Represión en Rusia

La policía rusa detiene a Navalni tras regresar a Rusia en una jornada caótica

El bloguero ha sido detenido nada más llegar a Moscú y permanecerá bajo custodia policial hasta ser presentado ante el juez

El líder opositor ruso, envenenado en verano con Novichok, ha regresado a su país en un accidentado viaje debido al desvío de su vuelo

Se vivieron escenas caóticas y detenciones en el aeropuerto, en el que una multitud de partidarios y cientos de periodistas le aguardaban

La policía rusa detiene a Navalni al aterrizar en Moscú

La policía rusa detiene a Navalni al aterrizar en Moscú. /

Marc Marginedas

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Caos, maniobras dilatorias, protestas, actuación violenta de antidisturbios y decenas de detenidos. El accidentado regreso a Rusia del opositor Alekséi Navalni, tras recuperarse en un hospital de Alemania de una tentativa de asesinato con veneno, ha cubierto de largo, este domingo, las expectativas creadas en los días previos. Poco antes de aterrizar, el avión en el que viajaba fue desviado súbitamente, desde el aeropuerto de Vnúkovo a Sheremetievo, otro de los aeródromos que sirven a la capital rusa. Ya una vez en tierra, el bloguero fue arrestado, tal y como se preveía, y permanecerá bajo custodia policial hasta su próxima presentación ante el juez, según ha informado su portavoz, Kira Yarmish.

Rodeado de periodistas que le acompañaban desde Berlín, Navalni ha dado una rueda de prensa improvisada en los pasillos de la terminal, momentos antes de cruzar el control de pasaportes, en la que ha pedido disculpas a sus compañeros de viaje por las molestias causadas por la modificación de plan de vuelo decidida por las autoridades, lo que, según su opinión, constituye una muestra de la “estupidez” de quienes gobiernan su país. Después de calificar de “fabricados” los nuevos procesos judiciales iniciados contra él en su ausencia, el opositor ha proclamado, en tono desafiante: “la verdad está de mi lado”.

La excusa oficial, esgrimida por las autoridades y el piloto del avión en el que viajaba Navalni, para cambiar el itinerario fue una supuesta “avería” en las máquinas quitanieves que limpian los accesos por carretera desde Moscú al aeropuerto de Vnúkovo, donde originalmente estaba prevista la llegada. Sin embargo, nadie dudaba este domingo en Moscú que fue la gran expectación que se había generado en la terminal y sus alrededores, donde se habían congregado una muchedumbre de partidarios y cientos de periodistas, la razón del cambio repentino.

Y es que durante las horas previas al aterrizaje del avión, se vivieron en Vnúkovo las previstas escenas de caos y tensión. Cientos de periodistas que portaban billetes que nunca llegaron a utilizar para vuelos que salían sobre la media tarde, la hora de llegada de Navalni, lograron sortear de esta manera la prohibición de acceder al edificio terminal sin un ticket válido. En el exterior, centenares de simpatizantes, muchos de los cuales portaban flores y regalos, gritaban “abajo los chekistas”. Con esa palabra, la oposición rusa y la antigua disidencia soviética hacen referencia a los miembros del exKGB.

Detenciones en la terminal

Cuando faltaba poco más de una hora para el aterrizaje del vuelo DP936 de Pobeda, una aerolínea de bajo coste perteneciente a la compañía estatal de bandera rusa Aeroflot, Liubov Sóbol, la número dos del movimiento de Navalni, fue detenida en la misma terminal junto a otros activistas. “La gente que se ha congregado aquí es gente de paz”, había declarado a los medios, poco antes de su arresto. Al cabo de poco rato, mediante altavoces y empujones, agentes antidisturbios pertrechados con cascos y protección empujaron hacia el exterior a los informadores, muchos de ellos con cámaras, que se apelotonaban en la entrada principal pero que no podían sortear el control de seguridad debido a que carecían de billete.

La zona de llegadas había sido convenientemente vallada para impedir la visibilidad a los periodistas. Entre el gentío, en medio de gritos ocasionales y extraños grupos de ‘espontáneos’ que habían venido, supuestamente, a dar la bienvenida a una célebre cantante rusa, era posible detectar la presencia de huidizos individuos con el rostro cubierto con máscaras y que muchos asistentes consideraban como informadores de paisano pertenecientes los cuerpos de seguridad.

Lo sucedido en Moscú en estas primeras horas tras el regreso de Navalni a su país constituye una muestra del grave problema que supone para el Kremlin su presencia en territorio ruso: el envenenamiento, lejos de alejar al bloguero de la política, ha tenido exactamente el efecto contrario:  ha incrementado su perfil y visibilidad, tanto en el interior como en el exterior del país, según coinciden muchos observadores. Pese a que el Kremlin intenta presentar a Navalni como un “fenómeno marginal”, su nombre ya es conocido en todo el mundo y sus movimientos, como el regreso de ayer a su país natal, generan y generarán gran atención mediática. Tatiana Stanóvaya, fundadora del laboratorio de ideas R.Politik y colaboradora del centro Carnegie, sostiene que el regreso del activista presenta un grave dilema para el poder ruso: dejarlo en libertad equivaldría a dar una imagen de debilidad, mientras que encarcelarlo puede convertirlo en un mártir de su causa.

La Administración de Biden exige la liberación de Navalni

Jake Sullivan, recién nombrado asesor de Seguridad Nacional del presidente electo de EEUU Joe Biden, ha exigido la "liberación inmediata" de Alekséi Navalni, al tiempo que ha condenado las tentativas de acabar con su vida atribuídas a los servicios de seguridad rusos. En un tuit, Sullivan ha demandado la excarcelación del bloguero, y ha exigido a las autoridades rusas que sean juzgados y condenados los "perpetradores del envenenamiento" que sufrió en verano. "Los ataques del Kremlin contra Navalni no son solo una violación de los derechos humanos, sino una afrenta al pueblo ruso, que quiere que sus voces se oigan", reza la declaración.