Un año después

El regreso triunfal de Evo Morales a Bolivia

Evo Morales saluda a sus seguidores a su llegada a la ciudad boliviana de Villazón, este lunes

Evo Morales saluda a sus seguidores a su llegada a la ciudad boliviana de Villazón, este lunes / periodico

Abel Gilbert

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Evo Morales cruzó este lunes la frontera entre Argentina Bolivia para iniciar una caravana triunfal de dos días que lo llevará a Chimoré. Pisará otra vez el suelo de esa localidad de la región de Cochabamba un año después de haber sido derrocado y de subirse allí a un avión con destino a México. "Estaba seguro de que iba a volver, no pensé que tan pronto", dijo antes de abandonar la ciudad argentina de La Quiaca para cruzar la frontera y entrar en la boliviana de Villazón. El aplastante triunfo electoral de <strong>Luis Arce</strong> creó las condiciones para su retorno. Las causas judiciales en su contra se han convertido en papel mojado. Sus enemigos declarados, entre ellos el exministro de Interior del saliente Gobierno de facto, Arturo Murillo, ahora deberán responder ante los tribunales por sus acciones. Pero antes de que eso suceda, Morales y quien fuera su vicepresidente, Álvaro García Linera, atravesarán parte de Bolivia acompañados de dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS). La caravana se detendrá en distintos puntos para repetir el ritual de victoria.

El presidente argentino, Alberto Fernández, los despidió en el puente internacional. "El pueblo no se equivoca y ha ido a las urnas a revindicar el proyecto de Evo", les dijo antes de abrazarlos. Villazón pertenece a la región de Potosí. Una multitud se volcó en las calles en el momento de la entrada del exmandatario. La consigna "volvimos" se leyó en varias de sus calles. "Evo, Villazón te da la bienvenida", rezaba un cartel en la sede del municipio. Hubo bailes y música.  Globos y pancartas. 

Los nuevos desafíos

Morales enfrentó un golpe de Estado en noviembre del 2019 tras forzar una nueva reelección. El MAS ha recuperado ahora el poder sin recurrir a la candidatura de su líder exiliado. El binomio que integran Arce y David Choquehuanca ha permitido dejar atrás la tentativa de restauración política conservadora. El exlíder de los cocaleros ha tenido mucho que ver en el diseño de la estrategia electoral. Se encontrará con una Bolivia muy distinta a la que tuvo que abandonar a la carrera. Arce y Choquehuanca han recibido una herencia compleja. "El nuevo tiempo significa escuchar el mensaje de nuestros pueblos que viene del fondo de sus corazones, significa sanar heridas, mirarnos con respeto", dijo el vicepresidente durante la toma de posesión. El diario 'El Deber', de Santa Cruz, la región más hostil al MAS, calificó de "esperanzador" ese mensaje. Pero tanto Morales como Arce saben que en cualquier momento puede irrumpir el conflicto.

Un sector opositor todavía no ha podido digerir la derrota electoral. El cruceño Luis Camacho, quien tuvo un alto protagonismo en la conjura contra Evo en el 2019, todavía no ha reconocido el triunfo de Arce con los mismos argumentos que utiliza Donald Trump en Estados Unidos. El gran desafío del flamante Gobierno es aislar a los grupos radicales. No es el único frente de posibles tormentas en ciernes. Los militares jugaron un papel estelar en el derrocamiento de Morales. El Gobierno entrante debe garantizar ahora la subordinación de unos altos mandos que asociados con el Gobierno de facto. Por si fuera poco, Arce recibe una economía agrietada. Las expectativas de cambios son altas. Las posibilidades de llevarlos a cabo de inmediato, acotadas. Habrá que ver qué papel juega Morales para contener un eventual malestar de las bases. Por el momento, Arce espera que mantenga un perfil bajo.