Tensión en Rusia

La oposición rusa, en la encrucijada

El encarcelamiento de Navalni resta fuerza a su movimiento, dada la capacidad de convocatoria del activista y la ausencia de figuras carismáticas en su entorno

Reaparecen las rencillas del bloguero con su antiguo partido, Yábloko, que siembran la división entre las fuerzas opositoras ante las elecciones de septiembre

Alekséi Navalni, durante una vista ante un tribunal de Moscú.

Alekséi Navalni, durante una vista ante un tribunal de Moscú. / BABUSHKINSKY DISTRICT COURT PRES

Marc Marginedas

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El regreso de Alekséi Navalni, amén de la difusión del vídeo sobre el denominado 'Palacio de Putin', ha tenido el efecto de un tornado en la inmovilista política interna de Rusia. Manifestaciones de una amplitud no vista en una década, miles de detenidos, debates en los medios independientes acerca de los derechos humanos... De repente, en el gigante euroasiático, todo parece haberse acelerado tras años de quietud.

Sin embargo, pese al impacto conseguido por el bloguero en este arranque de 2021, nuevos interrogantes cuestionan la continuidad de las movilizaciones, en un contexto de creciente represión. Por un lado, queda por demostrar cómo reaccionarán los partidarios del activista al encarcelamiento de su líder, quien deberá pasar los próximos dos años y ocho meses tras las muros de una colonia penitenciaria. Por otro, rencillas internas entre las fuerzas rusas contrarias a Vladímir Putin que se arrastran desde tiempos pasados han resurgido en estos días, amenazando con sembrar la división en las filas opositoras.

"Navalni es el único líder opositor con gran capacidad de convocatoria; pero ahora va a pasar en la cárcel hasta el final de la presidencia de Putin, muy vigilado y sin poder comunicarse con sus seguidores", adelanta telefónicamente Tatiana Vorozhéikina, profesora de la Universidad Libre de Moscú. "En su entorno no existen personas de su carisma; tampoco entre otras fuerzas opositoras tradicionales", constata.

Leónid Volkov, hasta ahora portavoz del movimiento, instalado en Lituania y único miembro en libertad del círculo próximo de Navalni, ha asumido el liderazgo de las protestas, emitiendo consignas a través de Telegram. La semana pasada, tras constatar el elevado número de arrestados, que superaba las "12.000 personas", Volkov decretó una paralización temporal de las protestas "hasta la primavera" para guardar fuerzas ante las trascendentales legislativas de septiembre, un gesto que le reportó no pocas críticas entre sus propias filas. Días más tarde, enmendó parcialmente la línea a seguir, convocando para este pasado domingo por la noche una original protesta con las linternas de los móviles que la policía "no" pudo impedir".

El propio Navalni, en estos primeros días de reclusión, está demostrando que sigue contando con recursos para llevar su mensaje al exterior, a pesar de las limitaciones carcelarias. El pasado jueves, en su cuenta de Instagram, difundió un mensaje en su habitual tono de sorna en el que informaba haber sido declarado como "preso propenso a la fuga" por las autoridades carcelarias, lo que implicará una vigilancia más estrecha. "Antes me transportaban en convoyes y con fuerzas especiales; ahora me pondrán grilletes", ironizó.

Protesta con linternas de seguidores de Navalni en Moscú, el pasado 14 de febrero.

Protesta con linternas de seguidores de Navalni en Moscú, el pasado 14 de febrero. / SERGEI ILNITSKY

Ausencia de unidad

La falta de unidad entre los cabecillas opositores, quienes en el pasado se han batido en estériles luchas intestinas, constituye el segundo nubarrón que se cierne sobre las movilizaciones opositoras. Grigori Yavlinski, el líder histórico de Yábloko, un veterano partido liberal del cual el propio Navalni fue expulsado en 2007 por "actividades xenófobas", ha arremetido con dureza contra el bloguero, recordándole sus coqueteos con el nacionalismo. "Una Rusia democrática, respeto por la gente, y una vida sin temor y represión son incompatibles con las políticas de Navalni", ha escrito en su blog.

Vorozheikina, muy próxima a Yábloko, cree que Yavlinski se equivoca, ya que muchos de quienes salen a la calle no lo hacen porque compartan las opiniones de Navalni, sino para "protestar contra la corrupción y la falta de democracia". A mismo tiempo, destaca la evolución del opositor: "Regresando a Rusia, ha hecho un sacrificio personal y familiar; además, había moderado sus posiciones".

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