Indignación en Francia

Al ritmo de la 'Macarena', una treintena de policías protagonizan un guateque en plena pandemia

Sin mascarillas ni distancia social e infringiendo el toque de queda, los agentes se despidieron de uno de sus compañeros de filas con una fiesta que se prolongó hasta las 3 de la mañana en la sala de descanso de la Comisaría de Aubervilliers

La Prefectura de París ha anunciado una investigación sobre el incidente

Miembro de la policía francesa.

Miembro de la policía francesa. / BERTRAND GUAY

Irene Casado Sánchez

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"¡Dale a tu cuerpo alegría Macarena!". Al ritmo del emblemático compás de Los del Río, la comisaría de Aubervilliers, al noreste de París, se despidió de uno de sus compañeros de filas. Ni rastro de mascarillas, ni distancia social, ni respeto alguno del toque de queda que obliga a los franceses a permanecer en sus casas a partir de las 18 horas. El 22 de enero, una treintena de policías, capitanes y agentes de la policía judicial incluidos, protagonizaron un guateque que se prolongó hasta las 3 horas de la madrugada en la sala de descanso del cuartelillo -con un aforo máximo de 6 personas-. Las imágenes de la juerga, reveladas por la web Loopsider, avivan la indignación de la opinión pública, privada desde hace meses de fiestas multitudinarias. 

“¿Si una comisaría solicitase organizar una fiesta de despedida?”, pregunta Loopsider a la Prefectura de Policía de París. “¡Está prohibido!”, zanja su interlocutor al otro lado del teléfono. “No organizamos momentos convivenciales […] Nos adaptamos. No porque seamos una comisaría y un servicio de policía hay una diferencia con el resto de la población, estamos sometidos a las mismas reglas sanitarias”, continúa. Un discurso poco o nada convincente a la vista de los vídeos e imágenes de los agentes agitando sus caderas al compás del hit español. Sin olvidar, en un segundo plano, las cervezas, botellas de vino y aperitivos salados que debieron saciar el apetito de los convidados. 

La escena irrita, y con razón. Desde el pasado 30 de octubre, los franceses permanecen privados de restaurantes, también de bares, salas de fiesta, museos, cines y teatros. Desde el 16 de enero, un toque de queda reforzado les prohíbe pisar la calle a partir de las 18 horas. Desde hace días, la amenaza de un tercer confinamiento para frenar la curva de contagios y controlar la propagación de las nuevas variantes del coronavirus, flagela a propios y extraños. La salud mental de los franceses está, según múltiples expertos, en caída libre. La perspectiva de participar en una juerga que ponga fin a las restricciones sociales es cuando menos lejana, casi remota.

Ejemplaridad en entredicho

Muchos se preguntan cómo pudo ocurrir tal evento en plana pandemia. Según las informaciones recopiladas por la web Loopsider, el comisario habría dado su visto bueno a la organización del festejo. Una versión puesta en duda por un agente de la misma delegación: "No puedo creer que haya dado su autorización, es una persona extremadamente rigurosa. No es su estilo […] Desde la crisis sanitaria, este tipo de ágape está prohibido", asegura al diario Le Parisien.

Sea como fuere, la jarana tuvo lugar. Tras la revelación de las imágenes, la Prefectura de París habría abierto una "nota de servicio". "Las fiestas de despedida están completamente prohibidas. Si no damos ejemplo, ¡quién lo hará!", insisten desde la prefectura parisina. En efecto, la ejemplaridad de los agentes, encargados de multar a sus conciudadanos cuando no respetan las restricciones dictadas por el Gobierno, deja mucho que desear. Valga como ejemplo, hacer caso omiso del toque se queda o no llevar mascarilla se traduce en una multa de 135 euros, un montante que puede aumentar en caso de reincidir. Los agentes que participaron en la parranda infringieron todas las normas sanitarias que deben hacer respetar.