Legislativas en Venezuela

Los venezolanos votan en medio del desencanto

La renovación completa del Congreso no despierta mayor entusiasmo en medio de la pandemia y la crisis económica

Parte de la oposición rechaza la convocatoria electoral y afirma que continuará con las protestas en las calles

El líder opositor venezolano Juan Guaidó.

El líder opositor venezolano Juan Guaidó. / periodico

Abel Gilbert

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Las elecciones parlamentarias de Venezuela se parecen a un espejo roto en cuatro partes que devuelve la imagen de una realidad astillada. El gobernante Partido Socialista Unificado (PSUV) se ha garantizado el apoyo a regañadientes de una parte de la sociedad y espera que acuda este domingo a las urnas a pesar de las calamidades diarias. Un sector de la oposición aceptó el desafío de participar de la contienda a pesar de ir disperso y de que el oficialismo ha contado a favor con toda la maquinaria estatal. Las desgastadas fuerzas que encabeza el diputado Juan Guaidó, reconocido por Estados Unidos y otros 54 gobiernos "presidente encargado", proseguirán en las calles y redes sociales con su boicot de los comicios y el llamamiento a rechazar a Nicolás Maduro en una consulta popular. Pero a la vez, una buena parte de los venezolanos observa con distancia y extrañeza estas elecciones, como si sucedieran en otro país.

Las parlamentarias de 2015 alcanzaron un 75% de participación. Entonces, una oposición unida logró captar el interés de una parte importante de los venezolanos descontentos, incluso chavistas. Las presidenciales de 2018 que permitieron la controvertida reelección de Maduro involucraron a un 46% del padrón electoral. Varias consultoras han estimado que a día de hoy ejercería el derecho a votar un 30% de los ciudadanos habilitados para hacerlo. La pandemia, el miedo al contagio a partir de las flexibilizaciones previstas por el Gobierno a lo largo de diciembre, explican ese comportamiento. Pero ese no sería el único factor disuasorio. Felix Seijas, de la consultora Delphos, considera que las preocupaciones presentes de buena parte de los venezolanos que perciben dos dólares mensuales como salario exceden a la cuestión electoral. “Piensan en qué pueden comer y que no se corte la luz”, de dónde van a sacar el agua para cocinar o si va a estropearse la nevera con el próximo corte de energía.

El Congreso que tomó posesión en enero de 2016 bajo la conducción opositora colisionó de inmediato con el Palacio de Miraflores. Apenas quiso poner en marcha una consulta popular para decidir la continuidad del presidente Nicolás Maduro, el Tribunal Supremo lo ilegalizó. Un año después, el madurismo puso en funciones a una Asamblea Nacional Constituyente que no se propuso redactar ninguna Carta Magna. Ni siquiera reformarla. Solo desempeñarse como legislatura paralela. Con las elecciones del 6D, el madurismo busca recuperar el control de la Asamblea Nacional. El PSUV confía en que obtendrá al menos 200 de 277 escaños de diputados.

Conflicto interno e internacional

El 6D es otro capítulo más del conflicto político interno e internacional que se agudizó especialmente tras la muerte de Hugo Chávez. Se ha cuestionado el papel del Consejo Nacional Electoral (CNE) y la decisión del Tribunal Supremo de intervenir judicialmente varias formaciones opositoras. La UE, que no enviará observadores. La Organización de Estados Americanos (OEA) acordó, en sintonía con Washington, darle la espalda a la contienda. Rusia ha decidido, en cambio, respaldarla.

Aunque se trata de una elección legislativa, Maduro intervino febrilmente de la campaña hasta el punto de asegurar que si su partido fuera derrotado esta vez sí abandonaría la presidencia. Por momentos, se ha comportado como un candidato más, con su repertorio de promesas y demonizaciones. "Tras ver todos los debates, me cansé de tantos ataques y mentiras. Me indigné y dije para mí mismo: te están retando, ellos quieren convertir una elección de diputados en un plebiscito", dijo, al aceptar ser entrevistado en la televisión por distintos medios de comunicación. Fue, en rigor, otro insólito acto proselitista.

La encrucijada de Guaidó

"Lucharemos hasta ver libre y democrática a Venezuela y les pido que nos acompañen en esta lucha. El 6D rechacemos el fraude y el 12D todos a la #ConsultaPopular para mantenernos activos contra la dictadura", dijo el líder opositor Juan Guaidó. Su capacidad de convocatoria ha menguado de manera considerable si se compara con los meses que siguieron a su autoproclamación como "presidente encargado", el 24 de enero de 2019. Sin embargo, el diputado confía en que tanto la movilización callejera como la participación virtual en la consulta le permitirán recobrar parte de la musculatura política.

5 de enero vencen sus mandatos como legisladores y deberían abandonar sus cargos. Se da por sentado que, al amparo de sus alianzas internacionales, Guiadó reivindicará su continuidad institucional. Argumentará la falta de legitimidad de las elecciones y del mismo Gobierno. La derrota electoral de DonaldTrump lo dejó sin su aliado más activo. Dos semanas después de que juren los futuros diputados venezolanos, comenzará la era de Joe Biden en la Casa Blanca. Si bien el Palacio de Miraflores no espera grandes cambios en las relaciones con Estados Unidos, no descarta un gradual desapego de la futura diplomacia norteamericana de la hoja de ruta que Guaidó diseñó con los halcones republicanos.