Comisión

Sturgeon niega haber conspirado contra su predecesor

La pimera ministra escocesa está acusada de haber mentido al Parlamento la investigación por la acusación de abuso sexual contra Salmond

La batalla interna en la formación se libra a dos meses de unas elecciones cruciales para Escocia

Nuevos documentos cuestionan la versión de los hechos que hasta ahora ha mantenido la ministra principal

La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, en el Parlamento de Edimburgo.

La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, en el Parlamento de Edimburgo. / ANDY BUCHANAN / POOL

Begoña Arce

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La guerra civil en la que están enzarzadas las dos máximas figuras del Partido Nacional Escocés (SNP) pone en peligro el proyecto de una Escocia independiente. La ministra principal, Nicola Sturgeon, se enfrenta a un posible voto de censura y peticiones de dimisión, a dos meses de unas elecciones cruciales para el independentismo. Quien ha sido su gran impulsora como ministra principal y líder del SNP, respondió el miércoles durante horas a las acusaciones de haber interferido y mentido al Parlamento Escocés en la fallida investigación llevada a cabo contra su predecesor, el exdirigente Alex Salmond, por acoso sexual. La justicia declaró el pasado año inocente a Salmond, quien se considera víctima de un complot político, encabezado por la que durante años fue su discípula y protegida.

Errores graves

Ante la comisión de diputados escoceses que investiga aquel fiasco, Sturgeon calificó de “absurdo” que hubiera “un complot contra Alex Salmond”, alguien con forjó su carrera y con quien ha compartido una gran parte de su actividad política. “Es una de las personas más próximas que he tenido en toda mi vida. Jamás hubiera querido derribarle”, afirmó. Era alguien que “veneraba”, añadió, desde que tenía “20, 21 años”. Insistió en que su gobierno no tiene nada que ocultar, a pesar de las acusaciones de encubrimiento lanzadas por los partidos de la oposición. Reconoció que cometió “errores graves” durante la investigación, pero negó que hubiera caído en una irregularidad como ministra principal.

Nuevos documentos desvelados en los últimos días cuestionan la versión de Sturgeon. La disputa arrancó en enero del 2018 cuando dos mujeres, empleadas del Gobierno escocés, acusaron a Salmond de acoso sexual. Se abrió una investigación oficial, que fue declarada un año más tarde ilegal y tendenciosa por el tribunal que juzgaba la demanda. El acusado fue absuelto de 13 cargos por acoso sexual y uno por violación. El veredicto obligó a indemnizar a Salmond con 500.000 libras (579.000 euros) por los gastos legales. Sturgeon admitió como “incuestionable” la sentencia, pero indicó que, tras las conversaciones mantenidas con el que fuera su preceptor en el pasado había llegado a la conclusión de que “su conducta no había sido siempre la apropiada”. 

Sturgeon afirmó haber “olvidado” inicialmente una reunión clave, celebrada el 28 de marzo del 2018, durante la cual habría sido informada por primera vez de las acusaciones contra Salmond. Ella había declarado en el parlamento que fue advertida algunos días más tarde. Ante la comisión indicó que en aquel encuentro con miembros de su equipo y el exjefe del personal de Salmond se hizo una referencia general sobre problemas del exministro principal, pero no “sobre quejas específicas” de acoso.

La comisión parlamentaria había pedido sin éxito en dos ocasiones los informes del consejo jurídico que recibió en su día el Gobierno y que sólo fueron facilitados tras la amenaza de una moción de censura. Una ocultación intencionada, porque los asesores legales advirtieron que el gobierno iba a perder la demanda contra Salmond, a pesar de lo cual Sturgeon decidió seguir adelante.

La pasada semana, Salmond, que durante más de 20 años fue el hombre más influyente de Escocia, estuvo seis horas declarando ante el comité y dijo no tener “ninguna duda de que la ministra principal ha violado el código de conducta ministerial”. Si esa es la conclusión final, como también creen los conservadores escoceses, la posición de Sturgeon, que gobierna en minoría, es insostenible. 

La crisis interna llega a su apogeo con los sondeos vaticinando una victoria abrumadora por mayoría al SNP en las elecciones autonómicas del próximo 6 de mayo. Un triunfo que debía ser el motor para reclamar un nuevo referéndum de independencia al primer ministro británico, Boris Johnson, quien debe estar frotándose las manos.