Tormenta en la monarquía
El príncipe Guillermo niega que la familia real británica sea racista
El duque de Cambridge asegura que aún no ha hablado con su hermano, Enrique, pero tiene previsto hacerlo
Begoña Arce
Periodista
El príncipe Guillermo respondió este jueves con un "no somos una familia racista" a las acusaciones lanzadas por los duques de Sussex en la entrevista concedida a Oprah Winfrey. El duque de Cambridge es el primer miembro de la realeza que replica en persona a las duras declaraciones de Enrique y Meghan contra el entorno real. Un periodista preguntó a Guillermo sobre la polémica cuando visitaba una escuela en el Este de Londres acompañado de su esposa, Catalina. "¿Es la familia real racista?", le lanzó el reportero de Sky News Inzamam Rashid. Después de negar tal acusación y preguntado si había hablado ya con su hermano, Guillermo respondió, "No, aún no he hablado con él, pero lo haré".
Los miembros de la familia real suelen hacerse los sordos cuando a su llegada a un acto público alguien de la prensa les plantea a gritos una pregunta. Eso fue lo que ocurrió cuando a principios de esta semana el príncipe Carlos visitó un centro de vacunación instalado en una iglesia frecuentada por la comunidad africana en la capital. Guillermo, en cambio, optó por responder. Una muestra, se dice, de hasta qué punto la familia está dolida y furiosa. La acusación de racismo es posiblemente la peor y la más inaceptable para quienes la reciben.
La reina había contestado tras un largo silencio en palacio a la explosiva entrevista de los duques de Sussex con un breve comunicado el martes, que requirió consultas entre múltiples asesores y secretarios de las casas reales de Isabel II, el príncipe Carlos y el príncipe Guillermo, tres feudos independientes dentro de la actual estructura de la Corona británica.
En desacuerdo
En el mensaje, la familia se decía "entristecida" por las penalidades vividas por los Sussex y "preocupada" por los asuntos que había evocado la pareja, especialmente el de la raza. En contraste con ese tono diplomático obligado, en el comunicado había dos frases clave. "Los recuerdos sobre lo ocurrido pueden diferir", es decir, los agravios que la pareja afirma haber vivido son su versión, pero puede haber otras diferentes. Esas palabras "sugieren que la familia no está de acuerdo con todo lo dicho por los duques de Sussex", subrayaba 'The Daily Telepgah'. El comunicado añadía también que el asunto se dirimiría "en privado", tratando de atajar el debate público y la expectación provocados por la entrevista.
La disputa en la familia real alcanzó el jueves a la Cámara de los Comunes, cuando un diputado conservador, David Amess, preguntó si se podía hacer un hueco en la agenda parlamentaria para discutir el papel de la monarquía. Pregunta retórica porque su intención, como aclaró, es celebrar los 70 años del reinado de Isabel II. "Nunca es bueno para una familia airear en público una disputa, en la que todo el mundo sale dañado y herido por las repercusiones", afirmó.
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