Polémica en Japón

La estudiante que tumbó al presidente del comité olímpico

La veinteañera japonesa provocó la dimisión de Yoshiro Moro con un tuit contra sus declaraciones machistas que desató un terremoto

La joven tomó conciencia en Dinamarca, donde estudió un año, de la desigualdad de las mujeres

Le veinteañera japonesa provocó la dimisión de Yoshiro Moro con un tuit que se convirtió en viral

Yoshiro Mori

Yoshiro Mori / AFP

Adrián Foncillas

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En una esquina, una estudiante veinteañera. Y en la contraria, el presidente del Comité Olímpico de Tokio 2020 y exprimer ministro. Los pesos están aún más desequilibrados en el país más patriarcal y jerarquizado del mundo pero el segundo acabó en la lona. Yoshiro Mori dimitió por sus declaraciones machistas tras resistir durante semanas al vendaval que había nacido en un tuit de Momoko Nojo. “No creo que la gente sea consciente de que tiene poder para marcar la diferencia, no sabe cómo elevar su voz”, explica Nojo.  

El hastío de Mori por las reuniones con mujeres había desatado la crisis en febrero. “Si aumentas su número y no limitas el tiempo de sus intervenciones, tienen problemas para terminar y eso es irritante. Tienen un sentido de rivalidad muy acusado y, si una habla, el resto siente la necesidad de hacerlo también. Y al final todo el mundo habla”, dijo en una reunión. No fueron más irrelevantes las risas de la audiencia. 

Los agravantes se amontonan. Primero, porque sólo hay cinco mujeres entre los 24 miembros del comité organizador cuando se prometieron más del 40%. Segundo, porque el coronavirus llenó el vaso con los despidos y suicidios de las mujeres en niveles máximos. Y tercero, porque los comentarios llegaban del máximo representante olímpico japonés en las vísperas de un evento que utilizan los países para colocar en el escaparate global lo más lustroso de su cultura. Y el machismo, hay quórum, no lo es.  

Dimisión y relevo

Confiesa Nojo que no midió las consecuencias de aquel tuit con la etiqueta “No permanezcas en silencio” que exigía responsabilidades. No abundan los precedentes de campañas con 150.000 adhesiones en apenas unos días en Japón y menos en cuestiones de género. Mori achicó agua con la fórmula litúrgica: balbuceó algo parecido a una disculpa por sus “comentarios inapropiados”, culpó a la prensa de malinterpretarlo y se soldó al cargo. Pero la crisis de relaciones públicas para Tokio, sumada a la incertidumbre causada por el coronavirus, aconsejaron adelgazar el lastre. Mori dimitió y fue relevado por Seiko Hashimoto, con una biografía más presentable: ministra de Deportes, medallista olímpica en patinaje de velocidad y una acreditada lucha por la igualdad de género. Nunca antes el presidente del comité organizador de unos juegos olímpicos había sido relevado a los cinco meses del encendido del pebetero. 

Quizá Mori conservaría la silla si Nojo no hubiera estudiado un año en Dinamarca. Allí cayó del caballo, recuerda. Ya era consciente de los problemas de las mujeres en su país pero no creyó que demandaran sus esfuerzos. Tampoco le incomodaron en exceso los comentarios que achacaban sus excelentes calificaciones en la facultad de Económicas de la Universidad Keio al deferencial trato de los profesores a las chicas guapas

“Pensé que era normal que un puñado de políticos tomaran las decisiones”, señala. La cultura en el país nórdico le fue extraña y le sorprendió que fuera dirigido por Mette Frederiksen, una mujer joven, en doloroso contraste con la esclerotizada, anciana y patriarcal clase política nipona. “Me di cuenta de que la democracia sí funciona ahí. Cada persona tiene sus opiniones y las expresa en diálogos abiertos. Conocí a líderes de partidos políticos y me sorprendió que tantos jóvenes se sumaran al activismo en comparación con Japón. Creen que sus voces sí pueden provocar cambios”.  

No youth, no Japan

Tras su regreso fundó la oenegé No youth, no Japan (Sin juventud no hay Japón) para vehicular su lucha contra el cambio climático y la desigualdad de géneros y convocar a las nuevas generaciones a una democracia participativa. “Casi el 70 % de los veinteañeros no votan y esa es una de las principales razones por las que los políticos japoneses no trabajan lo suficiente para nosotros”, opina.  

Japón atenta contra la lógica de que el desarrollo económico y la igualdad de género caminan juntos. La tercera potencia mundial ocupa el puesto 121 de 153 en la clasificación de igualdad de sexos del Foro Económico Mundial. Japón sigue aferrado a sus estructuras ancestrales que empujan a la mujer a los márgenes sociales. Ni la modernización supersónica posterior a la Segunda Guerra Mundial ni las leyes familiares posteriores cambiaron su realidad. Tampoco funcionaron las campañas del antiguo primer ministro, Shinzo Abe, por empujarlas al mercado laboral, motivadas menos por la sensibilidad social que por las exigencias productivas de una economía gripada con menguante mano de obra.  

La dimisión de Mori sugiere que algo se mueve bajo las férreas estructuras misóginas pero nadie espera un colapso inmediato. Melanie Sayuri, socióloga especializada en temas de género de Japón de la Universidad de Nuevo México, recuerda que comentarios sexistas de otros líderes fueron olvidados tras tenues disculpas y apunta al andamiaje institucional. “Las decisiones individuales de los políticos son relevantes como señales pero las cosas no cambiarán sin cambios estructurales. Y, teniendo en cuenta que esa evolución ha sido lenta, no considero que la dimisión de Mori sea un síntoma de cambios”, señala.  

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