TENSIÓN EN EEUU

Biden, sobre el enroque de Trump: "Francamente, es una vergüenza"

Biden anticipa una transición exitosa pese al "vergonzoso" bloqueo de Trump

Biden anticipa una transición exitosa pese al "vergonzoso" bloqueo de Trump. / periodico

Idoya Noain

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La saga de la tensa y potencialmente volátil transición que se está viviendo en Estados Unidos sigue sumando episodios. Este martes el presidente electo, Joe Biden, ha opinado que la insistencia de Donald Trump en proclamarse ganador es "francamente, una vergüenza". "Creo que no ayudará a su legado", ha añadido.

Eran las palabras más contundentes de Biden en una comparecencia para defender la reforma sanitaria de Barack Obama tras la que ha acabado ofreciendo su primera rueda de prensa desde que fuera declarado ganador el sábado. Y Biden se mostraba una vez más determinado a seguir con el proceso pese a la oposición a aceptarlo del presidente.

El demócrata, por ejemplo, ha recordado que "solo hay un presidente" y el actual es Trump. Pero también ha vuelto a demostrar que, como electo, no está dispuesto a que el republicano marque ni su agenda ni la del país. Ante el hecho, por ejemplo, de que no se les esté dando acceso a información clasificada ha dicho: "sería bonito tenerla pero no es crítico".  Y más en general ha asegurado que la negativa de la Administración a no aceptar la victoria demócrata "no tiene muchas consecuencias en nuestra planificación ni sobre lo que somos capaces de hacer entre ahora y el 20 de enero", durante la transición hasta la toma de posesión.

Líderes internacionales

Biden, por ejemplo, ha mantenido ya llamadas con líderes de Francia, Reino Unido, Alemania, Irlanda o Canadá, y ha asegurado que los dirigentes de esos países le han mostrado "esperanza de que las instituciones democráticas sean vistas otra vez como fuertes y duraderas".

También ha respondido el demócrata a unas polémicas declaraciones que ha hecho este martes del secretario de Estado, Mike Pompeo, que ha dicho que habrá "una transición tranquila a un segundo mandato de Donald Trump" y ha replicado la falsa narrativa de Trump que sugiere que los votos que han dado la victoria a Biden son ilegales". "Hasta ahora no hay pruebas de ninguna de las acusaciones que han hecho e presidente o el secretario de Estado".

Para explicar esa fidelidad del jefe de diplomacia a las peligrosas e infundadas acusaciones de Trump, o el silencio que están manteniendo también sobre ellas muchos republicanos, Biden ha denunciado que "todo el partido ha sido puesto en posición, salvo algunas excepciones notables, de ser algo intimidado por el presidente". Y cuando le han preguntado cómo podrá trabajar con los republicanos si ni siquiera le aceptan como presidente ha contestado con una sonrisa: "Me aceptarán, me aceptarán".

Departamento de Justicia

Esa aceptación de momento se hace esperar. Tras los primeros reveses para Trump en los tribunales por falta de pruebas en sus demandas para impugnar el escrutinio de las urnas, el fiscal general de EEUU, William Barr, ha puesto a su servicio al Departamento de Justicia. En un memorando hecho público el lunes, Barr, uno de los escuderos más fieles del presidente, autorizó a todos los fiscales federales del país a investigar el supuesto fraude electoral antes de que los resultados sean definitivos.

El objetivo es claro, pues en el escrito a sus subordinados Barr les insta a centrarse en investigar las "denuncias claras y aparentemente creíbles" y que "podrían potencialmente afectar al resultado de una elección federal en un estado concreto". Asimismo, les pide que descarten aquellas demandas que no modificarían el recuento actual, que da la victoria al demócrata Joe Biden. Estas, subraya, pueden retomarse una vez certificados los resultados.

De hecho, según los protocolos del Departamento de Justicia no debería de iniciarse una investigación de este tipo hasta que el recuento sea oficial. Barr califica estos protocolos de "pasivos y demorados" y opina que "pueden dar lugar a situaciones en las que una mala conducta electoral no pueda rectificarse de manera realista".

Renuncia en el departamento

La sugerencia de Barr a los fiscales generales provocó la renuncia, pocos minutos después, del director de delitos electorales del Departamento de Justicia, Richard Pilger, quien acusó a su superior de derogar "una norma de 40 años de no interferencia (federal) en investigaciones de fraude electoral durante el periodo anterior al de certificación de las elecciones".

La campaña de Trump y el Partido Republicano han interpuesto más de una decena de demandas -algunas ya retiradas- en varios estados denunciando supuestas irregularidades, pero aunque esos casos fuesen ciertos no parecen ser suficientes para revertir el resultado. Para ganar las elecciones en los tribunales, Trump debería darle la vuelta al escrutinio en Pensilvania, Georgia y Nevada o Arizona, todos ellos estados en los que Biden ya ha sido declarado ganador o lidera el escrutinio de forma clara.

"Estamos haciendo grandes progresos. Los resultados empezarán a llegar la próxima semana. Volvamos a hacer grande EEUU", dijo este martes el presidente a través de su cuenta de Twitter, sin ofrecer más detalles.

Mientras tanto, el proceso de transición hacia la Administración Biden sigue estancado. La agencia gubernamental encarcada de iniciarlo, la Administración de Servicios Generales, todavía no lo ha hecho a pesar de que el candidato demócrata cuenta con 290 votos electorales, una holgada ventaja frente al mínimo de 270 que marca la ley. Y con el objeto de preservar todos los documentos oficiales, varios comités del Congreso han recordado su obligación a la Casa Blanca y a las agencias del Gobierno de Trump.