Golpe de Estado

La junta militar justifica la detención de Suu Kyi por unos 'walkie-talkies'

La líder birmana, de la que no se sabe nada desde la asonada, se enfrenta a una pena de hasta tres años de cárcel

Médicos y trabajadores sanitarios se niegan a trabajar salvo casos de emergencia médica en protesta por la asonada

Militares birmanos montan guardia ante el Parlamento, donde sigue encerrado un grupo de diputados.

Militares birmanos montan guardia ante el Parlamento, donde sigue encerrado un grupo de diputados. / MAUNG LONLAN

Adrián Foncillas

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Unos 'walkie-talkie' justifican el actual arresto domiciliario de la líder de un país y podrían llevarla a la cárcel. Ocurre en Birmania, que se desliza inquietantemente hacia tiempos que parecían superados. Aung San Suu Kyi ha sido acusada de vulnerar las leyes nacionales de importación con esos aparatos de comunicación que habrían utilizado sin autorización sus guardaespaldas y fueron hallados en el registro de su domicilio

Lo reveló esta mañana un medio estatal afiliado al estamento militar que gobierna Birmania desde la asonada del lunes. El presidente depuesto, Win Myint, está acusado de ignorar las precauciones legales contra el coronavirus atendiendo a un acto electoral con cientos de fieles. Ambos se enfrentan a penas de hasta tres años y de ellos no se ha sabido nada desde el lunes pero se da por sentado que permanecen recluidos en sus domicilios oficiales de Napidaw, la capital administrativa levantada décadas atrás en medio de la jungla.  

El medio añade que ya se ha iniciado la investigación del presunto fraude en las elecciones de noviembre, ganadas por goleada por la Liga Nacional por la Democracia de Suu Kyi. El resultado humillante que cosechó el partido apadrinado por los militares está detrás del golpe de Estado, señalan los analistas. El jefe del Ejército, Min Aung Hlaing, lo ha defendido como "inevitable" tras ser ignoradas sus denuncias de pucherazo a pesar de que los observadores internacionales han aclarado que las disculpables inexactitudes en ningún caso afectaron el resultado

Es previsible que las arbitrarias detenciones estimulen el enfado popular. La lucha en las calles que había pedido Suu Kyi al pueblo que la venera se antoja lejana pero en las últimas horas se percibe una marejada creciente. El personal médico de 70 hospitales de Napydaw, Rangún y otras ciudades del país se han declarado en huelga y prometido que no trabajarán a las órdenes de un gobierno que, aclaran, antepone sus prioridades a las urgencias sanitarias de la pandemia. Muchos de ellos brindan sus servicios ahora en sus domicilios o en clínicas privadas, según la prensa local.

Métodos de otras revueltas

Una cuenta de Facebook que coordina las protestas ha sumado más de 150.000 seguidores en un día, muchos internautas han incorporado el rojo a sus perfiles en señal de apoyo a Suu Kyi, en las calles de Rangún se escuchan caceroladas al caer la noche y la principal organización universitaria ha propuesto una huelga de todos los funcionarios. Las protestas han tomado prestados métodos de otras revueltas recientes en Asia como los tres dedos que se popularizaron durante las demandas democráticas en Tailandia o el uso de aplicaciones de mensajería encriptada que fueron habituales en Hong Kong

Un vistazo a la hemeroteca revela los riesgos de desafiar en las calles a los militares. El medio oficial 'Global New Night of Myanma'r ha prevenido “contra los que propagan en redes sociales rumores sobre protestas” y pedido al pueblo “que detenga esas acciones y coopere con el Gobierno en cumplimiento de las leyes”. 

La comunidad internacional ha continuado con las condenas generalizadas al golpe de Estado. Estados Unidos, la Unión Europea o el G-7 han exigido al estamento militar que restablezca el gobierno civil. En el Consejo de Seguridad de la ONU no ha salido adelante un comunicado de condena por la oposición rusa y china y las reservas indias y vietnamitas.