GUERRA EN EL CÁUCASO

No hay tregua para los civiles en el Alto Karabaj

Un civil mira tras la ventana destrozada de su casa.

Un civil mira tras la ventana destrozada de su casa. / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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Martuni, a seis kilómetros del frente de guerra, es un pueblo abandonado. Donde hace dos semanas —antes de que empezase la guerra entre Armenia y Azerbaiyán— vivían cerca de 5.000 personas, ahora quedan 500, pero parecen muchas menos. Pero están ahí, aunque escondidas en sus sótanos.

Tienen más que motivos suficientes: Martuni ha sido uno de los pueblos de la zona más castigados por la artillería azerbaiyana. Solo hace falta visitar sus calles: cerca de una cuarta parte de las viviendas del lugar apenas se aguanta en pie. Las demás no tienen ventanas ni puertas.

El pueblo fue bombardeado diariamente estas semanas anteriores, antes de la firma de tregua humanitaria este sábado, entre los dos países enfrentados. Pero el documento, algo más de 24 horas después de ser acordado, parece papel mojado.

El domingo, a las 12 de la noche,  Stepanakert, Shusha, Martakert y Martuni, las principales localidades del Alto Karabaj se despertaron con el ruido de las bombas. Fueron un goteo constante, cada tantos minutos: ahora una, ahora otra, una más después, y terminaron, al final, a las cuatro de la madrugada con una salva definitiva.

"Él estaba en casa… No quiso venir al refugio. Dijo que no hacía falta. Todos los demás estábamos aquí. Todo tembló. Fue horrible…" dice Venera, habitante de Martuni, desde el refugio donde lleva encerrada las dos últimas semanas. Quien estaba en casa era su suegro. Murió durante los bombardeos de la pasada madrugada.

"Estuvimos toda la noche en el refugio, sin saber qué había ocurrido. Pensábamos que las bombas nos habían caído encima. Pero esta mañana hemos salido y lo hemos visto. Hemos ido a casa. Han llevado una excavadora para retirar los escombros y  han encontrado su cadáver. Se lo han llevado a la morgue de Stepanakert", continúa Venera, con lágrimas en los ojos y parando cada poco para poder respirar. La historia de la familia es trágica: dos de sus cuñados murieron en la guerra de los noventa. Ahora les sigue su padre. Esto es el Cáucaso: aquí, la guerra no deja familia sin tocar.

Ataques a ambos lados

Ataques a ambos ladosY, además, afecta a ambos parte enfrentadas. Pasadas algunas horas tras los bombardeos azerbaiyanos sobre el Karabaj, los armenios han respondido: han lanzado varios proyectiles contra la ciudad azerbaiyana de Ganja, a más de 60 kilómetros del frente. Un edificio ha sido destruido por completo y nueve personas, civiles que dormían en sus casas, han muerto.

Casi unos setenta civiles han muerto ya, entre ambos bandos. Todos por bombardeos. “Nunca he visto algo así, ni en las películas —dice Venera desde su refugio—. [Este domingo por la noche] nos bombardearon dos veces: a las 12:30 y a las 3:30 de la madrugada. La primera vez fue cuando cayó a nuestra casa. Cuando mi suegro murió. ¿Por qué nos atacan a nosotros? No entendemos por qué nos bombardean. Lo hacen aposta. Aquí no hay objetivos militares".

Pero este conflicto es así: como con las masacres y muertes de la guerra anterior, que duró desde 1988 a 1994 y dejó cerca de 30.000 muertos, azerbaiyanos y armenios se acusan mutuamente de genocidas, de terroristas, de criminales de guerra y de ser los únicos, en este conflicto, que disparan a propósito contra la población civil. Pero ambos lo han hecho. Aunque sí que hay una certeza: durante estas semanas, Azerbaiyán, porque está a la ofensiva, lo ha hecho con algo más intensidad.

“Guerra patriótica”

“Guerra patriótica”"Nosotros somos aliados de la paz, pero no podemos estar callados cuando el país que lucha contra nosotros quiere destruir nuestra historia, nuestra tierra y nuestra gente. Esta es una guerra patriótica, y pedimos a todos los armenios del mundo que nos apoyen moralmente, económicamente y que, si pueden, vengan a luchar con sus hermanos. Que lo sepan: si Azerbaiyán quiere guerra, la tendrá", ha dicho este domingo en una rueda de prensa en Stepanakert el presidente del Alto Karabaj, Arayik Harutyunyan.

Llamar a este conflicto "guerra patriótica" está hecho con la mayor de las intenciones: así es como se llamó en la Unión Soviética la segunda guerra mundial.

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