La colonia, tras el Brexit

España y Gibraltar abren una nueva era

El acuerdo para derribar la frontera, sellado justo antes del Brexit, alivia a los trabajadores españoles en el Peñón

La integración de la colonia en el espacio Schengen es algo que el Reino Unido jamás aceptó para los británicos

Españoles cruzan la frontera con Gibraltar

Españoles cruzan la frontera con Gibraltar / JORGE GUERRERO / AFP

Begoña Arce

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La libertad de movimiento que han perdido los británicos con la salida de la UE, consumada con el cambio de año, van a tenerla los súbditos de su majestad la reina Isabel II en Gibraltar. Un “principio de acuerdo entre España y el Reino Unido” va a permitir evitar un Brexit duro en el Peñón y va a garantizar el flujo de circulación en una frontera que, en la práctica, quedará derribada en seis meses. Esa es la base del nuevo tratado sobre Gibraltar que el gobierno británico debe negociar con Bruselas en los próximos meses.

Los habitantes de la Roca van a tener un privilegio que siempre fue anatema en las islas británicas: la pertenencia al espacio común de Schengen, que permite la libre circulación por territorio europeo. Gibraltar seguirá las normas de la UE, por lo que la frontera dejará de estar en la Verja para situarse en su puerto y aeropuerto. Quienes entren desde territorio español no necesitarán pasaporte, pero sí los británicos que quieran viajar a su colonia, ya que el Reino Unido no forma parte de Schengen.

El acuerdo fija un periodo de transición de cuatro años, “con España como miembro responsable, lo que permite suprimir los controles entre Gibraltar y España”. Tanto la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, como el primer ministro británico, Boris Johnson, se felicitaron de la solución hallada in extremis. El acuerdo no hace referencia a la eterna disputa sobre la soberanía.

Unos 15.000 españoles que trabajan en la Roca y unos 200 camiones podrán seguir cruzando a diario la frontera sin obstáculos y barreras, en una comarca empobrecida, el Campo de Gibraltar, en la que viven más de 300.000 personas. En teoría, tenían garantizado el paso fluido incluso sin acuerdo, siempre que estuvieran inscritos en un registro. Pero un Brexit duro habría acabado con muchos de sus empleos en Gibraltar y privado a las poblaciones españolas cercanas de una clientela con alto poder adquisitivo.

Ello explica el alivio con que fue acogido el pacto entre todas las autoridades y, sobre todo, entre los habitantes del Campo de Gibraltar. “El 60% del PIB de La Línea de la Concepción lo genera Gibraltar”, recordó el presidente de la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa de La Línea (Apymell), Lorenzo Pérez Periáñez.

Británicos pierden, gibraltareños ganan

A Johnson le gusta repetir que con el Brexit quería seguir “teniendo la tarta y comerse la tarta”. Que el Reino Unido conservara las ventajas de la Unión Europea sin estar dentro de ella. Dijo haberlo conseguido después de alcanzar el 24 de diciembre el acuerdo comercial Post-Brexit con Bruselas, aunque la realidad sea muy otra.

Con la salida de la UE los británicos pierden, como ya se irán dando cuenta, muchos derechos adquiridos, incluido el de la libre circulación por la UE. Los únicos que podrán decir, que se comen la tarta y la siguen teniendo (un pastel incluso más grande que antes) son los gibraltareños, que votaron contra la salida de la UE en el referéndum de 2016. Nunca han sido más europeos que ahora, más de lo que lo fueron los británicos, que jamás estuvieron en el club de los 26 países que integran Schengen.

Beneficios para el tráfico de mercancias

Con el acuerdo se ha evitado un colapso en la Verja y ha imperado el sentido práctico. González Laya y su homólogo británico, Dominic Raab, estuvieron negociando por videoconferencia hasta las tantas, en la madrugada del jueves, a pesar de que las conversaciones entre los dos departamentos habían comenzado el 9 de junio. El acuerdo incluye otros beneficios de la UE para el Peñón, como un régimen aduanero para el tráfico de mercancías, siempre que se garantice la competencia legal en el plano fiscal, medioambiental y social.

La guardia europea de fronteras (Frontex) velará por los controles en el puerto y aeropuerto, que España no reconoce como territorios cedidos en el Tratado de Utrecht. La ministra advirtió de que, si no se logra un acuerdo, Gibraltar sería “el único lugar donde haya un Brexit duro”.