Comicios anticipados

La victoria electoral inuit en Groenlandia paraliza un controvertido proyecto minero

El partido de la oposición obtiene un 36% de los escaños y desbanca a los socialdemócratas tras el colapso del gobierno

Los vencedores se oponen a un macroproyecto que busca perforar el subsuelo de la isla en busca de petróleo

Una aurora boreal observada desde Nuuk, la capital de Groenlandia, en el 2009.

Una aurora boreal observada desde Nuuk, la capital de Groenlandia, en el 2009. / periodico

Anxo Lamela (EFE)

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El principal partido de la oposición de Groenlandia, el Inuit Ataqatigiit (IA), ha ganado las elecciones parlamentarias celebradas el martes de forma anticipada, después de que el Gobierno de coalición de la isla colapsara.

En concreto, el IA ha recibido el 36,6% de los votos y 12 escaños, lo que le permite desbancar al partido principal del anterior gobierno, el Partido Socialdemócrata Siumut, que ha conseguido el 29,4% y diez asientos en el Parlamento. El IA solo ha liderado un gobierno anterior mientras que Siumut lo ha hecho el resto de legislaturas desde la entrada en vigor de la autonomía en 1979.

Se necesitan 16 escaños para lograr una mayoría absoluta en Groenlandia, pero se espera que el Ejecutivo del IA salga adelante con el apoyo del partido Naleraq, que ha quedado en tercer lugar, con cuatro escaños, según los resultados electorales, recogidos por 'Politiken'.

Proyecto minero controvertido

Uno de los temas predominantes en la campaña ha sido un proyecto minero a gran escala en la ciudad de Narsaq que podría convertir a Groenlandia en el mayor productor occidental de tierras raras y que ha levantado las críticas de buena parte del pequeño país.

Desde que aprobó en 2009 un nuevo Estatuto que reconoce su derecho a la autodeterminación, Groenlandia estudia como asegurar un nivel de ingresos que pueda permitir su eventual independencia, pues es Dinamarca quien aporta la mitad de su producto interior bruto.

La riqueza mineral y petrolera del subsuelo apareció como fuente más evidente, pero las expectativas se desplomaron por la crisis económica y el elevado coste por las dificultades de extracción en un país con el 80 % de su superficie cubierta por hielo.

Contrarios a la extracción

El IA y Naleraq están en contra de los planes para ponerlo en marcha. El Siumut, por su parte, sí ha respaldado el proyecto porque promete generar cientos de empleos e ingresos fiscales de hasta 200 millones de euros cada año.

El presidente de AI, Mute Bourup Egede, ya ha avanzado este miércoles que la agrupación política tiene previsto detener el proyecto. "Nos aferramos a eso. Necesitamos escuchar a los votantes que están preocupados", ha señalado.

Por su parte, el presidente de Siumut, Erik Jensen, ha trasladado que no tiene intención de renunciar a su cargo y que permanecerá en el mismo, al menos, hasta la próxima reunión general del partido, prevista para dentro de más de dos años.

¿Fin de la aventura minera?

El cierre al proyecto, en fase de audiencia pública, no implica el fin de la aventura minera de Groenlandia, dice Pram, recordando que el IA solo se opone a aquellos en los que se extraiga uranio y otros elementos radioactivos como material derivado.

De la misma opinión es Olsvig, que no cree que el cierre ahuyente a las mineras, que aceptaron en 2011 una cláusula que permite retirar un permiso de extracción si una mayoría política lo apoya.

El Parlamento groenlandés derogó en 2013 la prohibición de extraer materiales radioactivos como producto derivado por una estrecha mayoría, con el Siumut gobernando, un factor que Olsvig cree ha contribuido a crear "inestabilidad" en la política minera.

La gran riqueza en tierras raras de Groenlandia debería seguir siendo lo suficientemente atractiva, dada la importancia de estos elementos para la industria electrónica y armamentística, además del interés de Occidente en reducir su dependencia de China.

La independencia, más lenta

El fin de Kuannersuit y la correspondiente pérdida de ingresos suponen un freno a la independencia de Dinamarca, opción que defiende la mayoría de partidos, incluido el IA, aunque difieren en cómo y cuándo.

"Ha habido una recalibración. La mayoría quiere ser independiente pero sin perder estándar de vida. En los últimos años ha dominado una retórica para fijar una fecha, pero los electores no piensan en una independencia para mañana, sino en que antes haya desarrollo económico y humano", apunta Ulrik Pram, del Instituto Danés de Estudios Internacionales.

Sara Olsvig, investigadora de la Universidad de Groenlandia y líder de IA entre 2014 y 2018, cree que se puede impulsar un desarrollo "más sostenible y orgánico", para la minería y otros sectores, que se centre en mejorar elementos del estado de bienestar como la educación.

Los expertos coinciden en que el cambio de Gobierno no afectará a la estrategia hacia el exterior: como quedó de manifiesto en 2019 cuando el presidente de EE.UU. Donald Trump propuso comprar la isla, Groenlandia está abierta a inversiones, da igual su origen.

Dinamarca, que controla la política exterior pero debe involucrar a Groenlandia en temas que le afecten, impidió en 2018 la entrada de capital chino para modernizar los aeropuertos de la isla, clave para impulsar el turismo, pero eso no afectará a la próxima apertura de una oficina comercial groenlandesa en Pekín.

Formación de gobierno

Junto al IA, otro de los partidos que más se destacó en campaña contra la mina de Kuannersuit fue el centrista Naleraq, el más radical en la línea independentista y con el que tendría mayoría, pero las diferencias en política de pesca (que supone el 90 % de las exportaciones) plantean dudas sobre un futuro gobierno de coalición.

Pram alude a eso y a que el Naleraq apuesta por una línea dura de "groenlandización" como puntos de discordia, aunque es la opción más evidente, ya que el social liberal Demokratiit, con quien el IA ya gobernó en 2009-13, ha sido firme defensor del proyecto minero.

El deseo de formar un Gobierno estable puede provocar sin embargo que el IA siga una línea "pragmática", sumando a Demokratiit, gran perdedor de los comicios, y al liberal Attasut, contrario al proyecto, a un Ejecutivo de coalición de centroizquierda.

"Creo que puede funcionar. Cuando en el último debate se presentó un estudio que mostraba que el 71 % de los groenlandeses se oponía a la mina, el líder de Demokratiit dijo que escucharía los deseos de la población", señala Olsvig.