Violencia en las calles
Jornada sangrienta de protestas contra el golpe de Estado en Birmania
La represión de la junta militar que controla el país causa 38 muertos este domingo y acumula 126 desde febrero
Tras la detención de más de 2.000 personas, el gobierno legítimo da su apoyo a los grupos de autodefensa
Al menos 38 personas han sido asesinadas durante la jornada del domingo durante las movilizaciones contra el golpe de Estado militar del pasado 1 de febrero por el que las Fuerzas Armadas tomaron el poder en Birmania, según el balance de la Asociación de Asistencia a Presos Políticos de Birmania (AAPP, por sus siglas en inglés).
En total la AAPP ha contabilizado 126 muertos "debido a la represión violenta y arbitraria" y denuncia por ello un "drástico aumento" de las víctimas mortales entre los miles de manifestantes que han tomado las calles para exigir el fin de la dictadura militar y la liberación de los líderes políticos detenidos, entre ellos la líder ‘de facto’ del país, Aung San Suu Kyi.
Miles de detenciones
Además, la AAPP denuncia en su web que durante la jornada del sábado fueron detenidas, imputadas o condenadas 2.156 personas. Tres de ellas fueron condenadas: dos a dos años de prisión y otra a tres meses de cárcel, mientras que 73 han sido imputadas y 319 han sido puestas en libertad. Otras 1.837 siguen detenidas.
La AAPP denuncia "disparos contra manifestantes pacíficos, muchos de ellos estudiantes y jóvenes desarmados". En Rangún los enfrentamientos habrían sido especialmente intensos en el distrito de Hlaing Thar Yar, "convertido en un campo de batalla" y donde ha habido al menos 22 civiles muertos y más de 20 heridos, tres de ellos críticos. Las fuerzas de seguridad habrían incendiado varios inmuebles.
Revuelta contra la junta militar
Este mismo domingo, el gobierno del Comité Representante de la Asamblea de la Unión formado como gobierno legítimo tras el golpe de Estado, ha anunciado que la población tiene el derecho legítimo a defenderse de los golpistas y ha legitimado a los grupos de autodefensa surgidos tras la asonada.
Las protestas contra la junta militar golpista y la represión de la policía a su servicio se han intensificado especialmente en las últimas semanas. Funcionarios y empleados públicos se unieron al movimiento de desobediencia civil para colapsar los principales sectores del país. Sin embargo, el ejército les obligó a regresar al trabajo bajo amenazas.
La junta también ha intensificado su represión contra medios de comunicación y prensa extranjera. Así hasta 40 periodistas habrían sido detenidos por las autoridades, entre ellos Robert Bociaga, reportero polaco de la agencia alemana DPA. Muchos se encuentran acusados de violar el orden público, lo que les podría acarrear penas de cárcel.
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