Derechos Humanos

Amnistía Internacional denuncia que la pandemia ha mermado los derechos de los presos

Las cárceles están a más de un 110% de su capacidad en más de un centenar de países

La salud mental de los reclusos se ha visto dañada por las estrictas medidas a las que se han visto sometidos

Personas esperan frente al Centro de Orientación Femenina de Obrajes en La Paz (Bolivia).

Personas esperan frente al Centro de Orientación Femenina de Obrajes en La Paz (Bolivia). / Martin Alipaz / EFE

El Periódico

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Mientras el mundo está sumergido en la campaña de vacunación contra el covid, Amnistía Internacional publica un nuevo informe en el que se habla de uno de los grupos más olvidados durante este año de pandemia: los presos. En el documento, Olvidados Detrás de las Barras, la organización denuncia que las cárceles se han convertido en un importante foco de propagación del virus y pide que se tomen medidas para evitar la masificación de espacios.

El estudio refleja que, en 102 países, la ocupación de las cárceles supera el 110% y que las personas que allí residen apenas tienen acceso a pruebas PCR, jabón o a equipos de protección individual (EPI) como las mascarillas. "Numerosos países con niveles de masificación peligrosamente altos en las prisiones, como por ejemplo Bulgaria, Egipto, Nepal y la República Democrática del Congo, continúan sin abordar los motivos de preocupación que despiertan los brotes de covid", indica Netsanet Belay, director de Investigación y Trabajo de Incidencia de Amnistía Internacional.

No solo eso, se hace muy difícil saber el número exacto de presos que se han contagiado ya que los gobiernos no están dando las cifras concretas de enfermos y muertos en los centros penitenciarios, aunque los datos de los que dispone Amnistía Internacional son "preocupantes". Para evitar la expansión, los gobiernos de todo el mundo están llevando a cabo violaciones contra los derechos humanos. "El uso excesivo del régimen de aislamiento para garantizar la distancia física, y a la aplicación de medidas inadecuadas para paliar los efectos perjudiciales de este aislamiento" son algunos de los métodos que ha dado a conoce Belay.

Perjuicio a la salud mental

Países como el Reino Unido o Argentina han tenido a presos aislados hasta 23 horas al día durante semanas o meses. "Se han impuesto aislamientos y cuarentenas excesivos y abusivos para contener la propagación", insiste el director, que añade que esta situación "podría constituir trato cruel, inhumano y degradante". A esto se suma la prohibición, en muchos casos, de ver a sus familias, lo que afecta directamente a la salud mental de los reclusos. "Se ha privado a la población penitenciaria del hilo que la mantiene conectada en el mundo exterior", explica Belay.

Desde la organización, se ha querido recalcar que los prisioneros están siendo olvidados también a la hora de la vacunación, muchos países guardan silencio sobre sus planes para inocular a este grupo de la sociedad de los más vulnerables. "A medida que se van definiendo las estrategias de vacunación, la no consideración de las personas detenidas como grupo prioritario tendrá consecuencias catastróficas para los presos y presas, para sus familias y para el sistema público de atención a la salud", zanja Belay. Las condiciones en las que se encuentran los reclusos no permiten que se mantengan medidas como la distancia social o la higiene, es por ello que Amnistía concluye su informe rogando a los Estados que incluyan a los presos con las mismas condiciones que la población general en los planes de vacunación contra el virus.