Johnson irrita a Escocia al afirmar que la autonomía es un "desastre"

El primer ministro británico asegura que el laborista Tony Blair cometió su "mayor error" al concederle la devolución de poderes

Boris Johnson.

Boris Johnson. / periodico

Begoña Arce

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Boris Johnson ha hecho un inestimable regalo a los independentistas escoceses al calificar la devolución de poderes a Edimburgo en 1999 de "desastre" y "el mayor error" de Tony Blair como primer ministro. Los comentarios, realizados durante un encuentro virtual el lunes con un grupo de diputados conservadores ingleses y filtrados por el diario 'The Sun', fueron condenados por la oposición laborista y desataron la reacción inmediata de la líder del Partido Nacional Escocés (SNP) y ministra principal, Nicola Sturgeon. "Será bueno recordar esos comentarios del primer ministro cuando los 'tories' vuelvan a decir que no son una amenaza para los poderes del Parlamento escocés, o incluso más increíble, que apoyan una mayor devolución de poderes", escribió en un tuit. Sturgeon añadió que "la única manera de proteger y fortalecer" el Parlamento escocés es con la independencia de Escocia.

La nueva tormenta desatada por Johnson se produce a seis meses de unas elecciones autonómicas en Escocia de enorme importancia. El SNP empieza a calentar motores de una campaña a la que Johnson ha brindado una inesperada baza hacia el triunfo. Nadie duda que sus palabras se van a repetir una y otra vez en mítines y panfletos antes de la cita en las urnas el mes de mayo, en la que los sondeos le auguran un nuevo triunfo.

Aprobación popular

El SNP lleva gobernando más de una década y en verano registró un gran ascenso en las encuestas, alcanzando el 58%, y una gran aprobación popular de la gestión de Sturgeon de la crisis sanitaria del coronavirus, contrariamente a lo ocurrido con las autoridades de Londres. Sugerir, como ha hecho Johnson, que la Administración autónoma es "un desastre", deja entrever que vive ajeno a la realidad. Los conservadores se habían opuesto a finales de 1990 a la creación del Parlamento de Edimburgo, pero lo aceptaron posteriormente. Incluso el actual líder de los 'tories' en Escocia, Douglas Ross, ha reclamado este mes mayores poderes para la administración autónoma sobre inmigración y un papel formal en la Cámara de los Lores.

Segundo referéndum

El maltrecho equipo de Gobierno en Downing Street, desorganizado y en el punto de mira de opinión pública tras la bruca  marcha de dos de los principales asesores de Johnson, trató de paliar el daño sin negar los comentarios. "El primer ministro siempre ha apoyado la devolución, pero Tony Blair no previó el ascenso de los separatistas en Escocia", señaló un portavoz. "La devolución es estupenda, pero no cuando es utilizada por los separatistas nacionalistas para romper el Reino Unido".

Una renovada victoria del SNP en primavera aumentará la presión sobre el Gobierno británico para que autorice un segundo referéndum de independencia, con los sondeos dando a entender que el voto a favor es ahora mayoritario. Ese contexto hace aún más lamentable el desliz imprudente de Johnson, que el exministro conservador para Escocia, Malcolm Rifkind, criticó como el "típico" ejemplo de "la ligereza con la que se expresa" a veces el primer ministro.