Sin mayorías

Israel, en un bucle electoral sin fin

Los aliados del primer ministro acumulan 52 escaños, por 57 del bloque que se opone a él, muy lejos de la mayoría de 61 diputados de la Knéset

El país se aboca a extremas negociaciones para formar gobierno en ambos bloques o unas posibles quintas elecciones en verano

Binyamin Netanyahu.

Binyamin Netanyahu. / Archivo

Andrea López-Tomàs

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Parece que a la cuarta no va la vencida. Después de cuatro elecciones en dos años, Israel se encalla en el bloqueo político y el ciclo electoral sin fin. El escrutinio definitivo no da la mayoría a Netanyahu para formar gobierno, con 52 escaños, ni al bloque opositor, que se queda en los 57. El ultraderechista Yamina, con siete diputados, y el islamista Raam, con otros cuatro, se convierten en las llaves para formar un nuevo Ejecutivo. Unas quintas elecciones ya se anuncian en el horizonte. 

“El equivalente político del barco que bloquea el canal de Suez”. Así describe el periodista Amos Harel a Netanyahu en ‘Haaretz’. Tras cuatro elecciones, el sistema político israelí sigue instalado en el bloqueo ante la permanencia en el cargo del primer ministro más longevo en la historia del país. La composición de la Knéset, el parlamento israelí, no ha cambiado en exceso después de estos comicios. La comparativa con las últimas elecciones, donde participaban los mismos actores aunque algunos agrupados en coaliciones en una ofensiva inútil para desbancar a Bibi, muestra que los resultados apenas han variado en términos numéricos.

Ahora, los partidos políticos se enfrentan, de nuevo, a una situación extrema. Por un lado, las formaciones a favor de Netanyahu, compuestas por partidos religiosos, ultraortodoxos y nacionalistas, no llegan a la mayoría de 61 escaños. Ni siquiera con el apoyo del ultraderechista Yamina, exmiembro del gabinete del primer ministro, que aún no ha confirmado sus intenciones de situarse al lado de su excolega. La llave de un Gobierno con Netanyahu al frente la tienen los cuatro diputados del partido islamista Raam

No habrá un gobierno de derecha basado en el partido Ra'am de Mansour Abbas, punto”, ha publicado el líder de Sionismo Religioso, Bezalel Smotrich, en Facebook. “Las voces irresponsables de algunos elementos de derecha en los últimos días que apoyan tal dependencia reflejan una confusión peligrosa”, ha añadido. La clara postura antisionista y en línea con los Hermanos Musulmanas del partido aleja a las formaciones antiárabes. 

Alianzas extremas

Por otro lado, el bloque anti-Netanyahu habita en una disyuntiva. ¿Es suficientemente fuerte su oposición al primer ministro para sacrificar las diferencias ideológicas entre las formaciones? Con 57 escaños, necesitan el apoyo de Naftali Bennett de Yamina o del islamista Abbas. “No es el sueño de mi vida sentarme con Bennett en la coalición”, ha confesado la líder laborista, Merav Michaeli, “pero con el entendimiento de que una gran necesidad para reconstruir el Estado de Israel es reemplazar a Netanyahu como primer ministro, uno debe ser muy creativo”.

Con el panorama de unas quintas elecciones en verano, el partido Yisrael Beytenu (Israel Nuestro Hogar) empieza a mover ficha para pasar una ley que evite que Netanyahu pueda volver a presentarse. Su incapacidad para formar un gobierno estable y funcional y su negativa a renunciar han abocado al país a este perenne ciclo electoral. Por ello, muchos políticos defienden que un primer ministro en juicio por presunta corrupción no debería poder seguir concurriendo a unos próximos comicios. 

¿Quintas elecciones?

“Después de los comicios, los israelís se preguntan si hay algún camino hacia un gobierno viable y estable”, relata Haviv Rettig Gur en ‘The Times of Israel’. “La respuesta, al menos por ahora, parece ser no, porque ninguno de los líderes relevantes confía lo suficiente entre sí como para arriesgarse a hacer compromisos”, concluye. La proyección de unas nuevas elecciones impide a los políticos sobrepasar las líneas rojas que establecieron en campaña electoral para evitar perjudicarse en la próxima cita electoral. 

Trece partidos formarán la fragmentada Knéset, el Parlamento israelí, con menos de un 25% de mujeres en sus escaños.

Trece partidos formarán la fragmentada Knéset, el Parlamento israelí, con menos de un 25% de mujeres en sus escaños. El Comité Electoral presentará oficialmente el próximo miércoles los resultados al presidente israelí, Reuvén Rivlin, que llamará a consultas a las formaciones y, tras estas, entregará a un candidato el mandato para formar Ejecutivo. Este tendrá 28 días para conseguirlo con 14 adicionales autorizados por el presidente. De no establecerlo, Rivlin podrá elegir un segundo candidato que contará con similares plazos.

"Y, de hecho, si los extraordinarios cambios del año pasado no lograron mover la aguja, ¿por qué deberíamos asumir que una quinta elección será suficiente?", se cuestiona Rettig Gur. Muchos abogan por evitar que se cumple la autoprofecía de unos quintos comicios para dar paso a Benny Gantz como primer ministro. Si de cara a noviembre ningún gobierno ha tomado posesión, el líder de la desmembrada coalición Azul y Blanco pasaría a sustituir a Netanyahu, de acuerdo al acuerdo firmado el pasado año. Otro escenario extremo e improbable, como todos los demás en un Israel desgastado por el bucle electoral sin fin.

Resultados de las elecciones del 23 de marzo

  • Likud: 30 escaños
  • Yesh Atid (Hay Futuro): 17
  • SHAS (ultraortodoxo sefardí): 9
  • Azul y Blanco: 8
  • Israel Nuestro Hogar: 7
  • Judaísmo Unido de la Torá (ultraortodoxo ashkenazí): 7
  • Yamina: 7
  • Partido Laborista: 7
  • Lista Conjunta Árabe: 6
  • Nueva Esperanza: 6
  • Partido Sionista Religioso: 6
  • Meretz: 6
  • Raam (Lista Unida Árabe): 4.