Partido en la encrucijada

Dos mujeres para unir a La Izquierda alemana

Susanne Henning-Welssow y Janine Wissler tienen el reto de dirigir la formación en el superaño electoral que enfrenta el país con seis comicios regionales y los federales de septiembre

Encarnan las dos grandes almas de Die Linke: la más reformista y pactista que estaría dispuesta a un tripartido con el SPD y Los Verdes, y la más radical y antisistema que prefiere seguir en la oposición

Janine Wissler y Susanne Hennig-Wellsow, las nuevas líderes del partido La Izquierda.

Janine Wissler y Susanne Hennig-Wellsow, las nuevas líderes del partido La Izquierda. / TOBIAS SCHWARZ / POOL

Andreu Jerez

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La nueva dirección de Die Linke (La Izquierda) es una excepción en la política alemana: dos mujeres serán las encargadas de dirigir al partido situado más a la izquierda del arco parlamentario alemán a través del superaño electoral que enfrenta el país en el 2021.

Susanne Hennig-Wellsow, de 42 años, y Janine Wissler, de 39, fueron elegidas el pasado fin de semana en un congreso virtual. Sólo antes otra formación estuvo dirigida por dos mujeres en la historia de la República Federal: a principios de los 90, Los Verdes tuvieron por poco tiempo a dos políticas al frente. Desde entonces, no había vuelto a ocurrir.

Hennig-Wellsow y Wissler llegan a la dirección del partido en un momento complicado: la formación, fundada en 2007 tras la fusión de los poscomunistas orientales del PDS -Partido del Socialismo Democrático- y los socialdemócratas disidentes occidentales de WASG -Alternativa Electoral por el Trabajo y la Justicia Social-, está estancada en torno al 8% en las encuestas; las peleas internas amenazan con empeorar la situación con seis elecciones regionales y unas federales en el horizonte.

Dos almas

"Ahora consiste en unir al partido", dijo Henning-Welssow tras ser elegida. Las dos políticas no van a tener fácil el objetivo de unir filas. Sus propios perfiles y biografías políticas son muy diferentes y corporizan de alguna manera las dos grandes almas de Die Linke: el ala más reformista y pactista, dispuesta a cogobernar con los socialdemócratas del SPD y Los Verdes, y el ala más radical, que prefiere mantenerse en la oposición y ejercer una crítica fundamental al sistema.

Susanne Hennig-Wellsow pertenece claramente a la primera de las facciones: como exjefa del grupo parlamentario de Die Linke en Turingia ha formado parte del único gobierno regional que lidera su partido en Alemania. Hasta el pasado fin de semana fue la mano derecha de Bodo Ramelow, el único primer ministro que tiene Die Linke.

Esta germanooriental llega a la política federal con un claro objetivo: hacer posible en Berlín el tripartito de SPD, Verdes y Die Linke que gobierna en Turingia desde 2014, y que estuvo a punto de descarrilar en febrero del año pasado cuando la CDU y la ultraderecha de AfD votaron conjuntamente a un candidato minoritario y alternativo a Ramelow. "La vía de Turingia ha encontrado una puerta de entrada en la política federal", asegura ahora Hennig-Wellsow.

Su compañera Janine Wissler es bastante más cauta. "Depende de los contenidos", respondió en la rueda de prensa de presentación del dúo directivo al ser preguntada por un posible tripartido progresista alternativo al conservadurismo de la CDU-CSU, en el poder desde 2005.

Wissler procede de una tradición política diferente: crecida en Hesse, el oeste de Alemania, muestra un perfil más izquierdista, más anticapitalista y menos pragmático que la de su colega. Bregada en movimientos extraparlamentarios como Attac o la red trotskista Marx21, la hasta ahora diputada regional aterriza en la política federal con una agenda clara: redistribución de la riqueza de arriba abajo, fin al poder de los grandes consorcios, freno a la exportación de armas alemanas y rechazo a cualquier participación de la Bundeswehr en misiones militares en el extranjero.

Misiones militares

Este último punto es precisamente uno de los principales escollos para un eventual ejecutivo a tres bandas con socialdemócratas y verdes, una coalición hasta ahora inédita a nivel federal en Alemania. Ni tan siquiera dentro de Die Linke hay consenso en cómo posicionarse respecto a las misiones militares en el extranjero.

Si bien es cierto que la sorprendente elección de Norbert Walter-Borjans y Saskia Esken -del ala izquierda socialdemócrata- como presidentes del SPD en diciembre de 2019 abrió la puerta a un posible acuerdo con Los Verdes y Die Linke a nivel federal, las encuestas dejan por ahora nulo margen para esa coalición. La suma de los tres partidos no llega al 50% de los votos.

La nueva dirección de Die Linke se ha puesto, por ello, el objetivo de conseguir un resultado electoral de dos dígitos en las elecciones federales previstas para el próximo septiembre. Mucho tendrán que cambiar, sin embargo, las cosas para que Los Verdes descarten la opción que hoy por hoy parece más verosímil para Alemania: una coalición a la austríaca entre la unión conservadora de la CDU-CSU y los ecoliberales.

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