La convulsa política italiana
Italia: 66 Gobiernos en 75 años
La media de duración de un Ejecutivo en la República italiana es de un año y dos meses.
El primer mandato de Andreotti fue, de nueve días, el más corto, y el segundo de Berlusconi, de más de 1.000 días, el más largo.
La inestabilidad política es una dolencia crónica a la que los italianos ya están acostumbrados.
Irene Savio
Periodista
Italia es una potencia mundial en la creación de números extraordinarios. Sus gobiernos brotan y caen a un ritmo implacable como demostración de una realidad que ya de por sí se intuye asombrosa. Gobiernos en Italia hubo muchísimos. En concreto, 66 en 75 años, un promedio de vida de alrededor un año y dos meses, desde que el país se convirtió en República en 1946. El número, casi inverosímil, es idéntico al de los Ejecutivos habidos desde el nacimiento de Italia como país en 1861, hasta que dejó de ser monarquía, que suman 65. La cifra global es de 131 gobiernos en 160 años de existencia del Estado italiano. La patología, diríase, es crónica, como ha vuelto a evidenciar la reciente caída del Gobierno de Giussepe Conte.
Pero hay, a partir del posfascismo, una razón noble, como recuerdan los intelectuales más finos: el lugar de la política en la estructura del Estado italiano actual se limitó desde entonces, para evitar que se repitiera la concentración de poder que creó un dictador como Benito Mussolini. Existen muchos ejemplos que lo demuestran, pero uno que siempre provoca estupor es el de los tránsfugas, políticos en el Parlamento que pasan de un partido al otro sin más, porque no hay castigo alguno. Otros son la estructura bicameral casi perfecto en sí, así como la existencia de órganos con mucha independencia.
De ahí que la caída de los gobiernos en Italia, ya no sorprenda, y solo sea "un motivo más en la resignación colectiva por la degeneración de una política débil, incapaz de mantener con firmeza la riendas del poder", como dice el escritor y periodista Sergio Rizzo. Las estadísticas son infinitas. Hay quien defiende que el Gobierno más corto de la República fue el del democristiano Amintore Fanfani, que en 1954 duró apenas 11 días. Pero el primer Ejecutivo del también democristiano Giulio Andreotti, se formó el 18 de febrero de 1972, no logró la confianza del Parlamento y tuvo que renunciar después nueve días (aunque se quedó en funciones 4 meses más, hasta que se llegó a un acuerdo).
El 'Belcebú' de la política italiana
Luego nació el segundo Gobierno Andreotti , y así también se puso fin a una de las crisis de Gobierno más largas de la historia del país. Detalle no secundario: Andreotti se convirtió desde entonces en ese genio maquiavélico (Belcebú era uno de sus apodos) que lideró la política italiana en las siguientes décadas (fue 7 veces primer ministro), lo que conllevó un alud de acusaciones (incluso por vínculos con la mafia), la mayoría de las cuales no tuvieron una repercusión real sobre él. Y con él al frente, también lideró la política italiana la Democracia Cristiana (DC), el partido de centro que dominó la escena desde el posguerra hasta los 90.
Y, sin embargo, Italia también tuvo primeros ministros que ejercitaron un papel clave para permitir que este país y la Unión Europea estén donde están. Por citar dos ejemplos: Antonio Segni, cuyo primer mandato solo duró un año y 10 meses pero que en 1957 firmó el tratado que le dio existencia a la Comunidad Económica Europea, y Romano Prodi, luego presidente de la Comisión Europea en el difícil inicio del siglo XXI. Y dos más: Emilio Colombo (1970-72), bajo cuyo mandato se legalizó el divorcio, y Aldo Moro, que en 1975 enfiló a Italia al G7.
Sin embargo, la geometría del Parlamento italiano nunca permitió a Aldo Moro colocar al Partido Comunista (PCI) en el Gobierno, a pesar de ser la formación comunista más grande de la Europa Occidental hasta su disolución en 1991. Eso sí, en 1976, en plena guerra fría, el líder del PCI, Enrico Berlinguer, ordenó a los suyos abstenerse en el Parlamento para que Andreotti, por tercera vez, lograra formar un Gobierno estable. Solo en 1998, muerto el PCI, Massimo D’Alema se convertiría por dos años en el primer jefe de Gobierno de origen comunista.
Caído el muro de Berlín y finiquitada en 1994 la llamada Primera República -cuyo desplome coincidió con el mega-escándalo de corrupción Tangentopoli-, se inició lo que se conoce como la Segunda República italiana, que fue marcada por otro leviatán político: Silvio Berlusconi. Pero también el controvertido empresario conservó brevemente el poder en 1994, antes de caer, y de que se nombrara el primer Gobierno técnico de Italia, el de Lamberto Dini, en 1995.
El centroderechista Berlusconi fue el hombre que elevó al máximo exponente uno de los peores tópicos que existen sobre el italiano, la furbizia -astucia-, ese modo de hacer del todo vale para salirse con la suya, sin preocuparse por la comunidad y la legalidad. Y aún así el segundo Gobierno Berlusconi fue el más largo de la República, 1.409 días. Otro fue el de Matteo Renzi, el presidente más joven de la historia, cuyo Gobierno fue cuarto por duración, 1.019 días.
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