Crisis sanitaria global

Semana Santa en Londres: Vacuna en la Abadía de Westminster y barbacoa en el jardín

Por segundo año consecutivo, no habrá operación salida de la capital británica: los desplazamientos a casa de parientes y segundas residencias están prohibidos

Las ventas de barbacoas han aumentado un 400% y también se devoran carnes y salchichas, protagonistas en los próximos días de asueto

Interior de la Abadía de Westminster.

Interior de la Abadía de Westminster. / SANG TAN

Begoña Arce

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Las puertas de la Abadía de Westminster están abiertas al público, pero quienes entran no son feligreses ni turistas. El solemne escenario donde los monarcas británicos son coronados, el templo anglicano por excelencia para bodas y sepelios reales, es estos días un centro improvisado de vacunación. En la buena compañía de Charles Dickens o Laurence Olivier, entre los muchos ilustres enterrados en el Rincón de los Poetas, los londinenses están recibiendo la esperada inyección contra el coronavirus. Aunque no tan prestigiosas, otras iglesias cumplen esta Semana Santa la misma función, al igual que centros de conferencias, farmacias y un sinfín de locales. La vacunación no se detendrá por las vacaciones, que la inmensa mayoría de la gente va a pasar en casa. 

A finales de marzo, por primera vez en seis meses, no se ha registrado una sola víctima mortal por covid en Londres, pero la ciudad sigue paralizada y los viajes, vetados. Las maletas continúan en el fondo del armario y los londinenses, muy a su pesar, no las van a necesitar esta Semana Santa. Por segundo año consecutivo no habrá millones de coches en las salidas de la ciudad como es tradicional en estas fechas. Sólo un 28% de los conductores planea hacer desplazamientos. Viajar al extranjero está prohibido, pero tampoco es posible marcharse a algún lugar en Inglaterra. Los hoteles permanecerán cerrados hasta el 14 de mayo y no está autorizado pernoctar en casa de parientes o en una segunda residencia. Habrá que conformarse con visitas fugaces y excursiones de un día a las playas más cercanas, en Brighton, o Margate. “Hay que mantener la disciplina y la cautela”, ha advertido Boris Johnson a un ciudadanía hastiada. 

Reencuentros en la barbacoa

El gran planazo de muchas familias estas vacaciones es modesto y gira en torno a la barbacoa. Ese será el lugar de los reencuentros en petit comité tras los tres últimos meses de confinamiento, cuando dentro de las viviendas aún no está permitido hacer reuniones. Los supermercados Asda han registrado un aumento de pedidos de utensilios para el jardín de un 120% y los de barbacoas han aumentado en un 400%. "Los clientes están muy ocupados arreglando sus jardines y los espacios al aire libre para recibir a su familia y sus amigos", señalan desde la cadena. En las carnicerías, la nueva temporada se deja notar con todo tipo chuletas, lomos, pinchos y carnes en adobo, listas para la parrilla, por no hablar de las salchichas. Los carniceros de Parson’s Nose, en el barrio de Fulham, tienen hasta quince variedades diferentes de todos los tamaños y sabores, con o sin gluten.

Las diversiones en Londres están muy limitadas. Ni shopping, ni teatros, ni conciertos, ni museos. Este año ni siquiera se celebrará en la capital la famosa regata entre las universidades de Oxford y Cambridge, que atrae a miles de espectadores en los pubs a las orillas del rio. Lo impide el peligro de derrumbamiento de un puente victoriano sobre el Támesis, que nadie quiere arreglar.

Cierre de comercios y ruina cultural

El coronavirus y el teletrabajo han dejado en la capital barrios enteros vacíos, arrastrando con el cierre de oficinas el de restaurantes, cafés y tiendas, que vivían de la presencia masiva de trabajadores, aún sin fecha de retorno. Las compañías "esperan que la oficina central sigua siendo la base en el corazón de la empresa, con la gente acudiendo allí tres o cuatro días a la semana", ha declarado Catherine McGuinness, miembro de la City of London Corporation.

La recuperación del comercio se presenta muy complicada. Grandes almacenes y cadenas populares de moda, como Debenhams, Jaeger, Topshop o Miss Selfridge han cerrado definitivamente sus locales. Oxford Street es una arteria sin vida y al sector del entretenimiento no le va mejor. En una carta al ministro de Cultura, Oliver Dowden, los responsables del hotel Ritz, Madame Tussauds o la New West End Company, que agrupa a 600 negocios en Mayfair, piden ayuda porque “la ruina cultural se ha convertido en una realidad con el tercer confinamiento”.

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