pulso a la democracia

Anatomía de una foto histórica del asalto al Capitolio

Las turbas que se colaron en el edificio hicieron un esperpéntico depliegue de simbología trumpista y supremacista

Un grupo de partidarios de Trump, en una de las salas del Capitolio, sede de la democracia de EEUU que fue asaltada el 6 de enero pasado. / /

Un grupo de partidarios de Trump, en una de las salas del Capitolio, sede de la democracia de EEUU que fue asaltada el 6 de enero pasado. / / / AFP / SAUL LOEB

Rafa Julve

Rafa Julve

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Es una foto y su autor es Saul Loeb, de la agencia AFP, pero bien podría ser un óleo sobre lienzo identificado como 'Trump asalta la democracia', como ya tituló EL PERIÓDICO en su portada de la edición de papel de este 7 de enero. Se trata de una imagen que pasará a la historia tanto por su atractivo visual como por su relevancia política.

Las turbas afines a Donald Trump, alentadas por el propio dirigente republicano, tomando el Capitolio como reacción a la victoria demócrata y exhibiendo todo tipo de simbología afín al todavía presidente y vinculada a movimientos negacionistas y supremacistas. La que sigue es una radiografía de algunos de los elementos clave de la foto.

El Trumpismo en una foto. Analizamos la imagen del asalto al Capitolio que pasará a la historia

El Trumpismo en una foto. Analizamos la imagen del asalto al Capitolio que pasará a la historia. / Carlos De Diego / Marc Femenia

Hasta el corazón de la democracia

La sala en la que se encuentran los sujetos que aparecen en la imagen es una zona de paso ubicada en la planta superior del Capitolio, cerca del Senado. Las hordas trumpistas lograron colarse en el edificio y muchos de estos individuos camparon a sus anchas por algunos de los lugares más emblemáticos. Los hubo que hasta se hicieron selfis en la propia Cámara donde intervienen los representantes y se inmortalizaron abrazando estautas de los padres de la democracia estadounidense. Un esperpento, vamos.

Nativismo, supremacismo, populismo...

El individuo que aparece en el centro de la imagen es Jake Angeli, conocido también como 'Yellowstone wolf'. Ataviado con un 'tocado' propio de los guerreros nativos de alta alcurnia, este personaje es uno de los habituales en las manifestaciones favorables a Trump, que siempre ha encontrado apoyos en los movimientos nativistas, populistas y supremacistas amantes del 'America First' ('América primero'). Entre ellos QAnon, organización ultra con la que simpatiza Angeli según la cual el mundo está bajo el poder de una élite pedófilos del "estado profundo" como Clinton y Obama que secuestra a niños, los encierra en mazmorras, practica ritos satánicos para beber su sangre y mantenerse siempre jóvenes.

Ningún antifascista en la sala

Cuando la foto empezó a correr como la pólvora por las redes, más de uno confundió el tatuaje que tiene en la mano el tipo de la sudadera amarilla con una hoz y un martillo. Se empezó a hablar incluso de la presencia de los Antifa en la insurrección trumpista, pero la 'fake news' acabó diluyéndose rápido. El tatuaje que lleva ese hombre de frondosa barba es un símbolo de 'Dishonored' (Deshonrado), un videojuego protagonizado por un cruel asesino que se mueve por un mundo dominado por una corrupta dictadura. Así lo confirmó el creador de este juego, Harvey Smith, que dejó claro que el símbolo no tiene de antifascista nada de nada.

La cara del negacionismo

Solo el hombre que aparece a la izquierda se cubre la boca y la nariz con una mascarilla. También lleva la prenda la única mujer que sale en la foto, aunque como si no la llevara, porque la tiene por debajo de la barbilla. Los partidarios de Trump siempre han quitado hierro a la pandemia y se han mostrado contrarios a confinamientos, mascarillas y demás. EEUU ya es el país con más muertos por covid por cada millón de habitantes y cuenta en total con más de 350.000 fallecidos por el coronavirus.

La gorra talismán de Trump

La gorra que lleva el sujeto con la chaqueta de cuero con franjas naranjas y amarillas: 'Make America Great Again'. El principal eslogan que Trump ya enarboló en su primera campaña electoral, en la que alcanzó la presidencia. Es una expresión tomada del también republicano Ronald Reagan y con la que se ha desarrollado una ingente campaña de 'merchandising'. Su presencia ha sido habitual en los mítines pro-Trump, en los que también se ha escapado alguna que otra bandera confederada como las que ayer portaban algunos de los asaltantes del Capitolio, una enseña muy del agrado del supremacismo blanco.

El origen de todos los males

Siguiendo con las banderas, nos fijamos ahora en la que pone 'Trump is my president'. Se trata de una enseña que los partidarios del magnate republicano han enarbolado en los últimos tiempos, especialmente desde que él aireó la idea de que habría un fraude electoral que lo desbancaría de la Casa Blanca. Sus demandas se han ido desmoronando como un castillo de naipes en los juzgados, pero sus partidarios continúan sin reconocer la victoria de Joe Biden. Por cierto, el individuo que lleva la bandera ha sido despedido por su empresa, la firma de marketing NDM, tras haber visto la imagen en la que aparece como uno de los asaltantes del capitolio. En la foto, el joven lleva una acreditación con el nombre de la compañía, que aboga "por las actitudes pacíficas y el cumplimiento de la ley" por parte de sus empleados.

El cuestionado papel de la policía

La cámara de seguridad que hay en la pared del fondo. Pese a todas las medidas de vigilancia, un grupo nutrido de personas pudieron acceder al interior del Capitolio. Se investiga si la policía del Capitolio actuó en connivencia con estas turbas y les permitió acceder al recinto. Hay vídeos por las redes sociales que así lo denuncian, mientras que expertos policiales ven fallos "catastróficos" en la protección del capitolio.

Suscríbete para seguir leyendo