Encuentro en Alaska

EEUU y China intercambian reproches en la primera reunión entre sus cancilleres

Ambas partes dejan aflorar su rencor en la primera cumbre diplomática con representantes de la Administración Biden

Washington acusa a China de poner en peligro el orden mundial y Pekín responde acusando a Washington de hipocresía

Antony Blinken, el secretario de Estado de EEUU.

Antony Blinken, el secretario de Estado de EEUU. / Archivo

Ricardo Mir de Francia

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Estaba previsto que fuera un posado para los fotógrafos de apenas cuatro minutos con breves declaraciones de cada una de las partes, pero acabó convirtiéndose en un cuadrilátero de reproches de más de una hora enfrente de las cámaras. La primera reunión entre los ministros de Exteriores de Estados Unidos y China desde que Joe Biden llegó a la Casa Blanca salió todo lo mal que podía salir, un reflejo de la tensión que ha dominado la relación entre ambas potencias en los últimos años y que está llamada a continuar pese al relevo en Washington. La comitiva asiática acusó a EEUU de incitar a otros países a "atacar a China", mientras los representantes estadounidenses acusaron a sus invitados de acudir a la cita "con la intención de montar el número".

No es habitual que el rencor geopolítico se despache públicamente durante una reunión bilateral, particularmente cuando se pretende empezar con buen pie una nueva relación, pero eso es lo que sucedió en la cumbre de Anchorage (Alaska). Una cita que sirvió también para confirmar la creciente firmeza de la política exterior china, un país que ya no acepta lecciones de otros ni está dispuesto a dejarse intimidar. "También discutiremos nuestra profunda preocupación con las acciones de China en Xinjiang, Hong Kong, Taiwán, los ciberataques contra EEUU o la coerción económica sobre nuestros aliados", dijo el secretario de Exteriores, Anthony Blinken, al comenzar su parlamento. "Cada una de estas acciones ponen en peligro el sistema de reglas que mantiene la estabilidad internacional".

La respuesta china no tardó en llegar. Su canciller, Yang Jiechi, acusó a Washington de mantener una postura hipócrita respecto a los derechos humanos y el tratamiento de las minorías, criticó sus intervenciones en el extranjero y acusó a sus gobernantes de vivir estancados en "la mentalidad de la Guerra Fría". "Estados Unidos no representa a la opinión pública mundial, como tampoco lo hace el mundo occidental", apostilló Jiechi.

De Obama a Trump

Las chispas de este primer encuentro contrastan con la política que siguió Barack Obama durante sus años en la presidencia, cuando a tuvo a Biden de lugarteniente. Aquella Administración demócrata quiso convertir a Asia en uno de los centros neurálgicos de su política exterior, pero cuidándose de no entrar en un clima de confrontación con China. Todo empeoró substancialmente con Donald Trump, quien convirtió a Pekín en uno de sus chivos expiatorios de cabecera, se enzarzó en una guerra comercial con repercusiones globales y acabó designando como un "genocidio" la represión china de su minoría musulmana. Ahora Biden parece dispuesto a continuar con la línea dura tras haber acusado a Pekín de amenazar la democracia en el mundo.

Solo un día antes de la reunión, su Administración impuso sanciones a varios funcionarios chinos por sus acciones contra los activistas prodemocracia en Hong Kong. Lejos de callarse, su contraparte respondió acusando a EE UU de "masacrar" a su población negra e "incitar a algunos países a atacar a China" con su poder militar y su hegemonía económica. Después del espectáculo, poco aleccionador en términos diplomáticos, la parte estadounidense afirmó que las reuniones en privado habían sido serias y substantivas.