La situación de la pandemia

Uno de cada cuatro muertos en el mundo por covid-19 se entierra en Brasil

• El país tuvo este viernes 2815 decesos y se acerca a los 300.000 casos fatales

• Más de la mitad de la población tiene miedo de contagiarse en un país al borde del colapso hospitalario

Protesta contra Jair Bolsonaro en el Palacio de Planalto este viernes en Brasilia.

Protesta contra Jair Bolsonaro en el Palacio de Planalto este viernes en Brasilia. / EFE

Abel Gilbert

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Brasil se desliza por la pendiente de la calamidad: casi uno de cada cuatro muertos en el mundo durante esta semana por covid-19 fueron enterrados en ese país. El gigante sudamericano cierra este viernes con otros 2.815 decesos y 90.570 casos positivos. La cantidad total de víctimas fatales es de 290.314. A este ritmo, los especialistas estiman que marzo concluirá con más de 300.000 fallecidos. Las infecciones se acercan en tanto a los 12 millones, según el Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass).

El presidente Jair Bolsonaro se empecina no obstante en quitarle gravedad a los efectos de la pandemia. Un sector de los partidos de centro se unió al Gobierno de ultraderecha con el propósito de tener una incidencia política, y a cambio de frenar en el Congreso toda tentativa de juicio político contra el capitán retirado por su manejo irresponsable de la lucha contra el virus. Pero Bolsonaro se ha mantenido firme en sus críticas a los gobernadores estaduales y alcaldes municipales que pertenecen a varias de esas formaciones y han decidido tomar medidas drásticas para reducir la circulación de las personas y la cantidad de contagios. En Río de Janeiro se ha llegado a prohibir el ingreso a las playas porque la ciudad maravillosa tiene el 95% de ocupación de sus camas de terapia intensiva.

Situación dramática

Casi 5.600 municipios le advirtieron al presidente que "faltan oxígeno y medicamentos necesarios para sedar a los pacientes que son entubados". Y temen lo peor en los próximos días. El mandatario respondió airadamente. "¿Dónde vamos a parar? ¿Tendrá que tomar una decisión el Gobierno Federal antes de que esto suceda? ¿Está la población preparada para una acción dura en ese sentido? ¿Qué es difícil? ¿Es dar libertad al pueblo, es dar a la gente el derecho al trabajo?", dijo Bolsonaro, al defender, una vez más, la apertura irrestricta de la actividad económica. "No es una dictadura. Algunos hipócritas hablando de dictadura todo el tiempo, algunos imbéciles. Ahora el caldo de cultivo de las dictaduras es precisamente la miseria, el hambre, la pobreza, donde el necesitado pierde la razón. ¿Qué estas esperando? Llegará el momento, ojalá no llegara el momento, pero se acabará", le dijo a las autoridades estaduales.

El alto crecimiento de las muertes supone por estas horas una dificultad en el camino de la reelección del capitán retirado en los comicios del año venidero. Ni siquiera la decisión de aumentar la ayuda social de 40 dólares mensuales a 46 millones de personas parece frenar el descontento con su gestión. Una reciente encuesta de la consultora Datafolha da cuenta que un 56% de los brasileños considera que Bolsonaro carece de capacidad para liderar el combate contra el virus. A su vez, 79% de los encuestados creen que la pandemia se ha desbocado. Un 55% de ellos tiene miedo a contagiarse.

Desconfianza hacia el nuevo ministro

Bolsonaro nombró a mitad de semana al cardiólogo Marcelo Queiroga como nuevo ministro de Salud, en reemplazo del general Eduardo Pazuello, quien no solo abandonó ese cargo muy cuestionado por su impericia: deberá enfrentar varias investigaciones por el costo de sus actos.

Los medios de prensa son pesimistas respecto de la posibilidad de autonomía de Queiroga, quien es amigo de la familia presidencial. En una columna publicada este viernes por Folha de San Pablo, el abogado Luís Francisco Carvalho Filho, señaló algo que es repetido por muchos analistas: en los hechos, el verdadero ministro de Salud es Bolsonaro. Lo de Queiroga es apenas una formalidad. "La convivencia temporal de dos ministros de salud es un capítulo cómico de la tragedia humanitaria. Nunca ha habido tanta inacción. El país está vulnerable, ansioso, agotado. Nunca había muerto tanta gente".

La única buena noticia que recibieron los habitantes de ese país en las últimas horas está relacionada con la vacuna AstraZeneca y Oxford: se ha probado su eficacia frente a la variante brasileña del covid-19, que hizo estragos en la ciudad amazónica de Manaos.