los discípulos de la ENA. Durante su primer quinquenio el 23% de sus ministros provenían de la "fábrica de las elites"; durante su segundo mandato, la cifra ascendió al 37%. Desde entonces, ninguna presidencia ha reproducido tales cotas, pero ningún mandato ha prescindido de los altos funcionarios formados en la célebre escuela.

De las esferas políticas al CAC 40 

Estudiar en esta 'grande école' no siempre desemboca en una carrera política, pero su repercusión es incontestable: la mitad de los presidentes de la V República, un tercio de los primeros ministros y un ministro francés de cada siete pasaron por las aulas de la ENA. Su prestigio e influencia van más allá de las fronteras francesas: el expresidente de Benin, Nicéphore Soglo, y el expresidente interino de Egipto, Adly Mahmud Mansour, figuran entre sus antiguos alumnos internacionales, al igual que un buen número de embajadores y diplomáticos extranjeros.

Pero, las altas esferas políticas no son, ni mucho menos, la única opción para los estudiantes de la histórica institución. Con frecuencia, el mundo de los negocios recluta a sus empleados entre las promociones de énarques. Hoy en día, el 10% de los directivos de las empresas del CAC 40 [el índice bursátil francés integrado por las 40 sociedades con mayor capitalización de Francia] proviene de la ENA, según el diario económico 'Les Echos'. Hace 10 años, en su máximo esplendor, el porcentaje ascendía al 25% de los puestos ejecutivos.

"Democratizar el acceso a la alta función pública"

Denis-Pierre Duverne preside el Consejo de Administración de la compañía de seguros AXA, Pierre-André de Chalendar es el director ejecutivo de la multinacional manufacturera Saint-Gobain y Guillaume Pepy preside la empresa nacional ferroviaria SNCF. Todos ellos cuentan con un diploma de la Escuela Nacional de Administración. La dirección de France Telecome, Air France o Carrefour también pasaron por las manos de énarques.

"Democratizar el acceso a la alta función pública y profesionalizar la formación de los altos funcionarios" es el objetivo original de la escuela, sin embargo, dos tercios de sus alumnos son hijos de altos ejecutivos, mientras que los hijos de agricultores, artesanos, obreros y empleados sólo representan el 15% de cada promoción. Una cifra que justifica el rechazo y la desconfianza de muchos franceses frente a una institución que alimenta y reproduce una privilegiada élite política, económica y social.