Violencia en Colombia

"El mundo es muy indulgente con el presidente Duque"

internacional entrevista a Alberto Yepes

internacional entrevista a Alberto Yepes / Camilo Del Cerro

Abel Gilbert

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El jurista Alberto Yepes tiene 57 años y dirige el Observatorio de Derechos Humanos y Derecho Humanitario Coordinación Colombia - Europa - Estados Unidos (CCEEU), de intensa actividad antes y después de la firma de los acuerdos de paz. Es una de las voces que con mayor vehemencia denuncia la ola de asesinatos de líderes sociales.

-¿Cómo explica tantos asesinatos?

-La situación se ha agravado desde el inicio del Gobierno de Iván Duque y hay una reacción de la extrema derecha contra el Acuerdo de Paz. Se busca que descarrile. Los números lo dicen todo: desde que se firmó el fin del conflicto armado, en el 2016, ha sido asesinados1080 líderes y 251 ex guerrilleros de las FARC que habían entregado las armas convencidos de que estaban garantizadas los derechos a la vida y su reincorporación a la vida económica.

-Usted habla entonces de una política intencionada.

-En el fondo se busca instalar la agenda de mano dura del expresidente Álvaro Uribe y de reactivación de la guerra. Por eso no hacen nada para impedir la acción de los paramilitares.  Me sorprende la débil reacción de la comunidad internacional si se compara con lo que sucede en otros países de la región. Es muy indulgente con Duque.

- Ni siquiera la pandemia ha frenado la violencia.

- La pandemia ha traído una situación de emergencia que no excluye la represión. El covid-19 no es una desgracia para el presidente, sino un pretexto para profundizar la agenda de las grandes corporaciones y los sectores más pudientes.

-La muerte de varios jóvenes durante las últimas protestas sociales en Bogotá han provocado una suerte de conmoción. ¿Usted advierte las mismas reacciones frente a lo que ocurre más allá de la capital?

- Bogotá es la sede de los poderes del Estado y una zona de mayor visibilidad y ruido. Sin embargo, lo más preocupante ocurre en las regiones donde ni siquiera llegan los ojos vigilantes de la comunidad internacional. Es ahí donde los episodios de muerte se han naturalizado.

-La fiscalía asegura que muchos de esos casos se han esclarecido.

-Llama esclarecimiento a la mera detención de personas comprometidas con los hechos: meros sicarios. Pero hay una completa ausencia de quienes son los perpetradores intelectuales, los que se benefician con los exterminios.

-¿Existe alguna relación entre los asesinatos y el modo en que se resuelven los conflictos laborales?

-Lo que ha habido durante los últimos 40 años es un sistemático proceso de exterminio del movimiento sindical para disciplinar la fuerza de trabajo. Esa ha sido parte de la misión del paramilitarismo. Colombia tiene una tasa de sindicalización del 3%, es una de las más bajas del mundo. Ser líder sindical es anotarse a una rifa para perder la vida. En 20 años han muerto 3.500 dirigentes sin que se haya hecho nada por detener este exterminio. Todo lo que huela a oposición es catalogado de enemigo interno.

-¿Qué espera para 2021?

-Todo se agudizará porque entraremos en los preparativos de las elecciones presidenciales del año próximo. Las disputas políticas irán acompañadas otra vez de arremetidas contra líderes sociales que se oponen a proyectos extractivos, petroleros o mineros, y allí donde antes se desplegaba el conflicto armado o tiene lugar una fuerte protesta social. Habrá que ver qué sucederá además con la protesta social en las ciudades. 

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