AUGE ULTRA EN EUROPA

La sombra de la extrema derecha amenaza a Portugal

El líder del partido ultraderechista portugués Chega, Andre Ventura.

El líder del partido ultraderechista portugués Chega, Andre Ventura. / periodico

Lucas Font

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La extrema derecha pisa fuerte en Portugal, un país en el que hace poco, a diferencia de otros europeos, los movimientos ultras eran prácticamente irrelevantes. El <strong>discurso nacionalista y populista</strong> del <strong>partido ultra Chega</strong> (Basta, en portugués) y de su líder, el<strong> vehemente André Ventura</strong>, está calando cada vez más en la población lusa. O al menos es lo que dicen todas las encuestas, que dan cuenta del rápido crecimiento de esta fuerza política nacida a finales del 2018 y que en cuestión de meses consiguió un escaño en las elecciones legislativas del 2019. Un resultado anecdótico en aquel momento -el partido fue la séptima fuerza más votada con un 1,29% de los votos- pero que ahora preocupa a todos los lados del espectro político.

El último sondeo de Intercampus publicado a mediados de octubre en 'Jornal de Negocios y el 'Correio da Manhã' sitúa a Ventura como el tercer candidato más votado con un 8,2% en las próximas elecciones presidenciales, solo por detrás del actual presidente, el conservador Marcelo Rebelo da Sousa (56,2%), y la exeurodiputada socialista Ana Gomes (17,2%). Más generosa es la encuesta de Eurosondagem publicada unos días antes en 'Porto Canal' y el semanario 'Sol', que coloca a Chega como la segunda fuerza con un 11% de los votos, frente al 10% de Gomes.

"El auge de Chega se debe a una insatisfacción del electorado con los partidos tradicionales y en especial con el conservador PSD [principal partido de la oposición], en crisis desde 2015", explica Riccardo Marchi, investigador del Instituto Universitario de Lisboa y experto en la derecha radical. Marchi destaca las dotes de comunicación y la buena imagen que Ventura ha conseguido transmitir, acompañado de un discurso nacionalista que señala a las minorías como reponsables de la violencia y la inseguridad. "Este discurso tiene especial calado en las periferias urbanas", asegura el investigador.

Castración obligatoria de agresores

Desde su fundación, el partido de Ventura -ex militante del PSD- ha defendido una reforma de la Constitución, ya que, en su opinión, está basada en "los viejos mitos de la izquierda". Se posiciona en contra de las políticas de igualdad de género, tiene un discurso duro contra la inmigración irregular, defiende la "ley y el orden", promueve las bajadas de impuestos y el fin de los subsidios y está a favor de endurecer las penas de cárcel en caso de delito terrorista o sexual. Una de sus propuestas más polémicas, y calificada de inconstitucional, es la castración obligatoria a todos aquellos que agredan sexualmente a personas menores de 16 años.

La tensión en la calle ha ido en aumento en los últimos meses, alcanzando su punto álgido a finales de julio con el asesinato a tiros y a pleno día del actor negro Bruno Candé. Cientos de personas salieron a las calles en los días siguientes para denunciar lo que consideran una muestra más de violencia racista. Ese mismo fin de semana, Ventura y otros miembros de Chega participaron en otra manifestación bajo el lema 'Portugal no es racista', a pesar de que los ataques y amenazas se han repetido desde entonces.

La Red Europea Contra el Racismo (ENAR, en sus siglas en inglés) advirtió en septiembre de un "aumento muy preocupante" de los ataques con motivación racista en el país. Según la entidad que agrupa a varias oenegés, estos ataques han sido provocados por la aparición de la extrema derecha. Algo que no comparte el miembro fundador de la organización SOS Racismo José Falcao, quien considera que el racismo siempre estuvo allí. "Ahora hay una mayor visibilidad, pero en Portugal existe un racismo institucional desde hace años", asegura el activista desde la sede de la organización en Lisboa, la cual ha sido foco de ataques de organizaciones de extrema derecha en los últimos meses.

Amenazas

El activista Mamadou Ba, otro miembro de SOS Racismo, recibió en agosto junto a tres diputadas portuguesas un correo electrónico en el que un grupo de extrema derecha, vinculado según la prensa portuguesa a Chega, les instaba a abandonar el país en 48 horas bajo posibles represalias contra ellos y sus familias. La fiscalía está investigando estas amenazas, al igual que a los responsables de las pintadas y los ataques contra la sede de la organización, frente a la cual decenas de ultraderechistas se concentraron ese mismo mes con antorchas y con máscaras que les cubrían el rostro. Desde entonces han reforzado con barras de metal las puertas de las oficinas. "Claro que tengo miedo", asegura Falcao. "Pero no vamos a dejar que el miedo nos impida luchar por aquello en lo que creemos", concluye.

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