Crisis sanitaria global
La India afronta la mayor y más compleja campaña de vacunación del mundo
El proceso empieza el sábado y el plan es haber vacunado a 300 millones de personas en agosto
En principio, el Gobierno no contempla la vacunación universal sino alcanzar una masa crítica que rompa la trasmisión
Hay dos fármacos disponibles, aunque uno de ellos todavía no ha cumplido la tercera fase de los ensayos
Adrián Foncillas
Periodista
La India afronta la mayor y más compleja campaña de vacunación del mundo con un Gobierno que ha acumulado dislates contra el coronavirus. Por un lado están los 1.350 millones de habitantes, las infraestructuras precarias y la endeble cobertura sanitaria; por el otro, la excepción a la ejemplar gestión asiática de la pandemia. Es desaconsejable la calma que exhibe China, con un reto demográfico similar pero con el virus embridado y la economía encarrilada. A La India sólo la supera Estados Unidos en contagios y atraviesa una recesión histórica.
Las autoridades han dado luz verde a dos vacunas para la inminente campaña que en agosto habrá cubierto a 300 millones de personas si se cumple el plan. La hoja de ruta contempla su inicio el sábado con el personal médico, voluntarios, policías, soldados y la población más frágil. La evolución de la pandemia dictará la estrategia futura, ha aclarado Delhi, pero no se contempla la vacunación universal sino alcanzar una masa crítica que rompa la transmisión. La aprobación fue saludada por el primer ministro, Narendra Modi, como el punto de inflexión en la lucha contra la pandemia. "Todos los indios se sentirán orgullosos de que las dos vacunas se fabriquen en La India", avanzó.
Sobre la vacuna Covishield, desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, no se debate. La diseñada por el laboratorio Bharat Biotech y un instituto nacional, conocida como Covaxin, no ha completado la tercera fase de ensayos y nadie ha revelado aún cuál es su eficacia. Su acelerada aprobación desborda incluso las comprensibles urgencias y se sospecha que ha influido menos la salud que el inflamado nacionalismo de Modi. "Ha sido prematura y puede ser peligrosa", ha juzgado el parlamentario, periodista y escritor Shashi Tharoor. La comunidad científica comparte las reservas.
Precios irrisorios
La vacunación de 300 millones de personas en un país deliciosamente caótico no se antoja cómoda pero tampoco faltan argumentos optimistas. La India encabeza la fabricación global de vacunas con el 60% del total, cuenta con media docena de gigantes y, entre ellos, con Serum Institute of India. Nadie fabrica más vacunas en el mundo ni más rápido que esa empresa familiar fundada medio siglo atrás. Su capacidad para sacar cientos de millones de unidades a precios irrisorios no sólo es la esperanza para la India sino para los países en desarrollo. Las venderá al Gobierno a precio de coste, unos 3 dólares por unidad, en contraste con los casi 20 dólares que cuesta la de Pfizer en Estados Unidos. El resto del mundo, sin embargo, tendrá que esperar, porque la compañía ya ha aclarado que su prioridad es la población nacional.
La India cuenta, además, con un sistema engrasado durante cuatro décadas. Su programa de inmunización universal vacuna cada año a 26 millones de recién nacidos y 29 millones de embarazadas contra la polio, el sarampión o la hepatitis. Esos 55 millones están aún muy lejos de los 300 millones planeados pero la India confía en sostener su estrategia sobre esos cimientos.
La operación no sólo requiere de recursos materiales y humanos mastodónticos sino de precisión suiza. La India cuenta ya con 27.000 depósitos refrigerados desde los que partirán las vacunas hasta ocho millones de suministro a temperaturas que oscilan entre los -2 y los -8 grados. A la campaña contra el coronavirus se sumarán 150.000 enfermeras y comadronas de las 223.000 involucradas en el plan de vacunación anual y se invitará a las estudiantes de enfermería a sumarse como voluntarias. Y para ordenar el previsible caos registral es previsible que recurra al código de doce dígitos que identifica a los indios frente a Hacienda.
Inepto y errático
El coronavirus llegó tarde a la India pero se instaló con fuerza. Las obvias carencias del país confabulan con un Gobierno inepto y errático: el estricto confinamiento ordenado meses atrás, sin planificación ni alternativas a los trabajadores, no sólo condenó al hambre a buena parte de la población sino que expandió el virus de las ciudades a todos los rincones.
El Gobierno lo levantó poco después, aceptando como mal menor la convivencia con el virus y confiando en que la joven edad media de su gente mantendría razonablemente baja la factura de fallecidos. Ha rebasado ya los 10 millones de contagios y roza los 150.000 muertos. Las vacunas le ofrecen al Gobierno una oportunidad de redención pero el mundo nos enseña estos días que aquellos que fallaron en la prevención y los confinamientos siguen fieles al fracaso en su reparto.
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