Política en Argentina

Patricia Bullrich y el sueño de ser la Dama de Hierro argentina

La política se ha convertido en la voz intransigente de la oposición al presidente Alberto Fernández

A los 64 años, la exministra de Macri busca aglutinar al voto conservador

Aunque ahora comulga con Bolsonaro, tuvo un pasado juvenil en la guerrilla peronista

Imagen de  la ministra de Seguridad Patricia Bullrich en el Gobierno de Macri en 2018.

Imagen de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich en el Gobierno de Macri en 2018.

Abel Gilbert

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El otro es un cuento de Jorge Luis Borges en el que el escritor, ya viejo, ciego y conservador, se encuentra con aquel joven iracundo que alguna vez fue. Uno habla desde el ímpetu. El otro, a partir de la experiencia y el cinismo. Aquella historia parece calzarle como un guante a Patricia Bullrich, quien a los 18 años fue un pequeño engranaje de la guerrilla peronista, en la actualidad es el referente de derechas que con mayor vehemencia se enfrenta al Gobierno de Alberto Fernández y, en un futuro, se imagina como la Dama de Hierro capaz de refundar el país a imagen y semejanza.

Patricia ha sido en rigor muchas Bullrichs. En septiembre de 1974, Argentina entraba en un ciclo de violencia política en espiral. Aquel mes se declaró el estado de sitio y Montoneros secuestró a los hermanos Juan y Jorge Born, hijos del dueño de una de las empresas más importantes de entonces. Un año más tarde, el grupo armado recibió a cambio 60 millones de dólares. Según Ricardo Ragendorfer, autor de Patricia, de la lucha armada a la seguridad, ella, la política, cuñada entonces de Rodolfo Galimberti, uno de los líderes de Montoneros y planificador del secuestro, "participa incidentalmente en tareas de inteligencia" de la llamada Operación Mellizas. Hace muchos años que Bullrich no se reconoce en aquella piba, al punto de haber negado toda relación con la insurgencia. Lo único que tuvo, dijo, es un breve "parentesco" con uno de sus líderes.

Un largo camino

La historia de Bullrich es la de un viaje de un extremo al otro de la política. "Sus constantes zigzagueos a través de las ideologías y de los espacios políticos no configuran un cambio de pensamientos, de principios, o de éticas. En todos los lugares que frecuentó ella siempre fue la misma. Su metodología es el alpinismo político", dice su biógrafo. Cuando Argentina recuperó en 1983 las instituciones democráticas, fue una de las principales dirigentes de la Juventud Peronista. Pronto se sumó a los revisionistas de la historia que colocaron en un plano simétrico los errores de los guerrilleros y los militares que tomaron el poder en 1976. Antes de que concluyera el siglo XX se desempeñó como ministra de Trabajo del presidente Fernando de la Rúa. Sería recordada como la autora de un proyecto de reducción de un 13% de las pensiones.

Entre 2015 y 2019 ejerció como ministra de Seguridad del presidente Mauricio Macri. Fue un adalid de la "mano dura", al punto de defender a un policía que disparó letalmente por la espalda a un ladrón de poca monta cuando se había dado a la fuga.

Vieja alcurnia

El viraje de la piba suele ser también explicado como un llamamiento de su linaje. Los Bullrich han participado en la política desde los días de la independencia. El primero de ellos, August, se casa con la hija de un hidalgo español, que es fusilado en 1812 por Juan Martín de Pueyrredón, apellido aristocrático que después confluirá, al igual que los no menos pudientes Luro, con el profuso árbol familiar de la exministra.

Bullrich intenta aglutinar a los votantes de Macri con la vista puesta en las parlamentarias de octubre. Después se verá. Por momentos, su discurso coincide con el de Jair Bolsonaro. "Quieren convertirnos en la Venezuela de Chávez”, brama. Pero a la vez, ella ha apoyado la ley que despenaliza el aborto y tiene hasta su grupo de simpatizantes LGBT. Se hacen llamar "La Puto Bulrrich" y rechazan que la izquierda se apodere de las banderas de la diversidad. "Por eso surge este nombre que es un juego entre el de ella y nuestra sexualidad", explican.

A estas alturas, Bullrich es la voz intransigente por excelencia de la oposición. Fue la primera en desobedecer el confinamiento en nombre de la libertad e impulsar marchas contra Fernández. "Usted es un mitómano", le dijo. El 1 de marzo, el presidente pidió que el Banco Central inicie una querella criminal contra Macri por haber protagonizado "la mayor malversación de caudales que nuestra historia recuerda”, al haber tomado un crédito de 44.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) que se evaporó en pocos meses. "No vamos a dejar que este Gobierno haga un juicio tipo soviético". Cuanto más sube el tono, más la aplauden.

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