Debate social

Polonia defiende en la calle el derecho al aborto

Manifestantes en Gdnya, Polonia este miércoles

Manifestantes en Gdnya, Polonia este miércoles / periodico

Gabrielle Colchen

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Polonia está viviendo protestas históricas tras la prohibición casi total de abortar en el país. Los manifestantes, que fueron 100.000 este viernes en Varsovia tras siete días consecutivos de protestas, piden la dimisión del Gobierno. El Tribunal Constitucional polaco invalidó la semana pasada el artículo que permitía a las mujeres abortar en caso de malformación del feto, lo que llevará a un aumento de los abortos clandestinos. La presión popular ha hecho que el Gobierno esté dispuesto a suavizar las directrices de la sentencia del Constituional y permita abortar en el caso de que el feto no sea viable.

Las calles de la capital, Varsovia, y otras ciudades como Gdansk, Cracovia, Gdnya, Poznan y Breslavia son escenario de multitudinarias protestas desde más de una semana. Marta Paczkowska, coordinadora de la oficina de la Federación para Mujeres y Planificación Familiar de Polonia, explica que estas manifestaciones "no tienen precedente". "No hemos visto protestas tan importantes desde la caída del comunismo", explica a El Periódico.

El movimiento se ha ampliado y está integrado no solamente por mujeres sino también por hombres que han decidido salir a la calle. Marta explica que "el límite se ha superado, la gente está tan enfadada que incluso personas que nunca se han manifestado en favor del aborto antes se han despertado". Las manifestaciones van más allá de la cuestión de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Una grande parte de la sociedad está cansada del partido ultraderechista Ley y Justicia (PiS), que lidera una coalición en Polonia con mayoría absoluta. "La gente no solo manifiesta contra las restricciones al aborto sino contra el Gobierno y el partido ultraconservador que está en el poder desde el 2015" describe Marta.

Una estrategia política

El Tribunal Constitucional de Polonia, a demanda de varios parlamentarios del PiS, ha restringido el acceso al aborto en casos de malformación del feto, lo que representa el 97% de los abortos anuales, con el argumento de que este tipo de aborto es una forma de eugenesia que va en contra de la dignidad humana. Según Marta, el partido liderado por el controvertido Jaroslaw Kaczynski utiliza la excusa del riesgo de eugenesia para obtener el apoyo de la fracción más conservadora de la sociedad en su lucha política.

Ya que la decisión fue tomada por el Tribunal Constitucional, "es prácticamente inmutable" deplora Marta. Las protestas no han sido en vano y manifestantes han conseguido una pequeña victoria gracias a la presión en la calle: un nuevo proyecto de ley autorizará el aborto en caso de malformación muy grave del feto. 

Polonia ocupaba ya la segunda posición en la lista de países europeos con reglamentaciones más duras sobre el aborto que lo prohíbe sin excepciones. La ley polaca permitía abortar en solo tres excepciones: violación de la mujer o incesto, alto riesgo para la salud de la mujer y malformación del feto. El país de 38 millones de habitantes realiza oficialmente 1.110 abortos cada año, una cifra baja en comparación con otros países europeos.

Un peligro para la mujer

El aborto ilegal o en países vecinos es una salida habitual para las mujeres polacas y representa alrededor de 120.000 interrupción voluntaria del embarazo por año. Estas prácticas peligrosas aumentarán aun más. La trabajadora social Marta Paczkowska está particularmente preocupada para las mujeres sin recursos económicos. "Las mujeres tienen que viajar a otro país europeo para abortar o comprar pastillas en el internet, pero ¿cómo harán las mujeres que no tienen dinero?", lamenta Marta.

Aunque la ley polaca no sanciona a la mujer por abortar, todas personas que ayudan una mujer a hacer llevar a cabo una interrupción del embarazo ilegalmente se exponen a hasta 3 años de prisión. Con la controvertida sentencia judicial, las mujeres tendrán que llevar a cabo su embarazo aunque el feto tenga malformaciones severas, lo que representa una dura prueba psicológica para la mujer.

Difícil acceso a la contracepción

En el país, manda la educación religiosa y esta es una barrera a la educación sexual. La trabajadora social polaca explica que desde el 2015, el acceso a la contracepción y a la educación sexual ha disminuido a causa del "lavado de cerebro" de la Iglesia. Al mismo tiempo que Polonia dificulta el acceso al aborto, también es el país de Europa que más restringe el acceso a la contracepción.

Practicar un aborto, incluso cuando es legal, es un pedregoso camino para la mujer. Solo 1.000 hospitales pueden practicar abortos en toda Polonia. Es también común que los doctores se niegan a interrumpir el embarazo por clausula de conciencia, dificultando aun más el proceso.

La sociedad polaca sigue siendo muy católica ya que el 92% de los polacos se consideran seguidores de esta religión, según el Instituto de la Estadística de la Iglesia de Polonia en el 2017. Sin embargo, Marta  Paczkowska explica que el 69% de la sociedad polaca está a favor de que "las mujeres puedan elegir". Aunque la mentalidad de la parte más tradicional de la sociedad choca con la juventud, los ultraconservadores representan una minoría, lo que explica que el movimiento de contestación sea tan masivo. "Tenemos que mostrarles que no abandonamos, que vamos a seguir luchando por nuestros derechos, es la única cosa que podemos hacer", concluye la asistenta social.

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