Crisis sanitaria global

La caótica gestión de las vacunas pone en el punto de mira a Von der Leyen

La presidenta de la Comisión Europea intenta rehacer su imagen tras el fiasco provocado por el nuevo mecanismo de control de exportación de vacunas

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. / FRANCISCO SECO

Silvia Martinez

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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lleva semanas en el punto de mira debido a los retrasos en la llegada de las vacunas contra el coronavirus, negociadas por su equipo en nombre de los Veintisiete y que han obligado en algunos Estados miembros a echar el freno en la campaña de vacunación. Una presión que alcanzó la semana pasada su momento más difícil cuando una filtración reveló que tampoco la farmacéutica anglosueca AstraZeneca cumpliría con el contrato firmado con la Unión Europea al entregar este primer trimestre del año sólo un cuarto de los fármacos prometidos (más de 100 millones).

Ante el temor a una fuga de vacunas hacia países terceros como el Reino Unido, la reacción de Bruselas fue poner en marcha un mecanismo para controlar la exportación de las vacunas fabricadas por las farmacéuticas con las que los Veintisiete han firmado acuerdos de compra anticipada. Un instrumento que en última instancia permite a los Estados miembros impedir la exportación de vacunas si consideraran que la empresa en cuestión no cumple con sus obligaciones contractuales.

El tiro, sin embargo, le salió por la culata debido a un error político de bulto cometido por su equipo más cercano que ha puesto en entredicho su trabajo. Y es que, el mecanismo se lanzaba con un daño colateral que afectaba directamente a otro dossier igual de explosivo que la estrategia de vacunación como es el Brexit. En su primera versión, el mecanismo de transparencia incluía la suspensión de la aplicación del protocolo entre Irlanda e Irlanda del Norte, creado para evitar el regreso de una frontera dura a la isla y proteger los acuerdos de paz del Viernes Santo.

El artículo 16 del mismo lo permite en caso de "graves dificultades económicas, sociales o medioambientales" y es lo que decidió activar el equipo de la exministra de Defensa alemana, por temor a que las vacunas europeas pudieran colarse en el Reino Unido a través de Irlanda del Norte. El problema es que la decisión se tomó con extremada rapidez, sin consultar ni a Londres ni  a Dublín, ni por lo que parece, al negociador europeo, Michel Barnier, o la comisaria irlandesa Mairead McGuinnes que este pasado domingo reconocía que "fue un error".

Retirada del texto

Von der Leyen se vio obligada casi de inmediato a retirar el texto, intentar apagar el incendio desatado en Londres, Belfast y Dublín a golpe de teléfono y revisar el contenido del reglamento para garantizar que el nuevo instrumento, que estará en vigor hasta el 31 de marzo, no afectará al protocolo de Irlanda. "Como decimos en mi país, solo el Papa es infalible. Lo importante es reconocerlo pronto (el error) y corregirlo", ha quitado hierro este lunes su portavoz, Eric Mamer, apuntando hacia el vicepresidente ejecutivo Valdis Dombrovskis. "Lo que puedo decir es que hay un gabinete que ha liderado esto y es el vicepresidente ejecutivo porque es responsable de comercio", ha añadido.

Desde que ocurrió, la alemana ha estado colgada del teléfono para tratar de redimirse aunque las críticas a su gestión no han dejado de aflorar en la capital comunitaria. Entre otros motivos por centralizar las decisiones más importantes en su equipo más cercano de colaboradores, llegados con ella desde Berlín, sin contar hasta el último momento con el Gabinete de comisarios, sin confiar en el engranaje de la Comisión, y por comunicar sistemáticamente primero a la prensa alemana desairando en cierta forma al resto del público europeo. El grupo liberal en la Eurocámara, por ejemplo, ha pedido su comparecencia pública para dar explicaciones y aclarar lo sucedido aunque por ahora solo acudirá a una reunión del grupo a puerta cerrada este martes. Lo mismo hará ante el PPE, S&D y Los Verdes.

El embrollo se produce tras una de las semanas más complicadas vividas por la Comisión Europea en la gestión de la pandemia de coronavirus debido a la drástica reducción en el número de vacunas comprometidas por algunas farmacéuticas en sus contratos con la UE, particularmente la anglosueca AstraZeneca. "Estamos teniendo un mandato muy productivo. Siempre habrá problemas en el camino y lo aceptamos pero lo importante es reaccionar, corregir y mejorar la situación", sostiene el portavoz de Von der Leyen sin aclarar si sienten que ha sido "la semana más negra" desde que llegara a la presidencia del Ejecutivo comunitario.

Ritmo de entregas

La semana, en todo caso, comienza mejor de lo que terminó la anterior. Tras una teleconferencia con los consejeros delegados de las farmacéuticas con las que han firmado contratos, Von der Leyen anunció el compromiso de AstraZeneca de entregar 9 millones de dosis más. Esto significa que distribuirán durante este primer trimestre de 2021 un total de 40 millones de dosis frente a los 31 millones anunciados hace dos semanas. Una cifra que considera "un paso adelante" pero que supone un 50% menos de los 80 millones prometidos en diciembre, y lejos de los más de 100 millones de dosis previstos en el contrato inicial firmado el pasado 27 de agosto.

La alemana ha recibido este lunes otro pequeño balón de oxígeno con el anuncio de BioNTech/Pfizer del envío de 75 millones de dosis adicionales de su vacuna contra el covid-19 en el segundo trimestre. Además, según han indicado los portavoces comunitarios, a partir del 15 de febrero se normalizará la situación y la empresa empezará a cumplir de nuevo con el calendario de entregas previsto que hará que se distribuyan "hasta un total de 600 millones (de dosis) en 2021", ha indicado Von der Leyen.