Violencia en las calles

El Brexit provoca una ola de violentos disturbios lealistas en Irlanda del Norte

Boris Johnson envía urgentemente al ministro para Irlanda del Norte a Belfast

La policía vincula los incidentes callejeros con grupos de delincuencia organizada

Disturbios en Belfast la noche del miércoles.

Disturbios en Belfast la noche del miércoles. / JASON CAIRNDUFF

Begoña Arce

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Varias jornadas de disturbios callejeros en Irlanda del Norte, en los que 55 policías han resultado heridos, han obligado a Boris Johnson a reaccionar. La frustración tras la entrada en vigor del Brexit es la causa principal, aunque no la única, del deterioro de la situación. El jueves, tras otra noche de enfrentamientos en Belfast, cuando grupos de jóvenes atacaron a la policía y secuestraron y prendieron fuego a un autobús, el primer ministro británico envió urgentemente a la capital de la provincia al responsable para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, para reunirse con los responsables locales. Lewis pidió a "todas las comunidades" trabajar unidas "para resolver las tensiones" a las que la región se enfrenta en estos momentos. Los representantes del Gobierno norirlandés compartido pusieron a un lado sus diferencias he hicieron un llamamiento a la calma y el fin de la violencia.

En conferencia de prensa, Jonathan Roberts, responsable en funciones del Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI), indicó que los disturbios en Belfast habían "alcanzado una escala no vista en recientes años". Afirmó que en la "violencia sectaria" estuvieron involucrados grupos de las dos comunidades, unionistas y republicanos. La policía ha abierto una investigación. De lo que dijo estar seguro es que se trató de una acción "planificada" de antemano, con los participantes provistos de un número considerable de cohetes, objetos arrojadizos y bombas incendiarias. Escenas similares se han vivido en los últimos días en Derry, Newtownabbey y Carrickfergus en el sudeste de la región de Antrim. 

Traicionados por el Brexit

Desde la entrada en vigor del Brexit, Irlanda del Norte, a diferencia del resto del Reino Unido, sigue formando parte del mercado único europeo, como consta en el Protocolo de Retirada. Eso crea una separación con el resto país y la imposición de controles fronterizos. Al margen de los numerosos problemas que esas barreras han creado, en importaciones y exportaciones, incluido el desabastecimiento de ciertos productos procedentes de Gran Bretaña, lo que ha dejado en la comunidad probritánica es la impresión de que unión se ha debilitado y de que el Brexit les acerca a los nacionalistas de la República de Irlanda. Los unionistas "se sienten traicionados", "que se les ha dejado atrás por todo tipo de razones", declaró a Sky News, Peter Hain, que fuera ministro para Irlanda del Norte. Hain acusó a Johnson de no haber sido franco con los unionistas.

En una carta dirigida al primer ministro británico y su homólogo irlandés, Micheál Martin, grupos lealistas paramilitares anunciaron hace un mes la retirada de su apoyo al Acuerdo de Viernes Santo en protesta por la frontera establecida en el mar de Irlanda. Aclaraban que su oposición al Protocolo seguiría siendo "pacífica y democrática". La realidad empieza a ser diferente.

Funeral polémico

Otro evento que ha exacerbado los ánimos ha sido la decisión de no procesar a la veintena de líderes del Sinn Féin que asistieron en Belfast al entierro del que fuera uno de los máximos líderes del IRA, Bobby Story. En el acto, con la presencia de la viceprimera ministra principal del Gobierno norirlandés, Michelle O'Neill, la actual líder de la formación, Mary Lou McDonald, y su predecesor, el histórico Gerry Adams, desfilaron un centenar de personas saltándose las restricciones impuestas por el covid-19. La jefa del Partido Unionista Democrático (DUP) y ministra principal, Arlene Foster, pidió la dimisión del jefe de la PSNI, por la forma en que habían gestionado el funeral las fuerzas policiales.

Al margen de las causas políticas, en los incidentes juega su papel la delincuencia organizada, un mal endémico en la región. Los disturbios han coincidido con una serie de capturas de alijos de drogas en manos de una facción de lealistas de la Asociación de Defensa del Ulster (UDA). La policía denuncia la participación de menores de edad en los ataques, niños de 12, 13 y 14 años y habla de "elementos siniestros" que "les incitan y apoyan, les aplauden y jalean", manipulando la situación. Elementos de otras bandas lealistas, como la Fuerza de Voluntarios del Ulster (UVF) y el Red Hand Commando, también están vinculados a actividades delictivas y mafiosas.