Comicios en el país sudamericano

Venezuela cierra la campaña de sus elecciones más insólitas

Opositores y oficialistas salen a la calle en medio del covid-19 y la calamidad económica

Un sector opositor llama a boicotear la contienda y otro acepta las reglas de juego del Gobierno

Se estima que el madurismo logrará un cómodo triunfo el próximo domingo

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Abel Gilbert

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La campaña electoral con miras a los comicios parlamentarios del 6 de diciembre cerró este jueves en Venezuela con hechos que definen el carácter políticamente insólito de la contienda: las calles fueron ocupadas por defensores del presidente, Nicolás Maduro, los sectores de la oposición que han aceptado participar de unos comicios en los que el Partido Socialista Unificado (PSUV) lleva todas las de ganar y, además, las fuerzas que convocan activamente a la población a no votar este domingo. "Este pueblo no va a dejar solo a Maduro; (...) va a defender a su presidente y a la revolución", dijo Jorge Rodríguez, uno de los dirigentes del PSUV. Los adversarios tolerados por el Palacio de Miraflores, entre ellos Henry Falcón, Luis Parra y el pastor evangélico Javier Bertucci, redoblaron sus llamamientos a castigar en las urnas al madurismo, aun sabiendo de que sus posibilidades de hacerlo son muy acotadas. Si se confirman las proyecciones, el oficialismo obtendrá al menos 200 de 277 bancas de diputados. El diputado Juan Guaidó, reconocido por EE.UU y otros 54 gobiernos como "presidente encargado" de Venezuela, encabezó este jueves las contramanifestaciones en Caracas en defensa de la consulta paralela.

El 6-D ha tenido, desde su convocatoria, la marca de la controversia. Se ha cuestionado el papel del Consejo Nacional Electoral (CNE) y la decisión del Tribunal Supremo de intervenir judicialmente varias formaciones opositoras. La transparencia ha sido cuestionada no solo por las fuerzas que apoyan a Guaidó. El excandidato presidencial Henrique Capriles se apeó de la carrera electoral después de fugaces negociaciones con el Gobierno que permitieron liberar a 100 presos políticos. Su petición de postergar los comicios no fue atendida. La UE ha decidido no enviar observadores a Venezuela. La Organización de Estados Americanos (OEA) ha acordado, en sintonía con Washington, darle la espalda a la contienda.

Más allá de las posiciones de uno y otro sector, la consultora Datanálisis estima que acudirá a votar el 30% del padrón. El creciente desencanto con el estado de las cosas, de un lado y, por el otro, la pandemia, que ha infectado a casi 100.000 personas y, además ha profundizado la calamidad económica y social, no favorecen la participación popular. Maduro pidió a los venezolanos que acudan a las urnas para recuperar el control del Congreso que se perdió en 2016 de manera contundente. "Al pueblo se lo digo, dejo mi destino en sus manos, si vuelve a ganar la oposición, yo me voy de la presidencia. Ellos están diciendo que el próximo domingo es un plebiscito. Los he escuchado haciendo un discurso para aprovecharse del sufrimiento del pueblo producto de las sanciones y además diciendo ‘vamos a la Asamblea Nacional a sacar a Maduro'”, dijo. La oposición no ha tomado en serio esa arenga.

Un dólar, 1,1 millones de bolívares

El dólar es el gran ganador de la crisis venezolana. Solo en noviembre y en medio de la anómala campaña electoral, el bolívar soberano perdió un 50% de su valor frente a la moneda norteamericana. Durante la década de los 50, se pagaban 3,5 bolívares por cada dólar. Veinte años más tarde, 4,30 bolívares. A mediados de los 90, el dólar llegó a costar 350 bolívares. Pero nada se asemeja al presente hiperinflacionario. Hugo Chávez le sacó tres ceros al billete para maquillar la pérdida de su valor. Hace dos años, Nicolás Maduro fue más drástico y le restó cinco ceros a la denominación. Nada ha frenado el deterioro. A pocas horas de votar, para adquirir un dólar se necesitaban 1,1 millones de bolívares soberanos en un país donde el 70% de las actividades económicas se realizan en divisas.