GUERRA EN EL CIBERESPACIO

Las redes sociales tratan de contener la desinformación

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Carles Planas Bou

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Rechazar los resultados y poner en duda el sistema electoral de Estados Unidos. Durante los meses anteriores a las elecciones, el presidente Donald Trump se encargó de revelar cual sería su estrategia si los recuentos se alargaban y la balanza se decantaba del lado de Joe Bidencomo está sucediendo. Eso dio margen para que las grandes plataformas como Facebook y Twitter se preparasen para contener una ola de desinformación digital que no ha parado de crecer.

Durante las primeras horas, las redes sociales lograron contener los rumores. Sin embargo, a medida que el miércoles el recuento en estados clave como Wisconsin y Michigan se teñían de azul los republicanos pusieron en marcha la maquinaria de fango para agrietar ese dique tecnológico. "Esto es un fraude", señalaba Trump utilizando el podio presidencial de la Casa Blanca. "Nos estamos preparando para ganar esta elección. Francamente, hemos ganado esta elección". Con esa mentira, el presidente activaba una estrategia electoral cocida a fuego lento que ha calado entre sus seguidores y que se ha servido de las plataformas para amplificar las conspiraciones sobre un fraude electoral.

Poco después, Trump difundía un mensaje falso señalando el recuento de votos en Michigan, su hijo Eric difundía bulos sobre la quema de 80.000 votos —que resultaban ser de muestra, no oficiales— y la campaña del presidente y su secretaria de prensa, Kayleigh McEnany, se autoproclamaban ganadores de Pensilvania.

Los círculos ultraconservadores también hicieron circular rumores de que los trabajadores electorales dieron rotuladores a los votantes de Trump para que las máquinas no pudiesen leer su voto, una teoría que ya se conoce como ‘Sharpiegate’. A pesar de ser contrastados y desmentidos, las acusaciones tardaron poco en convertirse en virales.

Rápida reacción

La proliferación de ese contenido tóxico llevó a las plataformas a responder con rapidez. Además de destacar el recuento oficial de votos en la cabecera y ofrecer vínculos con información, Twitter ha ocultado parcialmente esos mensajes con advertencias de falsedades y ha restringido la posibilidad de compartiros y comentarlos.  Hasta seis de los 14 tuits publicados por Trump el miércoles fueron marcados como "engañosos". Twitter desactivó un red de 150 cuentas que difundían conspiraciones contra Biden y marcó un mensaje de Ben Wikler, jefe del Partido Demócrata de Wisconsin, por declarar victoria en el estado antes que lo hicieran los medios.

Por su parte, Facebook ha actuado con menos contundencia, etiquetando esos mensajes falsos con una contextualización que, sin embargo, no evita la difusión ni el impacto de esas mentiras. Aunque en un principio rechazó etiquetar los posts que proclamaban anticipadamente la victoria en algún estado, la plataforma de Mark Zuckerberg cambió su rumbo el miércoles y empezó a señalar la desinformación. Tanto Facebook como Instagram avisan con notificaciones a sus usuarios de que el recuento aún no ha terminado.

Capítulo a parte merece Youtube. Su página principal mostraba información precisa del recuento y los vídeos de las elecciones tienen un vínculo con los resultados oficiales de The Associated Press. Sin embargo, la plataforma ha sido duramente criticada por permitir la emisión de canales en los que se daba falsamente por ganador a Trump y se difundían esos bulos sobre fraude electoral, algunos con hasta 3,5 millones de visualizaciones. En uno incluso aparecía su exasesor y gurú de la extrema derecha, Steve Bannon, (acusado de defraudar cientos de miles de dólares de donaciones a una campaña para construir el muro) pidiendo a los estadounidenses recurrir a las armas para "no permitir la infamia".

En un comunicado, la propia plataforma, propiedad de Google, ha explicado que no ha borrado esos vídeos con acusaciones no probadas a pesar de que su "contenido demostrablemente falso socava la confianza en el proceso democrático”, solo sus anuncios. "Twitter y Facebook trataron de adelantarse a la amenaza, Youtube reaccionó como si no hubiera amenaza a la integridad de las elecciones", ha señalado el tecnólogo Casey Newton.

Su impacto no es menospreciable. Hasta un 26% de los adultos estadounidenses recurren a la mayor plataforma de vídeo del mundo para informarse y de estos un 76% la consideran una fuente importante, según un estudio del Pew Research Center publicado en setiembre.

De las redes a las calles

Desde el martes, la respuesta de las redes sociales ha sido más rápida y contundente de lo que habían hecho nunca antes. Facebook, Twitter y Youtube aseguran que el trabajo no está hecho y que seguirán pendientes de los riesgos que puedan surgir. “La audiencia está hiperfocalizada en un momento en el que hay una gran cantidad de incertidumbre y los malos actores puede servirse de ello de manera oportunista”, señalaba al ‘New York Times’ el director del Laboratorio de Investigación Forense Digital del Atlantic Council, Graham Brookie.

Ese será su principal reto hasta que se certifique un ganador presidencial, pero también después de esclarecerse el resultado, pues se teme que esas plataformas sean instrumentalizadas para que grupos radicales organicen protestas e incluso acciones violentas para tratar de frenar unos recuentos que pueden convertir a Biden en presidente.

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