SEGUNDA OLA DE COVID

Corea del Sur endurece las restricciones y alerta sobre la crisis invernal

El país contabilizó 343 nuevos casos el miércoles, un máximo desde finales de agosto

Mercado de Bujeon en Busan.

Mercado de Bujeon en Busan. / periodico

Adrián Foncillas

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Hablan de "crisis" en Corea del Sur. Encadenan varios días superando los 200 contagios, que no muertos, con una población mayor a la española, y son suficientes para activar las alarmas, recuperar medidas de distanciamiento social y advertir de un invierno siniestro. Conviene echarle un vistazo de vez en cuando a Corea del Sur, epítome de gestión eficaz en el mundo en desarrollo, para refrescar la memoria sobre la magnitud de la amenaza incluso cuando se hacen bien las cosas.

El país contabilizó 343 nuevos casos el miércoles, lo que supone un máximo desde finales de agosto. De estos, 293 son infecciones domésticas y 177 corresponden a la región capitalina, donde viven unos 26 millones de personas, más de la mitad de la población nacional. La situación inquieta por dos motivos. Primero, porque no se alcanzaban esas cifras desde meses atrás. Y segundo, porque responden a una variedad de focos. Corea de Sur ha sufrido varios rebrotes pero siempre localizados (la iglesia de una oscura secta en Daegu, bares gays en la zona de ocio de Seul…) que facilitaban el aislamiento y seguimiento de los contagios. Esta semana se cuentan rebrotes en oficinas, cuarteles militares y universidades, lo que habla de infecciones más extendidas y complejas de controlar.

Situación seria en Seúl

"Nuestros esfuerzos contra el coronavirus están en crisis y la situación es particularmente seria en el área metropolitana de Seúl", alertó el martes el primer ministro, Chung Sye-kyun. "Nuestra decisión causará mayores inconvenientes para la vida cotidiana pero todos sabemos que la crisis será incluso mayor si no actuamos ahora", añadió.

Se refería Chung a la adopción del nivel 1,5 de distanciamiento social, el segundo en una escala de cinco, a partir de este jueves. No afectará a la vida laboral pero obligará extremar las precauciones en lugares de alto riesgo como bares, restaurantes, clubes y salas de conciertos. También limitará el aforo en festivales, conciertos y manifestaciones políticas a un centenar de personas, rebajará el aforo al 30 % en acontecimientos deportivos e iglesias y fijará el límite en las escuelas a las dos terceras partes de los estudiantes (el tercio restante seguirá las lecciones de forma virtual). Es un pequeño paso atrás de un país que ha evitado los dolorosos confinamientos y ha sido pionero en la celebración de elecciones generales o el regreso del campeonato nacional de fútbol.

Evitar viajes no esenciales

Urge aplanar la curva para evitar el nivel 2, previsto cuando la infección alcanza el nivel nacional. El nivel 2 desaconseja las reuniones y viajes no esenciales y provoca daños económicos más serios. También urge rebajar la tasa de contagios frente a un horizonte problemático en el que confluye la previsible temporada de gripe común y los multitudinarios exámenes nacionales del 3 de diciembre si no son pospuestos de nuevo. El Gobierno ya ha pedido mesura en las celebraciones de fin de año y que se cancelen todos los viajes al extranjero que no sean imprescindibles. También ha enviado a sus funcionarios a comprobar que todos llevan sus mascarillas en el transporte público, hospitales, bares, farmacias o instalaciones deportivas y multar con el equivalente de 75 euros a los infractores.

El coronavirus apenas se ha cobrado en Corea del Sur 498 fallecidos y la tasa de mortalidad se sitúa en el 1,7 %. Su receta incluye los conocidos ingredientes que explican el éxito en China, Singapur, Taiwán y otros países asiáticos: una sociedad solidaria que asume los sacrificios personales en tiempos convulsos y un gobierno que dirige el timón con eficacia y previsión. El hecho diferencial surcoreano es una obra de arte sanitaria de precisión suiza que incluye concienzudos mecanismo de rastreo, análisis y tratamiento.