Tensión política en Italia

Conte apela al europeísmo para que su Gobierno siga en pie

El primer ministro italiano logra la confianza de la Cámara de Diputados y espera tener hoy el respaldo del Senado para evitar la caída del Ejecutivo

Giuseppe Conte, en el Congreso italiano en una foto de archivo.

Giuseppe Conte, en el Congreso italiano en una foto de archivo. / REUTERS / REMO CASILLI

Irene Savio

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 “Mi llamamiento es muy claro. Hay un proyecto político muy preciso”, ha recalcado este lunes el primer ministro italiano, el abogado Giuseppe Conte, al defender varias reformas de su coalición ligadas al plan de recuperación de la Comisión Europea. Y más aún. “No nos podemos permitir que, como pasó en Estados Unidos, se alimente la tensión”, ha avisado en su segundo discurso del día, al invocar la responsabilidad de los parlamentarios italianos para que le apoyen en el Parlamento y eviten así la caída de su Gobierno como consecuencia de la salida del líder de Italia Viva, Matteo Renzi

Con este preámbulo, el Gobierno italiano ha logrado esta noche la confianza de la Cámara de Diputados, con 321 votos a favor. En contra han votado 259 diputados y 27 se han abstenido. Un resultado que ha revalidado la holgada mayoría del Ejecutivo italiano en ese hemiciclo, así como también ha certificado la inesperada negativa de algunos diputados de centro y centroderecha a apoyar la caída del actual Gobierno. 

Este Ejecutivo, había dicho ya en la mañana un apesadumbrado Conte, es una administración “reformadora” y “con una clara vocación europeísta”, que tuvo que enfrentarse a una pandemia que puede “acrecentar las desigualdades” sociales. Por esto, “(pido) a todos los que tengan Italia en el corazón os pido: ayúdennos”, afirmó, para luego abrir la puerta a algunas concesiones. Entre ellas: no quedarse con el control de los servicios secretos, uno de los motivos de la ruptura con Renzi, ni con los poderes del ministerio de Agricultura, que hasta la crisis ejercía una ministra de Italia Viva.

Conte así ofreció un ramo de olivo a Renzi que, en verdad, no fue mucho más largo que estas palabras. En sus discursos, no le dedicó amplios fragmentos ni le destinó críticas feroces -como había hecho cuando su anterior socio, el derechista Matteo Salvini, rompió con él en 2019,- pero igualmente sugirió que una pacificación con el político florentino es ahora mucho más remota. “No se puede borrar lo sucedido”, observó, pues “hay que pasar página”.

Crisis en el Gobierno

“Bravo Conte. No paremos ahora”, lo festejó Nicola Zingaretti, el líder del Partido Democrático, que junto al Movimiento 5 Estrellas e Izquierda y Libertad, los partidos que aún integran la coalición, le han defendido durante todo el pasado fin de semana. “Bueh, Conte vive en Marte”, ironizó, por su parte, Salvini, quien en estos días -junto con Hermanos de Italia- ha estado frotándose las manos por el inesperada turbulencia que vive el Gobierno de Roma.

No es ningún secreto que no existe una solución sencilla en la difícil aritmética de la actual configuración política italiana. Esto, sobre todo, porque aún se teme que Conte pueda no obtener la mayoría en el Senado, donde la actual coalición no reúne un número suficiente de apoyos para gobernar si no logra reclutar nuevos apoyos en la votación de hoy.

Tanto así que incluso la nonagenaria senadora Liliana Segre, superviviente de Auschwitz y quien por edad y estado de salud es población de riesgo, ha dicho que acudirá a votar a pesar de que aún no ha recibido la vacuna. “Los médicos me habían dicho de evitar pero ante esta situación he sentido una necesidad muy fuerte, una mezcla entre indignación civil y sentido del deber”,   -ha explicado la senadora, al justificar su voto a favor de Conte-

Con su voto, junto con el de los otros senadores vitalicios (el exprimer ministro Mario Monti ya dijo que votará a favor), el de los senadores del grupo mixto y algún disidente de otros partidos, Conte podría lograr la mayoría relativa. Eso es, el malabarismo numérico que la prensa italiana ha estado en estos últimos días barajando como posible puerta de salida de la crisis. Pero, aun de ocurrir así, será el presidente italiano, Sergio Mattarella, quien tendrá la última palabra sobre esta azarosa solución.