Cambios geopolíticos
Europa espera un cambio a mejor con Biden
Políticos y analistas coinciden en que la situación no será como antes, que la UE tiene que reinventar la relación trasatlántica y desarrollar su "autonomía estratégica"
Silvia Martinez
Periodista
Silvia Martinez
Si de algo le han servido a la Unión Europea los cuatro años que ha pasado Donald Trump en la Casa Blanca como comandante en jefe de Estados Unidos es para saber con qué tipo de dirigente político prefiere no tener que lidiar al frente de la mayor potencia del mundo. En ese sentido, la llegada de <strong>Joe Biden</strong> a la Administración estadounidense es vista en Bruselas como una oportunidad de curar heridas, rebajar tensiones y reconducir unas relaciones trasatlánticas que han tocado fondo con el magnate inmobiliario. Nunca antes se habían escuchado palabras tan gruesas al otro lado del Atlántico, ni desafíos, desaires y ataques tan directos ni la desconfianza había sido tan profunda. No obstante, la llegada de Biden al Despacho Oval a partir del 20 de enero, sin embargo, tampoco será la panacea.
"El señor Biden es un multilateralista que quiere conformar un alianza de democracias y reformar la Organización Mundial del Comercio (OMC) en vez de debilitarla o destruirla" pero "no deberíamos ser demasiado entusiastas en la UE" porque su llegada no significará el regreso "a la vieja normalidad" sino que habrá que reinventar "una nueva normalidad", sostiene sin ingenuidad el presidente de la Comisión de Exteriores del Parlamento Europeo, el democristiano alemán David McAllister, ante la llegada de un nuevo inquilino a la Casa Blanca.
Estados Unidos ha cambiado profundamente y es difícil encontrar una política económica, comercial, medioambiental o de defensa, en la que la tendencia proteccionista, que arrancó antes de la llegada del multimillonario republicano, no haya dejado huella. Algo que se ha exacerbado estos últimos años con un repliegue total. Trump ha sacado a su país de muchos de los grandes pactos internacionales firmados por sus antecesores. Entre ellos el Acuerdo de París sobre cambio climático -una salida que se hizo efectiva precisamente la noche electoral-, la Unesco, el acuerdo nuclear con Irán (JCPOA) o el Tratado de cielos abiertos sobre control de armamento.
Tensiones comerciales
También ha disparado las tensiones comerciales y las amenazas de guerra arancelaria con la UE, castigando al aluminio y el acero y con la espada de Damocles sobre los coches, y, particularmente, con China, un "rival sistémico" también para la UE. Ha desacreditado continuamente organismos como la OMC y la Organización Mundial de la Salud (OMS), a quien ha suspendido la financiación, y no ha dejado de alimentar disputas en la OTAN por el aumento del gasto en defensa, que empezó con Barack Obama, amagando incluso con abandonarla.
La victoria de Biden abrirá la puerta a restaurar viejas alianzas o, al menos, reparar parte de los destrozos causados en seguridad, defensa, relaciones con China, Irán y Oriente Medio o la política digital y el comercio. El propio exvicepresidente con Obama ha prometido que Estados Unidos regresará al multilateralismo y al Acuerdo de París, una prioridad absoluta para la UE, lo que augura un enfoque más constructivo y una agenda más positiva. "Las relaciones entre Europa y Estados Unidos serán más positivas", ha asegurado este lunes el alto representate para la política exterior, Josep Borrell, en declaraciones a la SER. Sin embargo, políticos y analistas europeos no se hacen ilusiones ante la posibilidad de revertir todos los cambios. Especialmente en relación al America first y, menos aún, si se tiene en cuenta que la gran prioridad del demócrata no será Europa sino luchar contra una pandemia de coronavirus descontrolada y reconciliar a un país absolutamente dividido.
De ahí, los llamamientos en la UE a desarrollar lo que han bautizado como "autonomía estratégica" y que, según Borrell, significa defender "intereses y valores" de forma autónoma, sin esperar al liderazgo estadounidense, asumiendo una mayor responsabilidad y protagonismo en la esfera internacional y convirtiéndose de una vez por todas en la tercera gran potencial mundial. "Es en interés de nuestra propia seguridad poder hacer frente a crisis en nuestra puerta" y "esto se aplica más que nunca después de las elecciones, independientemente de quién gane", decía hace unos días el ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas.
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