Absuelto por segunda vez

Trump: el dilema del Partido Republicano

La votación del 'impeachment' muestra tanto su poder como la creciente brecha que provoca en la formación

Su respaldo entre las bases es casi inquebrantable y los partidos estatales se han radicalizado con él

Sale empoderado por la absolución pero está atenazado por investigaciones penales y civiles

El expresidente Donald Trump saluda a su llegada a Palm Beach, el pasado 20 de enero.

El expresidente Donald Trump saluda a su llegada a Palm Beach, el pasado 20 de enero. / CARLOS BARRIA

Idoya Noain

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Donald Trump y el trumpismo siguen siendo, por ahora, la fuerza dominante en el Partido Republicano. Se confirmó el sábado cuando el expresidente logró ser absuelto en su segundo 'impeachment' en una votación 57- 43 que quedó corta de la mayoría de dos tercios del Senado necesarios para una condena. En los votos de los 43 republicanos que apoyaron su absolución, pero también en el de los siete que le declararon culpable de "incitación a la insurrección" por su papel en el asalto al Capitolio el 6 de enero, se condensa el dilema que Trump representa para el Grand Old Party. Aún es, claramente, su partido. No todos quieren que lo sea. Y nunca un 'impeachment' había tenido tantos miembros del partido del enjuiciado votando por su condena.

Basta mirar algunos sondeos entre republicanos para entender el peso de Trump, que recibió en noviembre 74 millones de votos, siete menos que Joe Biden pero una cifra récord para cualquier presidente que se presentara a la reelección y que, en reacción a la absolución, emitió un comunicado en el que dijo que su "movimiento" solo "acaba de empezar". Una encuesta de enero de Gallup situaba su aprobación entre los conservadores en el 82%. Según otra más reciente de Monmouth University, el 72% sigue creyendo sus mentiras de que Biden ganó la presidencia por un inexistente fraude. En otro sondeo de CNBC, el 74% quieren que siga activo en el partido y, de esos, el 48% quieren que lo haga como el líder. En otra encuesta de Vox y Data for Progress solo el 22% le consideraban culpable de la insurrección y menos aún, el 12%, creían que debía ser condenado en el 'impeachment'.

Ese último sondeo también incluía un dato que explica, aunque sea en parte, la votación del sábado. El 69% de los republicanos preguntados avisaban de que era menos probable que votaran a un senador que declarara culpable a Trump. La presión de perder a las bases es real, como lo es el miedo a que los más extremistas y radicalizados lleguen a emplear la violencia contra quien "dé la espalda" a Trump, la frase que escogió FoxNews el sábado para señalar a los siete republicanos que se unieron a los demócratas. Y se suma a la del resto de la maquinaria mediática ultraconservadora y la del entorno de Trump, así como a la de los propios partidos estatales, dominantemente radicalizados hacia el trumpismo.

El comité ejecutivo de la formación en Luisiana, por ejemplo, aprobó unánimemente el mismo sábado una "censura" o reprobación "en los términos más contundentes" del voto de condena del senador Bill Cassidy. También el presidente de los republicanos en Carolina del Norte tildó de "sorprendente y decepcionante" el voto contra Trump del senador Richard Burr. Y los 10 republicanos que votaron en la Cámara Baja a favor del 'impeachment', especialmente la congresista Liz Cheney, ya han empezado a ser objeto de furia no solo de las bases, sino del ala radical del partido, que promete retarlos con candidatos trumpistas en sus primarias.

El futuro político

El dilema republicano lo evidenció quizá como nadie Mitch McConnell, el líder en el Senado, que votó por la absolución pero, en el más extremo de sus habituales ejercicios de imposible contorsionismo político, ofreció después un discurso demoledor contra Trump. "No hay duda, ninguna, de que el presidente Trump es práctica y moralmente responsable por provocar los acontecimientos" en el Capitolio, dijo McConnell. Horas más tarde, en una entrevista con 'Politico', reconocía que su único objetivo es recuperar la mayoría perdida en las legislativas de 2022. "Mi meta es, en todas las formas posibles, tener nominados que pueden ganar", dijo. "Algunos pueden ser gente que le guste al expresidente. Algunos no".

McConnell también dijo en el Senado que Trump "aún es responsable por todo lo que hizo en el cargo. No se ha librado de nada aún". Y ponía sobre la mesa uno de los elementos que realmente atenazan el futuro político del expresidente: la posibilidad, pese a la absolución en el 'impeachment', de que pueda tener que rendir cuentas ante la justicia. Está siendo investigado en Georgia por presionar a las autoridades electorales, en Washington por el papel que pudo desempeñar en el asalto al Capitolio, antes de la insurrección ya tenía un caso abierto por sus finanzas en la fiscalía de Nueva York y hasta podría aparecer en demandas por lo civil de víctimas del 6 de enero.

Sin detalles

De momento Trump, sin el altavoz de la presidencia ni de las redes sociales, no ha dado detalles de qué hará. En su comunicado del sábado habló vagamente de compartir planes con sus seguidores "en los próximos meses" y pende sobre el partido la posibilidad de que se presente de nuevo como candidato en 2024.

Incluso antes, ahora mismo, aunque algunos republicanos aseguren que sus apoyos menguan y ya haya claros aspirantes a la nominación presidencial como Nikki Haley que tras ser sus aliados buscan distanciarse, muchos más son conscientes o abrazan su poder. El senador Josh Hawley, otro potencial candidatos a la Casa Blanca, se mueve bajo el manto del trumpismo. Lindsey Graham ha anunciado que pronto irá a Mar-A-Lago para hablar con Trump de "su papel en el GOP y el futuro del partido". Y Kevin McCarthy, el líder republicano en la Cámara Baja que el 6 de enero tuvo una acalorada conversación a gritos con él por su resistencia a urgir a sus seguidores a que abandonaran el asalto al Capitolio, tardó solo unos días en ir a fotografiarse sonriente con él en Palm Beach. "Por el bien de nuestro país, la agenda radical demócrata debe frenarse", dijo tras la reunión.