Coronavirus en EEUU

El último paquete de estímulo de EEUU: un éxito histórico de Biden, un reto monumental

Tras la aprobación en el Congreso Biden firmará el viernes y la Casa Blanca prepara una gira por el país del presidente, Harris y de aliados

Las concesiones a demócratas moderados han forzado a dejar fuera de la ley batallas como el sueldo mínimo de 15 dólares la hora

La implementación enfrenta complicaciones burocráticas, especialmente en Hacienda y en la distribución de ayuda a gobiernos locales

Biden programa de estímulo económico

Biden programa de estímulo económico / Tom Brenner / Reuters

Idoya Noain

Idoya Noain

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El tercer gran paquete de estímulo de Estados Unidos para el combate contra las crisis del coronavirus ha recibido este miércoles la luz verde definitiva en el Congreso con una votación 220-211 en la Cámara baja tras la aprobación en el Senado el sábado. Aunque sin un solo voto republicano en ninguna de las dos Cámaras, la ley, que Joe Biden firmará el viernes, es un gran éxito del demócrata tras siete semanas en la presidencia y abre las puertas a un combate contra la pobreza sin precedente en décadas. Es también un reto monumental, tanto en términos logísticos para asegurar la implementación de un mastodonte legislativo de 1.9 billones de dólares como en términos políticos.

Biden abre ahora una nueva fase de más exposición pública en la que va a tratar de explicar el logro y los beneficios a los estadounidenses. El esfuerzo trata de evitar que, como pasó en 2009 en la Gran Recesión, los demócratas pierdan crédito por el rescate y pueda repetirse su descalabro en las legislativas de 2010.

Discurso, firma, rueda de prensa y gira

Biden va a hablar de la ley este jueves en un discurso en horario de máxima audiencia que tendrá el foco en la respuesta a la pandemia. Al día siguiente estampará su firma en la ley. Este mes ofrecerá también su primera rueda de prensa. Y la Casa Blanca está diseñando una gira por el país donde el presidente y la primera dama, la vicepresidenta Kamala Harris y aliados, incluyendo líderes políticos, sindicales, empresariales o comunitarios que han apoyado el rescate, van a exponerlo a los ciudadanos para profundizar aún más el respaldo que ya tiene. Según un sondeo esta semana del centro Pew, cerca del 70% de estadounidenses aprueban el rescate, incluyendo el 41% de republicanos o independientes de tendencia conservadora.

“Va a hacer falta un redoble sostenido para asegurar que todo el mundo entiende lo que hay en el paquete”, le ha dicho a 'The Washington Post' Ben LaBolt, un estratega demócrata cercano a la Casa Blanca. “Lo importante es una campaña de comunicación y que sea sostenida en el tiempo. Todo el mundo tiene que oír el mensaje siete veces para recordarlo. Un acto, una ceremonia de firma, no basta”.

Los elementos de la ley

Para lograr el consenso de los congresistas moderados y dada la mínima mayoría del Senado (con 50 de los 100 escaños y el voto de Harris para romper empates), Biden y el liderazgo demócrata han tenido que abandonar propuestas del ala progresista del partido, como la lucha por el salario mínimo de 15 dólares la hora o la idea de elevar a 400 dólares el suplemento semanal a la prestación por desempleo, pero lo que ha quedado en el paquete es mucho. Hay cheques directos de 1.400 dólares para los individuos que ingresaran el año pasado menos 75.000 dólares, la ampliación hasta septiembre del suplemento semanal de 300 dólares al paro o el aumento de las desgravaciones fiscales por hijo. Pero además hay, entre otras cosas, 350.000 millones de dólares en ayudas a gobiernos estatales, municipales y tribales; 86.000 millones dedicados evitar el colapso de pensiones, 30.000 millones para ayudar a ciudadanos en el pago de alquileres y servicios o ampliaciones de prestaciones de sanidad pública.

Los próximos meses serán críticos para implementar el plan y para determinar la velocidad con que el rescate llega a ciudadanos, negocios y gobiernos. El reto es especialmente complicado para Hacienda, que tiene que distribuir ayudas pero también hacer cambios en el código fiscal y empezar a distribuir el apoyo a familias con niños necesitadas. También se teme que la llegada de la ayuda a gobiernos locales pueda verse lastrada por complicaciones logísticas y burocráticas.