"Marchas por la libertad"

Grandes protestas en Francia contra la nueva ley de seguridad

Gran manifestación en París contra la ley de seguridad

Gran manifestación en París contra la ley de seguridad. / periodico

Irene Casado Sánchez

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"¿Quién nos protege del estado policial?" "¿Policía difuminada, justicia cegada?" Bajo estos eslóganes, miles de manifestantes se han dado cita en París, Burdeos, Toulouse, Lille, y otras tantas ciudades francesas, para participar en las "marchas por la libertad" este sábado 28 de noviembre. El objetivo de esta movilización masiva, organizada en plena pandemia, es poner freno al proyecto de ley de "seguridad global". 

En el punto de mira aparece su artículo 24, destinado a impedir la grabación y difusión de imágenes de policías y gendarmes durante sus operaciones. A título de ejemplo, esta misma disposición fue la única abolida por el Tribunal Constitucional en su sentencia sobre la conocida como "Ley Mordaza", considerando que se trataría de una "censura" por parte del Estado. 

La movilización, mayoritariamente pacífica, registró varios incidentes en París y Lyon, donde los conocidos como ‘casseurs’ -“agitadores”- degradaron el mobiliario urbano. Según las cifras del Ministerio del Interior, 133.000 personas se manifestaron en toda Francia -46.000 de ellas en la capital francesa- y 36 policías y gendarmes resultaron heridos.

Las protestas contra este texto, criticado con firmeza por la prensa y las organizaciones de defensa de los derechos humanos que consideran la eventual legislación como un ataque a la libertad de expresión y al derecho a informar, acontecen en un clima especialmente tenso. Este mismo lunes, la policía desmanteló un campamento de inmigrantes en la Plaza de la República de París haciendo uso de un importante exceso de violencia, las imágenes de la intervención indignaron a propios y extraños. Y, por si fuera poco, esta misma semana, una investigación periodística documentó otra operación policial en la que tres agentes se ensañan sin ningún motivo contra un productor de música negro. La Inspección General de la Policía Nacional (IGPN), conocida como "la policía de los policías", investiga actualmente ambas intervenciones. 

Imágenes "inaceptables y vergonzosas"

Ante la brutalidad de las imágenes, incluso Emmanuel Macrón condenó el suceso: “Las imágenes que todos hemos visto de la agresión contra Michel Zecler [el productor agredido] son inaceptables, son vergonzosas para todos nosotros. Francia nunca debe permitir la violencia o la brutalidad, no importa de quién o de dónde venga. Francia nunca debe dejar que el odio o el racismo prosperen”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.

Ambas deshonrosas intervenciones policiales, documentadas gracias a las imágenes tomadas por periodistas o ciudadanos, ponen sobre la mesa los riesgos ligados al artículo 24 de la contestada ley. En un informe del 12 de noviembre dirigido a las autoridades francesas, tres relatores del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas subrayan que "el uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas del orden" debe ser documentado. Por lo tanto, “la publicación de imágenes y grabaciones de intervenciones policiales” serían esenciales “para el respeto del derecho a la información” y “legítimas en el contexto del control democrático de las instituciones públicas”.

Defender el Estado de derecho

Siguiendo esta misma línea argumental, Olivier Faure, primer secretario del Partido Socialista, acudió a la marcha parisina para defender “el Estado de derecho”: “es inadmisible que en una semana como la que acabamos de vivir, el Gobierno se imagine imponernos un artículo 24 que nos prohíbe grabar en buenas condiciones escenas que deben ser documentadas para poder ser condenadas", deploró ante las cámaras de BFMTV.

Sin embargo, a pesar de las protestas, alertas y críticas, la Asamblea Nacional aprobó en primera lectura el polémico proyecto de ley este mismo martes. Tratando de calmar los ánimos entre la opinión pública, el primer ministro Jean Castex prometió la creación de una “comisión independiente” para reescribir el artículo 24.

Ante la indignación de la mayoría macronista en la Cámara Baja, donde muchos votaron a favor del proyecto legislativo bajo presión, el jefe del Ejecutivo se desdijo de sus palabras, asegurando a los parlamentarios que tendrán la última palabra sobre el texto. “Donde dije digo, digo Diego…”, una estrategia que podría apaciguar la cólera de sus compañeros de filas, pero que, a la vista de las movilizaciones multitudinarias de este sábado, no convence a los ciudadanos.